5. El vínculo

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Una semana pasó desde el incidente con su destinado y el celo de Peter llegó sin demora dejándolo tumbado en su cama jadeante y acalorado como nunca. Al parecer la aparición del lazo en su muñeca empeoraba sus síntomas y más en las noches que ardía en fiebre sin oportunidad a aliviarse un poco porque Tony se mantenía cerca cuidándolo. A pesar de que apreciaba su intención, no le ayudaba en nada su compañía.

La cuarta noche sintiéndose desesperado y ansioso por algo de privacidad, le pidió que le inyectara una cantidad generosa de supresores y lo dejara solo para poder lidiar con su celo como debía. Tony se veía muy preocupado, aun así, hizo lo que se le pidió y lo dejó solo en su apartamento, no sin antes asegurarse de que tuviera los intercomunicadores listos por si necesitaba algo. Por fin, Peter se sintió libre de tocarse y aliviar los desesperantes síntomas.

Los sonidos húmedos llenaron su habitación, combinados de sus jadeos a la espera de algún orgasmo que pudiera calmar su ansioso cuerpo. Cuando por fin pudo alcanzar el primero, se derrumbó en la cama respirando con agitación y quejándose porque no era suficiente, necesitaba más, necesitaba a su destinado para aliviar su necesidad.

Se levantó de la cama acomodándose el pijama para recargar su caliente mejilla en el gran ventanal de su habitación, el contacto fresco lo hizo suspirar aliviado.

Era ridículo intentar ignorar un vínculo inevitable, seguía sin entender el egoísmo de Tony ante su frustrante situación; miró con desesperanza la ciudad iluminada por muchas luces artificiales. Por un momento se preguntó cuál de todas alumbraba la casa de aquel sujeto que su cuerpo anhelaba con tanta desesperación. Sin previo aviso apareció frente a él la figura de Deadpool, trepando la torre como si fuera una lagartija. Fue tan grande su impresión que cayó hacia atrás alejándose del ventanal.

— ¿Qué demonios haces? —Jadeó todavía asustado— Estamos a casi mil pies de altura, ¿cómo lograste subir?

—Supongo que aprendí de ti —respondió su destinado soltando uno de los brazos del aparato que lo mantenía aferrado al vidrio, lo vio colocar un pequeño artefacto en el ventanal, el cual se agrietó y Deadpool lo retiró para tirarlo hacia la calle.

El sujeto entró y se quedó de pie aspirando con fuerza.

—Pude abrir el ventanal, no era necesario romperlo —sentenció de mala gana sin ser capaz de ponerse de pie.

—No hubieras abierto si te lo pedía—siseó Deadpool poniéndose a gatas y acercándose como un felino dispuesto a devorar a su presa—. Eres tan buen niño, obedeciendo a tus padres.

Peter inhaló bruscamente cuando Deadpool lo tomó de los tobillos y lo arrastró hacia él.

—No soy un niño —intentó defenderse y apartar al tipo que lo tenía encerrado bajo su excitante calor.

—No, no lo eres —confirmó subiéndose un poco la máscara hasta que solo la boca quedó visible—, eres un hombre con necesidades —la mano de Deadpool bajó su pantalón hasta tomar su erección haciéndolo gemir—, has estado en celo tanto tiempo y hasta ahora pude venir a verte. Lo siento, mi tecnología no era la suficiente como para trepar una torre tan alta.

— ¿Cómo sabías que estaba en celo? —Inquirió con voz temblorosa retorciéndose cuando Deadpool subió su camiseta para lamer su piel.

—El lazo me avisa de todos tus sentimientos, sabía que estabas ardiendo y yo solo deseaba hacerte una visita nocturna para calmar tu fuego.

Peter se mordió el labio para callar sus gemidos cuando le fue retirado por completo el pantalón y ese sujeto lamió su piel hasta encontrar su húmeda entrada. Por un momento quiso apartarlo, pero al sentir esa lengua bordear su intimidad tuvo que incorporarse para intentar arrebatarle la ropa. Antes de que lograra quitarle la parte de arriba del traje rojo, Deadpool lo detuvo.

Tu destino es amarme (Spideypool)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora