Luna divisó el edificio de departamento que ya conocía muy bien por haber estado algunas veces allí, la primera vez recibió una invitación de él para beber y hablar de temas de interés mutuo y todo eso llevó a un día normal entre amigos, pero lo cierto es que entre ellos era evidente la tensión sexual que había, aun así ella trató de negárselo a sí misma y atribuyó esos pensamientos a su atractivo. Sencillamente le daba curiosidad, destilaba misterio y llamaba mucho su atención.
Había conocido a Johel a la salida de la Universidad por un amigo en común, desde el primer momento que lo vio una alarma se activó dentro de ella previniéndola de todo peligro, pero no le dio importancia, su lado osado la motivó a coquetearle y como esperó él correspondió enseguida.
Tras dejar pasar varios días recibió nuevamente una invitación en la que no solo hablaron de diversas cosas sino que esta vez no pudieron contener lo que ya era evidente; dieron rienda suelta a sus deseos, terminaron teniendo sexo varias veces de forma tan salvaje y de la forma nunca antes experimentada para ella que la maravilló. Él era sinónimo de deseo y ella no podía contenerse. Johel era totalmente diferente a su novio, Ismael.
Si, a veces se sentía sucia por traicionar de esa forma a Ismael, pero aunque algunas veces quiso poner fin a esos momentos furtivos él la seducía o le decía cualquier palabra dulce que le hacía reprimirse de contarle la verdad, así que llevaba dos meses que estaba con ambos. La diferencia radicaba en que su novio formal era cariño y dulce, para ser sincera sentía que lo amaba, Johel en cambio era tan arrebatador que la llevaba de vez en cuando a trastocar sus horas y hacerla perder la razón. Una combinación que no se hallaba fusionada fácilmente.
—Espero que me digas pronto cual es esa proposición porque para ser sincera me muero de curiosidad. —dijo Luna mientras entraba al interior del departamento de Johel, enseguida percibió el olor varonil que desprendía el lugar.
Habían ido a bailar a una discoteca y el alcohol se le había subido a la cabeza, últimamente con él hacia cosas que no se plantearía normalmente, la hacía salir de su zona de confort, mejor dicho era como si hubiese encontrado su otra mitad precipitada.
Mientras estaban bailando en el lugar conoció a Marcus, el primo de Johel. Se lo presentó y pasaron un buen rato juntos, al igual que Johel era agradable y divertido; bebieron y aunque ella trataba de disimular percibía que la miraba con deseo, pero para su suerte se fue de repente y solo quedaron los dos nuevamente.
Luna estaba emocionada de llegar al departamento porque se moría por estar a solas con él. No podía darse el lujo que la vieran en un lugar público porque la fueran a reconocer y se metería en algún lío.
—Lo único que espero es que aceptes. Te juro que nos vamos a divertir y mucho. —espetó Johel mientras cerraba la puerta tras él.
Atrapó el labio inferior de ella al acercarse a su boca provocando que la dulce y coqueta Luna jadeara. Sus bocas se unieron con desesperación como si solo estuviesen conteniéndose hasta llegar a un lugar privado, Johel manoseaba con ímpetu el cuerpo de la joven muchacha que se rendía con facilidad a las fuertes e indomables caricias que últimamente anhelaba con vehemencia.
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La inocencia de tu piel
Narrativa generale¿Será capaz Leticia de frenar la influencia de su inocente piel, o se dejará seducir por la lujuria? SPIN OFF de ¿Practicamos el Kaamasutra? Puede leerse independiente. +[18]Leerla bajo responsabilidad. 🎖Historia ganadora de la Categoría Erótica en...