CAPITULO XI

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Un extraño conocido

Hazel abre los ojos con lentitud. Una luz tenue se hace presente poco a poco, al igual que una voz masculina. Una vez acostumbrada a la luz, se da cuenta que esta acostada en el húmedo y frío suelo del bosque. Intenta ponerse de pie, pero le es imposible, ninguno de sus músculos responde.

––Hazel...–– susurra una voz masculina.

Hazel levanta la mirada, pero sus ojos no logran percibir nada que este más lejos de un metro. Sin embargo, logra percibir una silueta. Un hombre parado a unos metros de ella.

––Hazel–– vuelve a decir, esta vez escuchandose con más claridad.

Intenta moverse, decir algo, pero es inútil. Su respiración comienza a aumentar, al igual que sus latidos. Siente desesperación inmensa por salir del bosque, de correr a casa y ver a sus padres.

––Hazel–– dice esta vez como si estuviera frente a ella.

Cierra los ojos, sollozando, implorando porque cuando estos se abran de nuevo, ella este en casa, sabiendo que todo sólo a sido un mal sueño.

Abre los ojos lento. Lo primero que sus ojos perciben, son a Christian acercándose a ella. Siente un escalofrío recorrer su cuerpo y una parte de su pecho se tranquiliza, pues ya hay alguien que pueda ayudarla.

Christian se coloca en cuclillas frente a ella y sonríe con ternura. Con delicadeza toma un mechón del cabello de Hazel y lo coloca detrás de su oreja. Se acerca a esta y susurra:-Despierta.

Un fuerte y agudo sonido taladra sus oídos. Abre los ojos bruscamente, apretando las sábanas bajo su cálido cuerpo. Toma una gran bocanada de aire como si se hubiera estado ahogando y examina su entorno con desesperación y temor.

El celular en la mesa de noche vibra y suena, mostrando la llamada entrante de Helen. Con confusión toma la llamada y se coloca el celular en la oreja.

––¿Hola?–– murmura.

Suspira con alivio ––¿Dónde estás?, huiste del juego y no volví a saber de ti. ¿Sabes cuan preocupada estaba?.

––Lo siento, me sentí mal, Alexander me llevo a casa y me quedé dormida–– explica de manera natural, como si hubiera pasado en verdad.

––Pudiste avisarme, enserio estaba muy preocupada.

––Lo se, lo siento.

Suspira ––No, está bien, creo que fui un poco paranoica. Te dejaré descansar, aun debes estar cansada.

––Gracias–– dice y termina la llamada.

Coloca el celular de nuevo en la mesa de noche y examina todo a su alrededor nuevamente, esta vez un poco más tranquila.

La habitación es oscura, pero sabe que no es suya. Tampoco logra percibir mucho para poder distinguirla, sin embargo un peculiar olor la hace darse cuenta de a quién pertenece.

Nathan.

Se pone de pie, entrando en contacto con el frío piso. También se da cuenta de que sólo tiene su abrigo como prenda que cubre su desnudo cuerpo. Sus latidos nuevamente aumentan, mientras cierra los ojos para intentar recordar.

Lo último que su mente a guardado, es a Christian y Alexander en el estacionamiento, viéndola con asombro y preocupación. Nathan no estaba presente, ¿Cómo llegó a su habitación? ¿Que es lo que pasó después?.

El ruido de la puerta siendo abierta, la obliga a abrir los ojos y retroceder de manera instintiva. Una silueta siendo opacada por la luz que ilumina la parte trasera de esta aparece bajo el umbral de la puerta. Sus ojos parecen brillar entre la oscuridad de su rostro. En cuestión de segundos, la habitación queda iluminada por el foco de esta, dejando ver a Nathan en la puerta.

Alfa: El gran lobo blanco© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora