Capítulo 28.- Fiesta.

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Sentí unos toques en la puerta de mi cuarto.

—Cherry, no puedes actuar como una niña.—la voz de daddy se escuchaba calmada.

—Claro que puedo.—grité.

Daddy rió.

—Está bien, como quieras.—habló.—Pero te advierto que no te llevaré a la fiesta si sigues haciendo berrinche.

Me levanté de la cama y abrí la puerta, dejando ver a daddy, quién había estado todo este tiempo detrás de la puerta.

—¿Iremos?—cuestioné.

—Solo si tu quieres ir.—se encogió de hombros.

Asentí.

—No sé porqué te interesa ir a una fiesta, no tienen nada bueno.—comentó daddy.

—Pero a ti te gustan, por algo vas casi todas las noches.—argumenté.

—Lo que a mi me gusta, no necesariamente te tiene que gustar a ti.—respondió.—¿Acaso te gustan las drogas y el alcohol?—cuestionó.

Negué. 

—Eso es lo que encontrarás en el lugar al que vamos.

—Está bien.—me encogí de hombros.

El tiempo pasó y con daddy nos arreglamos para ir a la fiesta.

Llegamos a fiesta cerca de las 10:00 p.m, apenas llegamos me arrepentí de haber insistido tanto con venir, era un desastre total. Dentro del lugar habían muchas mujeres casi desnudas bailando, el olor a marihuana se adentraba por mis fosas nasales. 

—Bien, aquí estamos.—daddy habló alto debido al ruido.—¿Quieres un trago?

No alcancé a responder y daddy ya estaba caminando hacia una barra, lo seguí.

Me tendió un vaso y comenzamos a caminar otra vez, encontrándonos al grupo de amigos de daddy, los saludamos y nos sentamos junto a ellos.

Prontamente purpp le dio lean a daddy y también comenzaron a fumar marihuana.

—¿Quieres?—purpp me ofreció su porro.

—No, gracias.—le sonreí.

—Vamos, prueba un poco.—dudé y busqué la mirada de daddy, sin embargo, él estaba conversando con Bhad Bhabie.

—No sé hacerlo.—expliqué a modo de excusa.

—Nunca es tarde para aprender.—sonrió purpp, pues él había logrado convencerme.

Recibí el porro y lo sostuve con delicadeza y casi con miedo.

—Sostenlo como quieras.—habló.—Es igual a como lo hiciste en Miami, pero esperemos que esta vez no te mueras tosiendo.—se burló amistosamente.

Mis mejillas se tiñeron de rojo al recordar ese vergonzoso momento.

Posicioné el porro entres mis labios, e inhale cerrando mis ojos, sentí el humo entrar en mi cuerpo y también sentí como volvía a subir para abandonarlo. Boté el humo con mis labios, esta vez no había tosido haciendo un escándalo.

—Definitivamente has mejorado.—se sorprendió purpp.

—Gracias, supongo.—me reí y le tendí su porro de vuelta.

—Quédatelo, fúmatelo tu.—casi ordenó purpp.

Asentí a modo de respuesta.

El lugar estaba repleto de personas, me estaba sofocando y eso me mareaba. Caminé por la casa, a la vez que me fumaba el porro, hasta que finalmente encontrar una puerta que daba al patio. Salí y habían algunas personas bebiendo y fumando, pero definitivamente eran menor cantidad.

Me fumé el porro apoyada en la pared, tranquilamente, no sabía si el porro ya había "surgido efecto" pero las cosas habían cambiado un poco, las lograba ver desde otras perspectivas. Terminé de darle la última calada y lo boté en el suelo, apagándolo con mi pie. No pude evitar pensar en daddy, lo quería mucho, y a veces dudaba si él realmente me quería, generalmente siempre me hacía sentir como una carga para él.

Sabía que él estaba loco, pero ¿quién realmente no lo estaba? él estaba loco y yo estaba loca por él. Con solo verlo hace que yo sonría, quiero provocar lo mismo en daddy. Quiero que cada vez que me mire tenga ganas de besarme, quiero que piense en mí antes de dormir o cuando no pueda dormir, que piense en mí incluso cuando no pueda pensar. Quiero que sostenga mi mano por toda la eternidad. Él ya tiene todo lo que yo jamás podría darle, sin embargo, lo único que me queda para ofrecerle es mi amor sincero, que verdaderamente es poco a comparación con lo que él se merece.

Decidí entrar de vuelta en la casa, busqué a daddy y lo encontré en el mismo lugar. Sonreí, diablos, se veía tan malditamente encantador sonriendo. Lo observé a lo lejos, no tenía fuerzas suficientes para acercarme a él, me sentía tan pequeña, me conformaba con tan solo admirarlo de lejos aunque él no se diera cuenta.

—Si es la noviecita de pump.—saludó Bhad Bhabie.

—Hola.—saludé.

—¿Qué estás haciendo? Pequeña traviesa.—preguntó, tocándome sorpresivamente la nariz.

—Estaba...observando...el lugar...—hablé pausadamente.

—Mejor dicho, observando a pump, a esa pequeña mierda.—señaló a daddy.

Sentí vergüenza.

—Tengamos un poco de diversión.—comenzó a hablar.—Ven, vamos.—me tomó del brazo.

La observé y luego a daddy, sin poder evitarme morder el labio cuando volví a fijar mi atención en ella.

—¿Te preocupa él?—cuestionó y yo asentí.—Se nota que la está pasando genial, míralo.—señaló y yo observé.—Diviértete tú también, estoy segura que no es nada fácil tener que soportarlo todos los días.

Caminamos entre la multitud, subimos escaleras y recorrimos habitaciones hasta que llegamos a un balcón. Bhad Bhabie sacó no sé de donde, una botella de licor y dos vasos.

—¿Qué es eso?—pregunté con curiosidad apuntando la botella.

—Diablos niña, esto es pisco.—gritó con euforia.

Nos sirvió a las dos y comenzamos a beber sentadas en el balcón.

—Así que...¿de verdad quieres tanto a pump?—interrogo con una cara extraña.

—Supongo que sí, porque cuando lo veo quiero morir de amor.—respondí sincera.

Nos quedamos en silencio.

—¿Puedo poner música?—le pregunté, a pesar de que el ruido de la música en la casa era fuerte, había una canción en especial que quería oír en ese mismo momento.

—Adelante.—respondió bebiendo de su vaso.

Tomé mi teléfono y busqué la canción que quería escuchar, era de "5 seconds of summer" y se llama vapor. Le di el volumen al máximo a mi teléfono y la canción comenzó a sonar, apenas se lograba escuchar.

—Dios, Alessia, que cursi y a la vez algo deprimente.—se quejó Bhad Bhabie a media canción.

—Es por...—comencé a hablar pero me interrumpió la pelirroja.

—No me digas, te recuerda a pump.—habló obvia.

Me encogí de hombros y sonreí sonrojada.

—El amor es una mierda.—comentó.—Siempre te romperán el corazón, no es mas que una simple ilusión.

—Suenas bastante despechada.—respondí.—Creo que el amor puede ser una mierda, pero también puede ser maravilloso si es que así lo queremos.—expliqué.

—Hablas como toda una enamorada, voy a creer que es el alcohol.—dijo riendo levemente.

Nos servimos otro vaso con pisco.

—Salud.—elevó su vaso.

—¿Se puede brindar con pisco?—cuestioné.

—¿A quién le importa?—respondió cabreada.—Salud, por el amor que es una mierda.

—Salud por el amor.—complemente chocando su vaso con el mío.

Little Princess (Lil Pump//Daddy Kink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora