Capítulo 19

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Leticia no había podido dormir las horas que restaba al amanecer y por eso estaba en su cama sentada viendo la pared por más de una hora. No tenía nada más que hacer para entretenerse porque la maleta junto con todo lo que necesitaría ya lo había guardado el día anterior.

Arthur la despertó de la ensoñación levantándose sobre ella y lamiendo su cara con emoción, ella lo acarició con mucho amor a su peludo compañero sabiendo que lo iba a extrañar mucho. Sopesaba la idea de quedarse en casa y no ir a al lugar donde habían rentado para terminar de celebrar el cumpleaños de Leonel. Todo había cambiado porque ahora se había sumado Lucas. Tenía llamadas y mensajes de ambos y a ninguno había respondido.

Trató de rememorar lo que había pasado en su vida hacía poco tiempo; se había entregado a Leonel y había dejado de ser virgen. Había olvidado la promesa que se había hecho, que Lucas llegaría ser el primero. Todo había cambiado. No sabía si debía sentirse mal al haberse besado con Lucas en la madrugada, no solo eso sino que lo había llamado por el nombre de su amante. Se sentía una zorra por haber disfrutado el beso y estaba segura que hubiese hecho el amor en la calle frente a su casa. Si, era una vil zorra que iba a tener sexo con sobrino y tío.

Recordó que por casi dos años había imaginado cómo sería estar con un hombre, específicamente con Lucas. Pero no imaginó que experimentaría todo lo que había anhelado con el tío de ese hombre. Había disfrutado del sexo a plenitud y no se arrepentía. Quizá en horas anteriores también lo hubiera disfrutado con Lucas. Sí, era una zorra, se volvió a repetir.


El trayecto a la zona rural donde habían alquilado la cabaña se tornaba tenso por momentos. De chofer iba Leonel y su copiloto era Luciano. En la siguiente fila iba Ismael abrazado con Luna mientras que atrás iba Leticia con Lucas. Había momentos en los que Leonel la aniquilaba con la mirada a través del espejo retrovisor, desde el primer momento fue evidente que no le había parecido agradable que la pareja fueran juntos o al final del vehículo en donde podían estar fuera de su vista.

Para alivio de Leticia Lucas solo había decidido abrazarla y tomarle de la mano y no había insistido en los besos. Le había dicho que antes de todo debían de hablar, pero no estaba dispuesta a hacerlo en esas breves vacaciones que al parecer no disfrutaría. Lo peor a todo eso es que en parte conseguía sentirse a gusto.

En cierto momento Luciano se turnó para conducir antes de llegar al destino. De esa manera cada uno estaba envuelto en sus pensamientos y planes:

Leonel aprovechó para intercambiar mensajes y quedaron de acuerdo para idear una forma de hablar aunque parecería complicado. Luciano pensaba que aprovecharía el tiempo libre para escribir, completar sus investigaciones o simplemente pasear por el lugar. Luna también aprovecharía el tiempo para darse un respiro, la compañía de Ismael le hacía bien y estar con él la revitalizaba a pesar de vivir aterrada a la amenaza de Johel que si lo dejaba le contaría lo que había ocurrido entre ellos. Tomó la mano de él y se acercó a su hombro para sentirlo cerca de ella. Él sonrío y la llevó a su cuerpo para recibirla con todo el amor del mundo. En cambio Lucas esperaba que las cosas entre Leticia y él se arreglaran y veía que este viaje sería perfecto.

Se prometieron todos que iban a disfrutarlo pese a las distintas inquietudes que traían consigo cada uno.

Tras llegar al pueblo preguntaron el camino hacia las cabañas y tras ciertas indicaciones pudieron llegar al lugar. Era un sitio totalmente en contacto con la naturaleza y había muchos árboles a su alrededor. Localizaron un lago que llamó la atención de todos y enseguida se emocionaron con ganas de disfrutar del agua.

La cabaña era mejor de lo que todos habían imaginado, tenía dos pisos y estaba completamente amueblada al estilo rural. En la parte de arriba había tres habitaciones junto a una pequeña sala en donde había sillas y muebles con un ventanal y un pequeño balcón que mostraban la vista hacia el lago. Abajo estaba otra habitación y la cocina con otra sala. Casi todo era de madera.

La inocencia de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora