Capítulo 27

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Para Leticia las cosas habían pasado como si fuese una pesadilla de la que le hubiese gustado despertar pero sabía que no era posible, su vida entera estaba siendo una pesadilla. Por un momento sentía que lo había perdido todo a excepción de su  abuela y Arthur. Es como si volviera a ser la vida que tuvo años atrás en donde solo era su abuela y ella, eso nunca le desagradó pero desde que había conocido a Luna sintió que su vida cambiaría y aunque fue cierto nunca creyó que fuera demasiado el cambio. Cuando los conoció supo que encajaría bien con ellos porque todos compartían el mismo sentimiento de perdida de los padres y eso al fin y al cabo los uniría más. Pero todo lo que había ocurrido era una muestra que las cosas buenas a veces se salen de control.

Desde que Ismael y Lucas descubrieron la verdad las cosas cambiaron totalmente para todos . Al final salieron perdiendo todos.

Lucas no quiso escuchar ninguna explicación de Leonel y le aseguró por su propia vida que no quería volverlo a ver jamás, ni siquiera esperó la semana que le faltaba para su regreso sino que adelantó su viaje para irse de la presencia de las personas que en un tiempo consideró su familia pero que en ese momento no lo eran. Del único que se despidió fue de Luciano quien quedó estupefacto ante lo que le contó su hermano. Aun no podía creer que las cosas fueran como lo aseguraba. Aun así en la Universidad fue neutral y siguió hablando solo lo necesario con Leticia porque no quería tomar partido en la situación que aún no salía del asombro. Le dolía que su hermano sintiera rabia y dolor, pensó que tal vez al fin y al cabo si quería algo con Leticia o no supo si era que el orgullo le había causado un gran golpe.

Leonel nunca creyó que su hijo fuese a reaccionar de esa forma porque pensaba que no estaba interesado en Leticia, pensó que solo sería un amor pasajero y por eso no se preocupó de lo que pasaría porque en cualquier momento se terminaría aburriendo de ella y al conseguir lo que quería se iría fuera del país a seguir con su vida, eso había creído, pero le golpeó tanto saber que no era solo Leticia sino el respeto o lo que le debía como tío o padre. Meterse con la mujer de alguien de la familia no era sensato pero a él no le importó y las consecuencias se habían expuesto.

Por otro lado Luna tuvo que afrontar la crítica y sermón de su familia por su actitud, en otro momento hubiera replicado y hasta hecho sentir mal porque ninguno tenía el derecho de juzgarle, menos en ese momento, pero no dejaba de pensar en el odio que destellaban los ojos de Ismael hacia ella. Comprendió que había perdido a un gran hombre y eso le dolía demasiado. No quería pensar que ahora que ya no lo tenía empezara recién a valorarlo.

Por el contrario Ismael quería olvidar por completo todo lo que había pasado y eso incluía no volver a ver a nadie, ni a sus amigos menos a la que fue su novia. Se sentía horrible ser traicionado y no sabía hasta cuando le dolería. Por más que sus padres se empeñaban en querer saber lo que había sucedido se había negado rotundamente a contárselos, prefería que las cosas quedaran con él y así no involucrar a su familia. Al fin y al cabo el dolor sería pasajero.

En tan poco tiempo todo había cambiado, en la Universidad cada uno prefería tener su espacio y no como antes que se reunían para estar en el receso o en las horas libres. Una amistad de años se había terminado en menos de quince minutos, todo era lamentable. Cada uno de los involucrados alguna vez pensó que aquello sucedería pero nunca creyeron que doliera tanto.

Para Leticia la situación era más difícil, había recibido un mensaje lleno de odio de Lucas para al final decirle que no quería que tuviera ningún contacto con él y que la bloquearía, Luna aunque no estaba enojada había decidido tomar distancia. Leonel no le había escrito pero se imaginaba que no la iba a buscar. Pero la ausencia que más le costaba era la de Ismael, una semana no había ido a la Universidad y cuando se atrevió a ir a buscarlo a la casa no quiso recibirla, su madre estuvo muy interesada en saber lo que había pasado pero si Ismael no le había contado ella tampoco lo iba a hacer, solo esperaba que la situación se arreglara pronto entre ellos. Pero sabía que eso no ocurriría cuando se enteró que su amigo había solicitado un cambio de pase para otra Universidad, no quería ni siquiera verla y eso le dolió en el alma.

—¿Por qué ya no sales ni escucho que hablas con tus amigos? ¿Acaso ocurrió algo? —preguntó su abuela al ver que Leticia no salía a ninguna parte desde hacía algunas semanas a excepción de ir a pasear a Arthur o a la Universidad.

—No pasa nada abue. Me estoy dando un tiempo para mí —dijo con tristeza.

En cierta medida eso era cierto porque a pesar de todo el vendaval que había ocurrido había momentos en los que se sentía tranquila a pesar de que las cosas no habían salido como a ella le gustaría. Nada había salido bien, pero sabía que lo tenía bien merecido porque había actuado de forma inmadura y aquello le había ocasionado problemas que se fueron acumulando hasta que no resistieron más y explotaron.

—Sea lo que sea recuerda que siempre hay alguna salida y que todo tiene solución.

—Lo sé abue.

No quería seguir hablando porque se le hacía un nudo en la garganta y si seguía con ello terminaría llorando.

—Sé que ya eres una mujer adulta y aún recuerdo cuando me contabas todo y juraste que siempre lo ibas a hacer aunque sabía que al final no lo cumplirías. Pero ten en cuenta promesas no se rompen —sonrió con ternura —. Tu abuela es vieja pero siempre te comprenderá y estará dispuesta a darte los mejores consejos que no encontrarás en ninguna otra parte.

—Gracias abue.

Leticia se levantó a abrazarla porque quería hacerlo y también para que su abuela no viera las lagrimas que estaban cayendo por su mejilla. Se quedó anclada a ella por mucho tiempo, el tiempo suficiente para que ella encontrara consuelo en esos brazos que la amaban mucho sin ningún interés y que la había cuidado por muchos años. Ahora no se atrevía a contarle porque ya tenía suficiente carga que soportar la vergüenza que tendría su abuela al tener una nieta como ella, menos con los principios que la había criada. Y es que Leticia ni siquiera se había dado cuenta de cómo había sucumbido al placer sin pensar seriamente en las consecuencias.


Las semanas fueron pasando y con ello la herida iba cicatrizando. Se esforzó por concentrarse en los estudios que había descuidado por sus problemas amorosos. Le dolía la situación pero sabía que tenía que salir adelante y los estudios eran como un analgésico. En clases se concentraba y evitaba salir a receso para no encontrarse con Luna o Luciano. Al menos las miradas raras de quienes sospechaba que algo había pasado entre ellos ya no estaban sobre ella.

—Pronto realizaran las prácticas de profesionalización y con ella les tenemos una agradable noticia a los de esta carrera. —La encargada de la carrera junto al rector de la Universidad los había reunido a los que estudiaban Contabilidad y Auditoría para darles la noticia que andaba en rumores pero que no sabían en realidad de qué se trataba.

Leticia estaba ansiosa por realizar las practicas porque eso significaba que ya no pasaría el tiempo en la Universidad. Por un momento llegó a su mente la idea que Leonel le había planteado al decirle que la recibiría en su empresa con mucho gusto y al mismo tiempo recordó que Ismael también planeaba que lo hicieran juntos. Ahora ella sentía un trago amargo al pensar que ninguno de los dos estaba y que sus planes también tenían que cambiar, la verdad no le importaba donde iba a hacer las practicas, lo que quería era irse.

—Y nos alegra mencionar —continuó —, que tras un convenio con el Gobierno y algunas Universidades incluida la de nosotros se le anuncia quien cumpla con los requisitos puede participar para una beca y realizar las practicas profesionales en Japón. —Anunció.

Se escuchó un grito de júbilo que rompió con aplausos en todo el auditorio. Hasta Leticia se vio envuelta en la emoción y no dudó en aplaudir y sentirse contenta con la gran oportunidad que aquello representaba.

—Tampoco se emocionen todos —arruinó el momentos la encargada de la carrera —. No todos podrán ser aprobados para la beca de profesionalización, deberán cumplir con ciertos requisitos y aprobaciones.

Enseguida se escuchó el abucheo de los estudiantes al escuchar eso último.

—Me muero por ir —dijo una de las chicas que estaba cerca de Leticia —. Sería maravilloso.

Leticia sonrió al sentir la emoción de cada una de las compañeras de carrera. Ella no sabía si cumpliría con los requisitos que impondrían así que no se emocionó totalmente, también debía contar con la aprobación de su abuela y de esa forma evaluar si podría ir. Igual estaría pendiente de los requisitos cuando lo publicaran en la cartelera y en la página web como lo habían mencionado.

Quizá Japón sería un bonito lugar después de todo.

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