Capítulo 24

5K 381 35
                                    

Leticia suspiró y subió en la parte delante del auto de Leonel. Había decidido irse con una falda hasta más arriba de los muslos color amarilla y una blusa negra de sus favoritas porque resaltaba su pecho y figura. Su intención inicial no era planear una salida con alguno de los dos hombres ni de seducir a nadie, pero simplemente la combinación de vestir le agradó y por eso lo había hecho y en ese preciso momento Leonel no dejaba de mirar sus firmes y torneada piernas.

Decidieron ir a comer sin ninguna conversación en específico hasta que las cosas fluyeran con normalidad antes de hablar de lo que les concernía. Aunque la intención de Leonel era ir a un lugar privado para hablar mejor Leticia no había aceptado. Estaba segura que cualquier mínimo roce la llevaría a tener sexo con Leonel y no quería hacerlo hasta que hablaran o al menos dejaran las cosas aclaradas. Lo deseaba de eso no tenía dudas pero no quería mantener una relación con ambos al mismo tiempo. Al menos eso no era su intención aunque estaba ocurriendo.

Aunque la negativa de Leticia fue aceptada por él prefirió ir conduciendo un poco hasta quedar a un lado de la autopista principal para que pudiesen hablar con tranquilidad.

—Creo que debemos encontrar una solución. —Fue lo primero que dijo ante el silencio que llevaban por mucho tiempo desde que intentaron empezar a hablar.

—Lo sé.

—Pero para eso debemos de hablar y estás huyendo de mí, Leticia —dijo girando su cuerpo para quedar casi frente a ella.

—Lo sé, lo sé —dijo casi gritando. —Yo sé pero no es tan fácil para mí como parece.

Era tan fácil para ella imaginar por las moches lo que le diría a cada uno y así creer en la posibilidad de que no se quedara con ninguno de los dos, pero mirarlos a los ojos y tenerlos frente a ella conseguía que cambiara de opinión enseguida. No se sentía dueña de sus sentimientos ni tampoco de su cuerpo.

—Reconozco que parte de mi petición para seguir estando contigo fue prometerte que cuando llegara Lucas te dejaría en paz. Pero luego creí que las cosas habían cambiado para nosotros cuando dijiste que me elegías a mí y pensé que todo iba a estar bien entre nosotros aunque llegara él, pero veo que no ha sido lo que esperé.

—Me acosté con Lucas —dijo de una vez por todas antes de seguir con la punzada en su pecho. Otra vez el silencio se hizo presente pero Leticia sintió que se había quitado un gran peso de encima. Aunque no en su totalidad. Aun así no conseguía mirarlo a la cara.

—Tarde o temprano iba a suceder concluyó Leonel después de varios minutos en silencio. —. No te estoy juzgando aunque no lo creas. Es mi sobrino y casi como mi hijo, sé que todo es complicado.

Aquella última declaración hizo que ella lo mirara.

—No quiero justificar mi proceder porque no quiero parecer una remilgada por lo que he hecho pero la verdad es que no sé qué hacer. Pensé que las cosas ocurrirían de otra forma, mejor dicho jamás pensé que los acontecimientos de mi vida iban a producirse así.

—Yo estoy dispuesto a esperar un poco hasta que te decidas... como una relación abierta. Siempre y cuando no dejes de hablarme o vernos. Soy consciente que lo has amado siempre y quiero lo mejor para ambos, para los tres.

—¿Seguro?¿Comprendes que podría suceder que no pueda decidirme pronto?

—Si.

—Esto no tendría que suceder así —habló sin comprender aun lo que le proponía Leonel.

Sin decir otra palabra Leonel se acercó a ella y posó su mano en la pierna desnuda al mismo tiempo que acariciaba con su pulgar la mejilla de ella ajustando el agarre y procurando recorrer el camino que conducía a su pierna. Leticia ante esa sutil caricia cerró los ojos y emitió un leve siseo al percibir esa caricia tan insignificante que conseguía excitarla por completo. Por mucho que había tomado medidas para que no ocurriera nada entre ellos hasta que aclare sus ideas era inevitable no desear estar con Leonel en ese preciso momento.

Leonel sonrió al ver y sentir lo que provocaba en ella y lo que quería hacerla sentir recordándole que era con él con quien había gozado de su piel. «Quiero borrar todo lo que hizo Lucas» fue lo primero que pensó al recorrer con su mano llegando con facilidad a su entrepierna y frotarla para provocar un sonoro jadeo en Leticia. Automáticamente también se excitó al verla remover en el asiento y escucharla gemir con esas leves caricias.

Siguió hundiendo sus dedos todo lo que se le permitía mientras amasaba con fiereza los senos sobre la blusa. Era deliciosamente placentera verla jadear y dar pequeños alaridos cuando levantaba su cadera al mismo ritmo que sus dedos se sostenían de la puerta del auto y con la otra en el antebrazo de Leonel hundiéndole las uñas en su piel al sentir su cuerpo explotar por completo.

Aun descolocada fue invadida por los labios de él atrapándola por completo siendo correspondido. Jadearon y sin separar sus bocas Leonel consiguió posesionarse al mismo lado de ella del vehículo. Inmediatamente le subió lo corto de a falda a la cintura dejándola con una tanga diminuta color rojo. Se desabrochó la camisa con prontitud siendo ayudado por una desesperada Leticia que con agilidad soltó el cinturón y aflojó el pantalón para que la labor fuese más rápida.

A continuación se levantó del asiento cediéndole el puesto a Leonel para posesionarse encima de él quitándosela la tanga. Sentía que su cuerpo le suplicaba mucho más de lo que Leonel le estaba dando. Como pudo levantó una a una sus piernas para quedar en cada lado de la cabeza de él. La mirada de deseo contenido de su amante provocaba que se acelerara mucho más por lo que sacó su blusa y luego el sujetador quedando completamente desnudos.

—No aguanto más...

Se acomodó a tal punto que Leonel pudiese adentrarse en ella haciéndola gemir con solo el roce. Alcanzaron la gloria cuando sentía una y otra vez la fricción de sus sexos, poco a poco empezó a someterla con furia cuando las embestidas empezaron a intensificarse a tal punto que Leticia intentaba en un vano esfuerzo sostenerse del parabrisas con sus manos sudadas porque no podía hacerlo debido a la fuerza que ejercía sobre ella.

A medidas que los embates aumentaban empezaba a levantarse un poco para sujetarse de los hombros de él y aumentar la cercanía haciendo que se adentrara aún más en ella, provocando un placer indescriptible en el momento.

Leonel la enloquecía por completo. Sabía que para su piel era fácil caer en su provocación y que aunque intentase alejarse se dio cuenta que con Leonel no necesitaba una cama para tener sexo con él; en ese momento estaba en un camino abierto completamente desnuda jadeando y pidiendo más de lo que ya estaba recibiendo.

—¿Qué quieres, Leticia? —preguntó entre gemidos aumentando el placer de ella con cada movimiento.

—Quiero más... mucho más —contestó excitada a punto de liberase.

El balanceo y movimiento de la pareja de amantes siguió por un momento más, a tal punto que ella sentía que podía desfallecer si no se liberaba en ese momento. Era algo nuevo estar en esa posición, sentía que se ahogaba y que ya no podía más, pero el cosquilleo que empezaba a aumentar en su cuerpo le impedía que se detuviera. Después de poco tiempo llegaron al clímax al mismo tiempo.

Enseguida Leticia consiguió acomodarse de forma más grata quedando en las piernas de él aun desnudos. Se recuestó en su pecho y después levantó su rostro hasta llegar a los labios de Leonel y besarlo de forma pausada y delicada mientras él acariciaba su espalda.

—Iremos al infierno —Fue lo único que pronunció al verlo a escasos centímetros.

—Estaré gustoso de ir.

Así fue como decidieron quedarse por un tiempo más hasta que al final se fueron de allí.

La inocencia de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora