Capítulo 23

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­—¿Ya estás mejor? —preguntó Ismael al ver que al menos Leticia había prestado algo de atención en clases y hasta había participado en ciertos momentos.

—¿Acaso no lo estaba?—preguntó mirándolo por primera vez mientras guardaba sus cosas e intentaba huir como lo hacía últimamente.

—Deberíamos hablar Leti, recuerda que soy tu amigo.

—No deberías ser mi amigo, Ismael. Soy una mala persona.

—No eres mala persona Leticia, deja de estar repitiendo eso sin sentido —comentó ya enojado de verla echándose tierra ella misma como si quisiera cavar su propia tumba.

—Lo soy —aseguró.

—Te conozco, no lo eres. Eres todo lo contrario, eres una buena mujer. Siempre te lo he dicho, todos lo saben

—¡¿Acaso una persona honrada no puede convertirse en ladrón, nunca?! —gritó haciendo que los que aún estaban en el salón los voltearan a ver.

—¡Leticia! —vociferó tratando de detenerla al ver que estaba saliendo del aula.

—Me odiarás —dijo mientras él le daba alcance —. Así que mejor es que me odies desde ahora.

—¡Oye! —gritó al mismo tiempo que la arrastraba del brazo para tenerla frente a él—. Entonces dime por qué eres mala persona para ver si te termino odiándote de una vez por todas así como lo haces contigo.

Leticia lo volvió a mirar a la cara y sus ojos anunciaban que lloraría en cualquier momento.

—Lo siento Ismael —Tocó su rostro y él cerró al ojos al sentir su tacto —. No he dormido estos días bien y creo que eso me tiene de mal humor.

Ismael la tomó de la mano con delicadeza y la llevó a su pecho para abrazarla y ella no pudo evitar llorar como una niña en sus brazos. Lloró tanto que Ismael pensó que nunca dejaría de hacerlo, al menos el pasillo ya estaba vacío y aquello les daba intimidad. Él estaba destrozado tal como lo estaba ella, lo triste de todo es que no la podía ayudar porque no le decía lo que tenía. «¿Tan grave es?» se preguntó al darse cuenta que Leticia no era la misma

—¿Ya estás más tranquila? —preguntó. El llanto había cesado y ahora solo sentía un leve sollozo en su pecho. Igual no pensaba soltarla hasta que se sintiera mejor. En respuesta Leticia asintió con la cabeza lo cual le fue perceptible para él.

—¿Crees que soy una persona mala? —interrogó de repente separándose de él. Ismael quería volver a abrazarla al verla tan vulnerable.

—No, Leti. Sácate eso de la cabeza. Eres una de las mejores personas que conozco. ¿Sientes que has hecho algo malo? Puedes contármelo si quieres porque juntos podemos pensar si es malo o no.

Por unos minutos Leticia lo miró y él creyó que le contaría pero bajó la mirada y se recostó en la pared mirando el piso.

—Entonces, ¿no te convierte en nadie malo cuando haces algo que sabes que es incorrecto y aun así no te molesta la conciencia y estás seguro que lo volverás a hacer si se da la oportunidad?

—¿Qué has hecho Leti para que te perturbes así?

—El que no me respondas me da a percibir que lo que estoy haciendo es malo.

—¿Pero como quieres que te dé una respuesta si no sé qué diablos es lo que te pasa? —gritó desesperado y luego se dio cuenta lo que había hecho y se tranquilizó —. Si tan solo me contaras... tal vez.

—No importa, Ismael.

Aquello en lugar de tranquilizar a Ismael lo enojó más. Tomó con su mano la cara y la obligó a que lo mirara.

—Si la conciencia no te funcionara no estarías mortificándote como lo estás haciendo ahora. ¿Entiendes? Me hierve la sangre verte así. ¿Acaso Lucas es el culpable?

—La única culpable soy yo, Ismael. Deja de mortificarte —dijo. Le dio un beso en la mejilla y sonrió —. Gracias por preocuparte por mí.

Dio la media vuelta y se alejó a los ojos de Ismael. Él resopló y se resignó a ir por sus cosas.

Leticia comenzó a caminar y al salir del edificio se sintió mejor. Estar con Ismael hacía que le hacía faltara el aire y se sentía más culpable. Por eso prefería estar sola y alejarse de todos los que le recordaban lo que estaba haciendo. No se creía una santa o víctima porque estaba consciente de lo que hacía.

—Leti —escuchó que le llamaban. Giró su rostro y vio a Leonel. Su corazón lo sentía desbocado cuando lo vio. Sonrió automáticamente olvidándose de su vida y de las miles de interrogantes.

Suspiró.

Leonel se acercó y la abrazó.

—¿Cómo has estado? —se atrevió a preguntarle.

—No tan bien, Leti. No has respondido mis llamadas ni mensajes.

—Lo sé, es que las cosas no han salido como esperaba.

—Vámonos de aquí para hablar mejor.

—No, Leonel.

—Solo necesito que hablemos —suplicó. Aunque imaginaba lo peor solo estaba esperando confirmarlo por su propia boca.

En cambio ella no quería verlo ni siquiera a la cara porque se avergonzaba que pudiera descubrir que se había acostado con Lucas. Odiaba encontrarse en esa situación pero la verdad es que se sentía horrible con ella misma por estar tan confundida, porque ni siquiera era por haberse acostado con ambos. No sabía si quería adelantar el tiempo o retrocederlo pero odiaba sentirse ahogada y sin salida.

Quizá las cosas iban a salir bien si se iban a hablar pero todo se complicó cuando de forma repentina llegó Lucas. Ninguno de ellos se imaginó que vendría a la salida; Leonel había venido a ver a sus hijos como casi todos los días a la salida de la Universidad pero lo cierto es que también quería aprovechar para ver a Leticia y pedirle que hablaran. Lucas quien no sabía la rutina de su familia había venido para darle una sorpresa a Leticia y salir a comer algo a la salida. Todos se habían visto sorprendidos.

Sencillamente Leticia no sabía por quién decidirse.

Luna había estado cuidando las espaldas de ella aunque no lo supiera al vigilar a Luciano que no llegara justo cuando Leticia estuviese hablando con Leonel. Antes de llegar a ellos pudo escuchar que su padre le había pedido que aceptara irse con él. Era fácil escaparse para ellos porque siempre los dejaban a ellos primero en casa pero la llegada sorpresiva de Lucas les estaba echado el plan a perder y de seguro Leti no sabía qué hacer. Debía reconocer que le excitaba la idea que su amiga estuviera con su padre y al mismo tiempo con su hermano aunque fuese por separado. En esa noche le había sacado información a su hermano hasta hacerlo confesar que había conseguido tener sexo con Leticia. No había tenido tiempo para fastidiar a su amiga, pero imaginarla entre un sobrino y un tío era realmente interesante. La consideraba totalmente afortunada. Si la sola idea de estar con Johel, Marcus e Ismael la avivaba hasta cuando no estaban juntos. Se sentía alucinar tener tres hombre a su disposición.

—¡Hermanito! —gritó casi encajándosele encima a Lucas cuando llegó a su encuentro —. Llegas como caído del cielo. Quiero que me acompañes a comprar unas cosas. Por fis.

—Si, pero más tarde —contestó ante la sorpresiva invasión de su hermana —, ahora vengo por Leti.

—No —insistió —. A Leti no le importará prestarte unas horas. Por favor, más tarde te ves con ella.

Tras la insistencia y mala gana de Lucas se fueron en el vehículo que había rentado. Al final Luciano había mencionado que se iba aparte porque tenía que hacer un trabajo grupal. Por lo que Leticia se fue con Leonel por insistencia de Luna para no hacerla perder tiempo mientras ella se iba con su hermano.

Cuando lo tomó de la mano regresó su rostro hacia atrás para gesticular De nada. En muestra que la había salvado y ayudado.

La inocencia de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora