Capítulo 30.- Pasado.

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Llegué a mi habitación y segundos después sentí toques en la puerta de ésta, en un pestañeo daddy estaba entrando en mi cuarto.

—¿Quieres hablar?—daddy se dirigió a mí en tono calmado.—Quiero que recuerdes que me puedes decir lo que sea que estés pensando o sintiendo, no te juzgaré, no soy quién para hacerlo.—pronunció a la vez que caminaba lentamente hasta mi cama.

—Daddy...—comencé a hablar pero fui interrumpida por el susodicho.

—No sé si te ha molestado alguna actitud mía o algo que he dicho, es difícil para mí esto, jamás he tenido una relación, y a veces no sé como actuar o que decirte, nunca había tenido que preocuparme por alguien más que no sea de mi familia, y sé que actúo como un idiota la mayoría del tiempo, pero espero que sepas que te quiero, de verdad te quiero.—terminó de hablar y desvió la mirada, avergonzado de lo que había dicho.

Me callé, estaba atónita ante sus palabras, sería tan maravilloso que daddy me hablara así todo los días, pero entendía que eso no podía ser así.

—Daddy, agradezco tus palabras.—sonreí timída sintiendo mis mejillas ser bañadas en rubor.—Y yo también te quiero.—hablé.—Pero tu no eres la causa por la cual estoy así.—expliqué.

La cara de daddy se volvió completamente roja y lo oí murmurar algo entre dientes pero sin entender lo que decía.

—Oh, ¿en serio?—preguntó una vez que su cara volvió a la normalidad.

Yo asentí.

Tomó asiento junto a mí en mi cama.

—Entonces, dime ¿qué es lo que te tiene así?—preguntó con verdadero interés en saber.

—Es Helena.—susurré.

—¿Le ha sucedido algo a tu madre?—cuestionó con el ceño fruncido.

Moví mi cabeza en modo de negación.

—¿Te ha hecho algo?—preguntó preocupado.

Asentí.

—Cherry, no te puedo ayudar si no me hablas, no puedo estar toda la tarde intentando adivinar.—habló daddy.

—Lo siento.—murmuré.—Es solo que jamás le he contado esto a alguien, es algo que solo Adelaide sabe.—me justifiqué.

—Entiendo, pero quizá ya es momento de hablar con alguien más que no sea Adelaide.—comentó.

—Helena...—dejé la palabra en el aire.—Helena siempre ha sido una muy mala persona, incluso desde antes que yo naciera.—comencé a hablar.

—¿Cómo así?—intentó entender.

—Helena y Adelaide se dejaron de hablar cuando mi madre se fue de la casa.—tomé aire.—De hecho, mi tía Adelaide no supo de mi existencia hasta que yo tenía unos 2 años.—recordé.

—¿Tú mamá te maltrataba?—cuestionó. 

—Sí.—pronuncié avergonzada.

—¿Te golpeaba?

—No, jamás lo hizo.—respondí sincera.

Helena jamás me había puesto una mano encima, me maltrató, no con golpes, sino con palabras y además con actos inconsecuentes de parte de ella.

—¿De qué forma te maltrató?—inquirió.

Sin verlo venir, sollocé y daddy me rodeo con sus brazos.

—¡Ella me alcoholizaba desde que tenía unos 5 meses!—chillé sin poder guardar ese secreto más tiempo.

Sentí el cuerpo de daddy tensarse.

Little Princess (Lil Pump//Daddy Kink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora