Capítulo 20

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—¿Desde cuándo te acuestas con papá? —Volvió a preguntar —Responde.

Leticia se congeló al escuchar a Luna. Ella la haló del brazo y la llevó consigo hasta la habitación que originalmente compartían. La sentó en la cama y la observó hasta que ella hablara, pero antes su amiga le pidió ir al baño para asearse y así poder hablar tranquilamente o al menos salir del estado de estupefacción. Cuando salió del baño se fijó que Luna estaba aún allí esperando la explicación.

—No sé cómo empezar —habló apenada. Además fue lo primero que se le ocurrió decir.

—Por donde sea, necesito saberlo todo. —Apremió.

Leticia miró a Luna y aunque estaba segura que la juzgaría se daba cuenta que simplemente tenía expresión de curiosidad y asombro. Se acercó hacia ella como si recordara que la podían escuchar y le confirmó lo que ella ya se imaginaba.

—Leti ¡Por Dios! —Soltó una risa contenida causando el asombro de Leticia—. Nunca imaginé que tú y papá se acostaban. ¿Desde cuándo?

En ese momento pensó que al menos tenía que ser sincera con su amiga.

—Casi cinco meses.

Luna abrió los ojos desmesuradamente al escuchar a su amiga.

—Ya decía yo que todo ese escándalo que hacían en la habitación no era de una primera vez. Parecía que estaban matando a alguien allí —dijo casi riéndose —. Es más, parecían dos animales.

Leticia se cubrió la cara de vergüenza al pensar que su amiga escuchó mientras estaban teniendo sexo.

—Te juro que me quedé escuchando porque no sabía que era lo que estaba pasando en esa habitación cuando bajé a buscar agua. Luego me fijé que aquello que se oía era como si fuesen dos salvajes teniendo sexo en la habitación de papá, enseguida pensé en ti porque eras la única mujer que hay aquí además de mí, y cuando fui a buscarte tal como me imaginé no estabas en la habitación, así que decidí venir a esperarte y sorprenderte.

—¿Estuviste allí todo ese tiempo? —preguntó avergonzada sin poder creerlo.

—Es que no me podía ir hasta sorprenderte para que no te pudieras negar. Y déjame decirte que hasta me excité al escucharlos. ¡Vaya que sí que lo disfrutaron!

—Mira sé que no tengo ningún justificativo por haberme acostado con tu padre pero te aseguro que esto se salió de control, no pensé que las cosas se darían de esa forma. Además está Lucas en medio de todo esto.

—Igual que me ocurrió con Johel —asegura.

Para Leticia fue como un balde de agua helada recordar todo lo que le había reprochado a Luna cuando la descubrió con Johel y seguro ella se había dado cuenta que para ese tiempo ya ella estaba con Leonel. Se sintió la peor mujer del mundo. Quiso justificarse pensando que al menos ella no tenía ninguna relación con Lucas a diferencia de ella con Ismael, pero se sintió sin valor moral, otra vez.

—Gracias por no juzgarme a pesar de estar envuelta tu familia.

—¿Acaso tengo el derecho de hacerlo? Ustedes son adultos y verán lo hacen. Pero recuerda que puedes confiar en mí y que no te juzgaré por lo que hagas, tienes el derecho de experimentar. Me alegro que hayas despertado y aunque es un mal consejo y tu verás si lo tomas o no ¡Haz lo que quieras! Es tu cuerpo y tú decides lo que debes hacer con él.

—Gracias nuevamente. —Era lo único que podía decir al verse descubierta y que no le reprochara.

—No tienes que agradecerme. Solo te digo que también tienes loquito a mi hermano.

—Ni me lo recuerdes.

—No te agobies. —se acerca nuevamente a Leticia —. Puedes probar a los dos para ver cuál te gusta, así te liberas de esa pena y al final la culpa tendrá justificativo.

—¡Luna!—susurró Leticia reprendiéndola.

—¡Ay Leti¡ No te vengas a hacer la que no deseas acostarte con mi hermano. Piensa que si papá te hace perder casi la cordura, mi hermano te puede hacer perderla completamente. Aprovecha Leti, aprovecha.

Al salir de la habitación Luna se dirigió a la suya con una sonrisa en la boca dejando totalmente aturdida a Leticia. Aun no podía creer que su tío haya sido capaz de estar con Leticia aun sabiendo que es su amiga y que su sobrino casi hijo estuviese interesado en ella. Sería interesante cuando llegue el momento en el que no puedan mantener la mentira y se entere Lucas. No se alegraba de haber descubierto a Leticia y tampoco estaba enojada con ella, sabía en carne propia que estas cosas no eran fáciles y si nadie más lo sabía es mucho más fácil sobrellevarlo. Al menos descubrirla le ayudaba a que ella no le recordara lo de Johel.

—¿Dónde andabas? —preguntó Ismael abrazando a Luna cuando se metió a la cama.

—Fui en busca de agua, tenía sed.

—Ah ya —dijo acercándola a ella para besarla. Luna aceptó con gusto el beso permitiendo el agarre que llevaba Ismael, aun así ella tomó el control y se posicionó sobre él. Él aprovechó para acariciar con lentitud su cuerpo, le encantaba. Luna empezó a besarlo con prontitud, haber escuchado a su padre y a Leticia teniendo sexo la había excitado de sobremanera. Gimió cuando sintió que Ismael estrujaba sus senos. Si perder más tiempo se quitó la blusa momento en el que Ismael aprovechó para ponerse sobre ella.

Absorbió con fuerza el pezón de Luna seguido de una succión que la hizo gritar acompañado de un gemido, hizo lo mismo con el otro pezón mientras sentía el arrebato de ella al agarrar su cabello y de estrujarse sobre él. Descendió hasta la pelvis de ella y metió los dedos sintiendo la humedad y calentura de su amada. Deshizo a un lado su prenda al mismo tiempo que adentraba con fuerza sus dedos y se deleitaba observándola cerrando los ojos y removerse acompañada de pequeños gemidos.

Le gustaba que fuera así, que le encantara el sexo y que disfrutara de su toque.

Movió un poco más hasta que se decidió parar en el momento perfecto para adentrarse en ella. Empezó a moverse con fuerza acompasando del sonido de su éxtasis. El placer ascendía entre ellos motivándolos a seguir con más fuerza. Luna subió sus piernas abarcando su cintura para abrir paso con más fuerza y sostenerse para recibirlo totalmente.

—Ni sabes de lo que me he enterado —dijo Luna sin poder contenerse entre gemidos y quejidos.

—¿De qué? —preguntó saciándose de ella de su cuerpo. Arrebató su boca como si no permitiera decir lo que tanto quería exponer.

—Aunque creo que no debería contarte. —dijo gimiendo al sentir espasmos seguido de las arremetidas.

—Está bien, no me cuentes. —contestó irguiéndose y saboreando los senos y pasando con fuerza sus manos por la espalda de ella para acercarla y que quedara aprisionada a él.

Él sonrió e hizo un movimiento para dejarla sobre él y cuando sintió y escuchó que se liberaba le dio satisfacción. Le encanta sentirla vibrar y que solo él tuviera el privilegio de su cuerpo, se sentía afortunado.

Luna se sació por completo y se dejó llevar mientras en su cuerpo aún quedaban vestigios del descontrol olvidándose completamente de lo que le intentaba contar.

—Te amo —susurró él cuando se liberaba por completo.

—Yo también te amo —susurró aun con el cúmulo de sensaciones en su piel.

—Eres la única mi amor.

No pudo corresponder a esa afirmación porque claramente sabía que él no era el único.

Luna se dejó caer en la cama al mismo tiempo que era abrazada por el hombre que la amaba completamente. Justo en ese momento era cuando se sentía saciada y vacía. Desde que estaba con Johel y terminaba haciendo el amor con Ismael sus palabas de cariño la hacían sentir totalmente mal.

No solo estaba con Johel ni tan solo había hecho un trío con su amigo en esa única vez sino que lo habían vuelto a hacer influyéndose por Johel y para ser sincera sabía que no tuvo que rogarle tanto para que volviera a aceptar. No sabía hasta cuándo podría contenerse de todo lo que le estaba acaeciendo.

Se dejó vencer por el cansancio y cerró los ojos en los brazos del hombre que la amaba.

La inocencia de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora