Capítulo 18.- Cuñadas.

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—Deberíamos tener una charla de cuñadas.—soltó de la nada Kat.

—¿Cómo sería una charla de cuñadas?—pregunté mirándola fijamente.

—Yo te pregunto algunas cosas, tú respondes, y luego es tu turno de hacer preguntas y yo respondo.—se encogió de hombros Kat.

—Me parece bien.—respondí, era una buena forma de perder el tiempo.

—¿Cómo de conocieron mi hermano y tú?—Kat sonrió de una forma traviesa y se acomodó mejor en la cama para darme toda su atención.

—Ehh...realmente no es una historia interesante...—comencé a hablar.—Teníamos una amiga en común.—respondí con lo que daddy me había dicho anteriormente. 

—¿Qué amiga?—cuestionó.—Bueno, no importa, de todas formas no conozco a las amigas de Gazzy.—murmuró.—¿Qué intenciones tienes con mi hermano?—preguntó viéndome fijamente.

—Mas bien deberías preguntarle a tu hermano que intenciones tiene conmigo.—pensé.

—¿A qué te refieres?—finalmente hablé.

—No sé, ¿lo quieres? ¿quieres robarle su dinero? ¿buscas fama?—Kat me apuntó con el dedo en un intento de amenaza.

—No.—respondí apresuradamente.—Lo que menos busco es perjudicar de alguna manera a Gazzy.—expliqué a la niña.

—¿Él te quiere?

—No sé.—respondí sincera.

—Bueno, de todas maneras yo soy su hermanita, debes saber que él siempre me querrá más a mí que a ti.—explicó sonriendo triunfante.

Quedé sin palabras por su repentino cambio de actitud, ¿acaso tendría que competir con ella por el cariño de daddy?

Reaccioné y la miré entrecerrando mis ojos. Una guerra de miradas se avecinaba, sin embargo, fue interrumpida por el ruido de la puerta, era la enfermera quien traía el almuerzo de Kat.

—Al fin, me estaba muriendo de hambre.—mencionó Kat cuando la enfermera dejaba la bandeja en su regazo.

—Vendré por esto en una media hora, no olvides comerte toda tu comida Kat.—habló dulcemente la enferma saliendo del cuarto. Kat le sonrió, volteó a verme y su sonrisa desapareció.

—Alessia.—sonrió al hablarme.—No pienses que es una competencia por Gazzy, porque si lo piensas de esa forma, yo ya gané la competencia.—finalizó concentrándose en su almuerzo.

¿En dónde vine a meterme? había venido con toda la intención de ser amable, pero esto definitivamente se iba a volver un campo de batalla.

Me levanté de mi asiento indignada y me dirigí a la puerta.

—¿A dónde vas?—alzó la voz Kat.

—Que te importa.—respondí y salí del cuarto. Inmediatamente me arrepentí de haberle respondido así, seguro le diría a daddy que la trate mal. 

Inhalé y exhalé, caminé con rumbo a la cafetería del hospital, yo igual almorzaría. Llegué a la cafetería, pedí un jugo natural y un pan con jamón y queso. Me senté en una mesa y comencé a comer tranquilamente, saqué mi teléfono en un intento de marcar a daddy, no contestó.

Cuando terminé de comer volví al cuarto con la intención de dejar de las cosas claras con Kat, la odiosa Kat.

—¿Dónde estabas?—cuestionó la odiosa Kat cuando entré en el cuarto. 

—Estaba almorzando.—respondí dejando mi teléfono en la mesita al lado de su cama.—Bien Kat, vamos a terminar la charla de cuñadas que sugeriste.—hablé estirando mis brazos en un intento fallido de verme ruda.—Vine aquí por Gazzy, no estoy aquí porque me interese conocerte, y lamentablemente tendré que estar contigo varios días más, y desafortunadamente también tendrás que compartir a tu hermano conmigo, así que yo sugiero que nos comencemos a llevar relativamente bien o al menos que lo intentemos, porque estoy segura que ninguna de nosotras que quiere fallarle de alguna u otra forma a Gazzy.—hablé firmemente.—Así que, cuñadita, espero que la pasemos bien estando estos días juntas.

—Le diré a mi hermano que me has tratado mal.—amenazó poniéndose de pie frente a mí.

—Está bien.—me encogí de hombros fingiendo estar despreocupada, si Kat le contaba a daddy de esto, podía darme por muerta. 

Kat frunció su ceño. Mi teléfono comenzó a sonar y vibrar, ambas dirigimos nuestras miradas al celular, desde nuestra posición se podía ver claramente que llamaba Gazzy. Volteamos a vernos de frente pensando lo mismo, Kat saltó sobre la cama y yo corrí por al lado de esta para llegar al teléfono, no obstante, Katia lo tomó y contestó antes que yo.

—Gazzy.—chilló Kat.—¿Cómo has estado? ¿cuándo vienes?—preguntó Kat.

La miré con miedo, en serio no quería que le contase a daddy. Aparté la vista de ella y me acerqué a una ventana, el cuarto en donde estábamos se encontraba a tres pisos de altura, las ganas de lanzarme por la ventana estaban creciendo en mi interior, si me lanzo ¿hay probabilidades de que sobreviva? 

—¿Qué? ¿qué cómo lo estoy pasando con Alessia?—Kat habló fuerte y yo instantáneamente la miré.—De maravilla, es una persona muy genial—dijo logrando tranquilizar mi interior.—Estoy muy agradecida de que haya viajado hasta acá.—continuó hablando.—Te la paso.—Kat se levantó de la cama y caminó hacia mi tendiéndome el teléfono con una sonrisa en su boca, una verdadera sonrisa amigable.

—Gazzy.—hablé soltando un suspiro.

—¿Cómo va todo por allá?—preguntó.

—Bien, todo bien, aunque podría ir mejor.—respondí animada.

—Todo siempre puede ir mejor, pero no debes pensar en eso, sino disfrutar el momento.—respondió.

—¿Te has levantado sabio?—cuestioné riendo.

—No todo el tiempo soy un idiota que se droga.—respondió.

—No dije que fueras un idiota.

—No importa, de todas formas, lo soy.—concluyó.—Lamento haberte puesto en esta situación.

—No es una molestia.

—Solo dices eso por cortesía.—dedujo erróneamente.

—No, jamás es una molestia cuando se trata de ti.

—Creo que no soy el único que se levantó sabio.—rió desde el otro lado del teléfono.

—Si como sea, bueno, me tengo que ir.—hablé, me había dado cuenta que cada vez que hablaba con daddy lo extrañaba más y más, y me daban ganas de echarme a llorar por no tenerlo cerca, no quería llorar por teléfono, y si lo hacia no quería estar dándole una explicación tan tonta como «lloro porque te extraño mucho».—Adiós, que tengas una bonita tarde.

—Alessia, otra vez me...—su voz fue silenciada abruptamente cuando corté la llamada.

—¿Por qué le has cortado?—preguntó confusa Kat.

—Porque lo echo de menos.

—Pero...—volvió a cuestionar Kat.

—¿Por qué no vemos televisión?—le pregunté sentándome en el sillón.

—Veamos una película.—sugirió Kat. 

Se levantó y en el mueble al lado de la televisión sacó CDs y puso uno, en la pantalla se leyó claramente que era Jurassic World 2.

Ambas nos pusimos cómodas en nuestros respectivos lugares. A mitad de película el abismo de emociones que sentía salió a flote y rompí a llorar cuando el dinosaurio de cuello largo queda abandonado en la isla que estaba siendo destruida por la erupción del volcán.

—¿Te dio mucha pena esta parte?—preguntó tímidamente Kat.

—Algo así.—sollocé levemente.

Kat se levantó y vino a sentarme en mi regazo para abrazarme.

—No llores es una película, es ficción.—comentó Kat intentando tranquilizarme.—No es la realidad.—susurró en mi oído como si estuviera contándome un secreto.

Después de todo, la odiosa Kat no era tan odiosa.

Little Princess (Lil Pump//Daddy Kink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora