Alfa: El gran lobo blanco©

CAPITULO XXXIV

¿Rescate o despedida?

––Lamento que tenga una mala idea acerca de los cazadores, pero no soy igual–– dice Helen rompiendo el hielo, después de viajar en completo silencio durante algunos minutos.

––Que mi hijo y tu lo digan no hace ninguna diferencia–– dice con frialdad.

Suspira y lo mira ––¿Entonces porque me deja implicarme en esto?.

Aprieta el volante al igual que sus labios ––No lo se–– murmura luego de unos segundos.

El resto del camino hacia la casa de la cazadora transcurrió en completo silencio. Él señor Black estacionó su auto a una cuadra antes y espero en este.

Helen entró a su casa con prisa, tomo todo lo necesario en una maleta y salió del sótano, dispuesta a volver al auto del señor Black lo más pronto posible, sin embargo antes de poder hacerlo, su madre la detiene.

––¿A donde vas?–– pregunta con inquietud.

Suspira con pesar ––A casa de Hazel.

––¿Te quedarás?–– pregunta viendo la enorme maleta que lleva sobre su hombro.

––Si, haremos una pijamada, llevo algunas cosas para distraerla. No está bien ahora.

Se acerca y acaricia las mejillas de su hija ––Ve directo a su casa, acaba de haber un accidente.

Frunce el ceño ––¿Y papá?.

Sonríe de lado y retrocede ––Trabajando.

El corazón de la chica se acelera, pues sabe a lo que su madre se refiere. Él señor Rogers está de cacería, buscando a Emily. El tiempo ahora es crucial, pues los peligros para su mejor amiga han aumentado.

––Debo irme, adiós–– se despide de su madre con prisa y sale de la casa en cuestión de segundos.

Sube al auto del señor Black con prisa ––Debemos apresurarnos, mi padre la casara–– dice un poco alterada y preocupada.

Sin dudarlo un segundo, él padre de Emily enciende el motor y comienza a conducir como si su vida dependiera de ello, pues en cierta parte así es.

Mientras tanto, Nathan al fin logra encontrar a Christian, quien parece desconectado del mundo, se encuentra  sentado en la barra de una cafetería, observando hacia la nada, con la mente llena de preocupaciones y dudas.

––Debemos hablar, pero no ahora–– dice él rubio logrando captar la atención del castaño ––. Necesito que vengas conmigo, se trata de mi hermana, esta en peligro.

Inmediatamente se pone de pie y sus latidos aumentan drásticamente, siente un nudo en el estómago y una terrible presión en el pecho, pues pensar que algo pueda pasarle a ella es su más grande miedo.

––¿Que sucede?–– pregunta con nerviosismo.

––Te cuento en el camino, debemos irnos ahora.

Asiente y saca un billete de su billetera para luego colocarlo sobre la barra y salir corriendo del local.

En la habitación de Madeline, Layla no deja de caminar de un lado a otro con su celular en las manos, esperando cualquier noticia.

La señora Hopman la observa y sonríe de lado, pues aunque entiende el riesgo, le emociona saber que Emily tiene grandes personas a su lado, personas que se preocupan y se arriesgaría sin dudarlo por ella.

––Eres leal, y una excelente amiga–– menciona tan débilmente que Layla apenas logra escucharla.

Suspira y se acerca a su lado ––Aún es una niña, tiene demasiadas responsabilidades, debo estar ahí para ella.