8. Mi dulce omega

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—Eres un abusivo, ¿sabes? —refunfuñó Spider Man columpiándose entre los edificios.

Wade, quien iba colgado de su cintura con la cara pegada a su espalda baja, reía divertido.

— ¡Eres tan fuerte! —Gritó Deadpool aferrándose más para acariciar su torso— Si fueras alfa yo con gusto sería tu omega.

Sintió a Deadpool agachar la cara hacia su trasero, haciendo que se estremeciera y por reflejo lo empujara. El mercenario cayó gritando con desesperación y a pesar de que era bastante obvio que era falso su terror, detuvo la caída con una de sus telarañas y bajó al estrecho callejón en el que por poco se estampa aquel sujeto. Estando en el piso le retiró la máscara para ver esa deforme cara sonriente.

—Lo siento —se disculpó él con una suave risa—, prometo portarme bien, pero no vuelvas a dejarme caer, ¿qué pasaría si muero?

—Sería libre de la atadura contigo —bromeó desatando al alfa para que pudiera ponerse de pie.

—Tu vida sería muy aburrida sin mí —gruñó Deadpool encerrándolo contra la pared y retirando su máscara para besarlo.

— ¿No ibas a enseñarme tu vida? —Jadeó entre los besos cuando sintió la necesidad de arrancarse el traje y entregarse.

—Muy cierto, pero es difícil concentrarse. Eres demasiada distracción —Peter sonrió empujándolo para colocarse la máscara y regresarle la suya al mercenario—. Muy bien —continuó, frotándose las manos—, aterrizaste en el lugar correcto, dentro de unos minutos pasarán por aquí los tipos a los que debo matar.

— ¿Y quiénes son? —Habló siguiéndolo en el callejón hasta asomarse a la calle solitaria.

—Es una sociedad de trata de personas, mi deber es asesinarlos y robar su información.

— ¿No sería mejor capturarlos?

Deadpool se acercó a él, estaba casi seguro de que estaba sonriendo.

—Estar con los vengadores no te ha ayudado en nada, mi pequeño e inocente omega —dijo él en un tono seductor—, el mundo no funciona de la forma en como lo disfrazan tus padres.

El chirrido de unos neumáticos lo hizo ponerse en alerta y trepar de un salto a la pared, casi al mismo momento Wade se lanzó hacia la calle para intervenir las camionetas y causando un estrepitoso accidente de nuevo. Spider Man se acercó al accidente estando todavía en las alturas y viendo como desmembraba a cada sujeto que ocupaban los automóviles. Estaba casi seguro de que estaba matando inocentes, sentía el deber de intervenir, pero el aroma despedido por Deadpool era muy atemorizante y el lazo se sentía apretado, como si estuviera furioso. Su naturaleza omega lo obligó a esperar a que el alfa se controlara un poco.

Lo vio salir de una de las camionetas para entrar a otra y sacar a un tipo que se retorció en el piso. Antes de que lograra escapar, Deadpool, ya lo había tomado de los hombros y empujado contra uno de los edificios.

—Tú, maldito imbécil —lo escuchó sisear al sujeto que se veía muy atemorizado—, ¿dónde está el disco duro que te entregó tu jefe?

—Nunca lo sabrás —contestó el maleante con descaro—, entregamos el disco duro hace unas horas.

Spider Man no pudo evitar moverse un poco, era muy incómodo sentir su adolorida muñeca por la ira del alfa. El sujeto volteó a verlo claramente impresionado.

—No me digas que te asociaste con los vengadores, de hecho, con el más débil de ellos.

Deadpool sacó una de sus katanas y la clavó en el estómago del sujeto haciéndolo gritar de dolor.

Tu destino es amarme (Spideypool)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora