CAPITULO I

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Bienvenida

La campana de la escuela suena en todos los pasillos, sacando suspiros de decepción y algunos de motivación de todos los alumnos, incluso algunos maestros.

El pasillo principal tiene un enorme cartel, dando la bienvenida a los alumnos, hacia su nuevo ciclo escolar de secundaria.

Todos comienzan a distribuirse entre los pasillos y aulas, yendo a sus respectivas clases, al igual que Hazel y su única y mejor amiga, Helen.

Te digo que será rápido, incluso divertido–– argumenta Helen.

Hazel rueda sus ojos color avellana   ––¿Qué hay de divertido en ir a la casa abandonada de un anciano?–– pregunta irónica.

––Que podemos descubrir algo nuevo, tal vez volvernos famosas y dejar la escuela porque seremos millonarias.

––Tienes mucha imaginación–– bromea con su amiga.

Suspira con pesar ––Por favor, invitare a unos chicos, tal vez podamos beber e incluso conseguir una cita–– codea levemente a su amiga.

Esta la mira con rareza y luego aprieta aún más los libros que lleva en sus manos, presionandolos contra su pecho. Dándole mil vuelta al asunto, al fin cede ante tal petición.

Suspira ––Espero no arrepentirme de esto–– dice y ambas entran al salón de clases.

Como de costumbre, van a los últimos pupitres, sentándose una al lado de la otra. Él maestro no tarda en entrar y colocar su maletín sobre el escritorio.

Se para frente a todos y sacude sus manos como si tuviera polvo en ellas, mientras dibuja una sonrisa en su rostro.

Mi nombre es Thomas Vuitton, para ustedes el maestro Vuitt–– explica con un tono de voz alegre ––. Mi trabajo será impartirles la clase de Ciencias Sociales y lo primero que les pediré es puntualidad, sólo eso–– concluye.

La puerta suena en un llamado delicado. Él maestro de 40 años rueda sus negros ojos y camina a la puerta, mientras los alumnos ríen con disimulo ante tan oportuna situación.

La puerta se abre. Él director Calvin y un chico castaño de ojos azul claro lo acompaña. La mirada del adolescente esta dirigida al maestro, mientras que una de sus manos sostiene un cordón de su mochila y la otra esta dentro del bolsillo de sus jeans.

Su complexión esta en un punto medio de la delgadez y lo robusto, su tez blanca hace brillar sus ojos azules, al igual que su cabellera castaña clara, que brilla contra la luz del sol. Su porte es formal, a simple vista parece un niño mimado de papá.

Los ojos de Hazel inmediatamente van al chico bajo el umbral de la puerta. Lo examina de pies a cabeza, pensando en lo atractivo que es este adolescente. Sus ojos permanecen en el estilizado rostro del varón, pero estos rápidamente se alejan cuando se encuentran con iris azul de los ojos masculinos.

––¿Ya lo has apartado?–– pregunta Helen a un lado de la castaña de ojos color avellana; refiriéndose al chico.

Hazel la mira y le da un leve golpe en el hombro mientras una risa nerviosa se le escapa de los labios.

––Claro que no–– al fin dice, concentrando su atención en su pupitre.

––¿Hay algo más atractivo que ver en tu pupitre?–– comenta nuevamente––. Si lo hay, yo también quiero ver.

Alfa: El gran lobo blanco© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora