Capítulo 25

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Ismael acarició el cabello de Luna con delicadeza. Habían decidido ir a pasear al parque y al final decidido ir a acostarse en el césped y hablar de su relación aunque su mente estaba en otra parte, con otra persona.

—Amor. ¿No has notado rara a Leticia? —Se atrevió a preguntar.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Luna levantándose para quedar frente a frente y así sentarse.

—Es que algo le pasa y no me quiere contar. ¿A ti te ha dicho algo?

—Un poco.

—¿En serio? —Reaccionó tratando de fingir normalidad cuando lo cierto es que estaba consternado pensando que aunque ella había decidido contarle a Luna le dolía que no haya confiado en él.

—Así que no debes preocuparte, es algo sin importancia.

Ismael la miró asentando con la cabeza y fingiendo tranquilidad pero no se sentía del todo convencido. Trató de concentrarse en Luna pero no podía, hacía varios días que no se sentía bien.

—¿Y qué es eso que la tiene tan preocupada? —dijo en voz alta sorprendiendo a su novia.

—¿Qué cosa? —preguntó ella sin entender la pregunta.

—Sobre Leti, supongo que no es tan sin importancia como me has dicho hace rato.

—¿Por qué te preocupa tanto? Ya te dije que muy contrario a lo que parezca es algo muy bueno que Leticia está disfrutando. Deja de preocuparte ¿sí?

—Esté bien.

Quería seguir insistiendo en el tema pero tampoco quería parecer inoportuno o demasiado interesado en el tema, aun así seguía pensando una y otra vez en Leticia.



Leticia se despertó al sentir que Arthur ladraba ferozmente en la habitación lo que por un momento la hizo asustar y levantarse de la cama rápidamente, sabía que su perro no era agresivo a menos que se sintiera amenazado o en peligro.

Su asombro fue mayor cuando vio en la puerta a Lucas que ni siquiera podía dar un paso al interior por la actitud de su perro. Aun somnolienta se levantó de la cama para acariciar a Arthur y que entendiera que todo estaba bajo control. Aun con recelo se calmó permitiendo que Lucas entrara.

—¿Qué haces aquí? —preguntó al acercarse a saludarlo y haciéndolo pasar —. ¿Y mi abue? ¿Cómo así te dejó pasar hasta acá?

—Ya ves, tengo mi encanto —dijo sonriendo —. Les gusto a las abuelas porque saben que soy un buen partido.

Sonrió al escucharlo hablar.

Tras sentir la mirada penetrante de Lucas en su cuerpo se fijó que estaba con una bóxer muy corto y una holgada blusa que solo la cubría hasta el ombligo. Al llegar de la Universidad y de su encuentro con Leonel se había bañado y solo se colocó eso para descansar y al parecer se había quedado dormida.

Intentó cubrirse o buscar algo pero Lucas se interpuso para que no lo hiciera asegurándole que no era necesario, aun con dudas ella aceptó y lo invitó a sentarse escuchando el bramido de Arthur. Era muy posesivo en la habitación de Leticia y aunque estaba seguro que no lo mordería decidió sacarlo de la habitación y dejarlo afuera mientras hablaba con Lucas.

—¿Mi abuela está abajo? —insistió preguntándole ante la sorpresa de verlo en su habitación. Su abuela no lo hubiese dejado subir y más aun sin avisarle de su presencia.

La inocencia de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora