Capítulo 21

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La respiración de Leticia aumentaba a medida que corría alrededor del lago. Se había levantado muy temprano y había aprovechado el tiempo mientras los demás dormían para salir a correr. Necesitaba liberar energía de una u otra forma porque estar en el mismo techo con Leonel y Lucas no resultaba ser nada conveniente para ella ni para nadie. No quería volverle a ver la cara a Leonel después de haber hecho el amor y que creía conveniente que dejaran un poco su relación aunque tener sexo junto a esa confesión no había sido nada prudente. También se sentía culpable por mentirle a Lucas y no ser capaz de decirle la verdad, estaba en el derecho de enterarse de todo. A esto había que añadirle que las palabras de Luna no la abandonaban aconsejándole que estuviera en todo el derecho de acostarse con ambos.

«¿En qué momento cambió su vida?» se preguntaba al verse entre tantas interrogantes. Antes sus asuntos más relevantes eran sus trabajos de la Universidad, ahora se encontraba dividida entre dos hombre que eran familia. Y aunque las cosas parecían fácil de solucionar no era tan sencillo.

«Si todo fuera tan fácil» se dijo mientras intentaba pensar en todas las cosas que la abrumaban. Aunque lo cierto es que solo ella se había metido en eso y había arrastrado a dos hombres en esa situación, solo que Lucas llevaba la desventaja porque no sabía lo que estaba sucediendo. Pero si lo pensaba mejor también Leonel llevaba desventaja al tener que soportar todo aquello. No sabía qué hacer y miles de veces se había sentido que era una persona madura capaz de tomar sus propias decisiones y ahora esas decisiones estaban arremetiendo contra ella. Se sentía tan patética que parecía historia erótica escrita por alguien en wattpad, al menos esperaba que le diera un buen final.

Resopló

Se detuvo al sentirse agotada más mental que físicamente.

Enseguida se recostó en un árbol e intentó descansar para mitigar el cansancio para alejar sus tontos pensamientos que la estaban agobiando. Tenía que pensar en cómo salir de ese problema en el que se había metido, pero por más que pensaba no sabía cómo hacerlo.

—¿Huyendo? —preguntó Ismael al aparecer junto a ella.

—¿Siguiéndome?

—No —respondió

—Tampoco —respondió a la pregunta que si huía.

—Qué bueno saberlo.

Rieron ante su juego de palabras.

—Creo que no soy el único que ha decidido correr aprovechando la fresca mañana.

—Una mañana muy fría —acotó Leticia.

—Sí.

Se quedaron en silencio por un momento mientras empezaron a caminar durante el trayecto intentando no alejarse de la cabaña.

—Acaba de llegar Lucas, me imagino que estás emocionada, aunque no pareces estarlo. Bueno, eso es lo que percibo.

—¿Por qué crees que no estoy contenta?

—No sé, solo que te conozco y no vi emoción en ti sino preocupación. Eso me pareció muy raro, te has comportado un poco extraña, al menos eso lo he notado.

Aprovecharon y se sentaron para seguir hablando. Ismael se acercó a Leticia y la abrazó por un buen rato hasta que alguno de los dos decidiera hablar a su tiempo. Siempre hacían eso desde que se conocieron fue una conexión desde el primer día, podían estar a gusto por horas sin decir una sola palabra.

—¿Qué crees que dirá Lucas cuando se entere que no soy virgen? —preguntó de repente.

—No tiene nada que reprocharte. —dijo acariciando la mano de su amiga para que se sintiera reconfortada. Le molestaba verla distante y no sabía cómo ayudarla. No le gustaba ese enamoramiento que se traía con Lucas a pesar que no era mala persona, pero no le agradaba que no la valoraran. Ella se merecía a alguien que la amara por completo y sin juzgarla o reprocharle algo.

La inocencia de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora