Alfa: El gran lobo blanco©

CAPITULO III

Un comienzo

La clase parece ser eterna para Hazel, ya que su incomodidad plasmó impaciencia en ella, cuando él chico nuevo comenzo a observarla con frecuencia.

Nadie lo noto, nadie aparte de Hazel. Para ella es algo completamente extraño, él joven parece no tener intenciones de hacer amistades, sin embargo, a ella la observa con detención.

Tampoco mencionó nada a nadie, simplemente se limitó a ignorarlo y continuar con sus labores, sin embargo, la ansiedad comenzó a llenar cada parte de su cuerpo.

Mientras tanto, él joven sólo tenía una pregunta en la mente que por más vueltas que le diera, no conseguía responder. Durante la clase su tarea a sido observar a la delicada joven de ojos misteriosos.

¿Pudo ser alguna alucinación?. Si es real, ¿Cómo es que pasa?.

Una pregunta tras otra se fórmula en la mente del joven, sin embargo las respuestas se niegan a llegar.

La campana al fin hace que todos se levanten y comiencen a guardar sus cosas con prisa, incluso Hazel, quien siempre a tomado todo con calma.

Su mejor amiga la mira con el ceño fruncido al notar que la castaña casi corre fuera del salón de clases.

––Oye–– la llama en un murmuró.

Hazel la mira con sorpresa y permanece parada sólo observandola.

––¿Qué ocurre?–– pregunta nuevamente encojiendose de hombros.

Niega repetidas veces y con mucha agilidad ––Nada, tengo un trabajo atrasado y quiero terminarlo antes de que la clase comience–– miente.

Helen la observa unos segundos más, preguntándose el porque su amiga no le a dicho la verdad, sin embargo sólo asiente y continúa guardando sus cosas.

Hazel mira cada rincón del lugar, el chico se a ido. Gran parte se su tensión se va, pero sabe que no será la única clase en la que coincidan.

Las siguientes horas transcurrieron en tranquilidad, Hazel no había vuelto a ver a ese chico apuesto que la miraba con extrañeza.

La hora del almuerzo al fin a llegado, por lo que todos los jóvenes estudiantes, comienzan a dividirse.

Hazel y Helen van a la cafetería como de costumbre, sin embargo, un extraño silencio las acompaña. Helen no a mencionado nada al respecto, pero sabe que todo se debe a la noche anterior.

Ambas chicas van a la barra repartidora, esperando ver a la señora Madeline, sin embargo, ella no está.

Intercambian una mirada llena de confusión, la señora Madeline es de las personas que jamás faltan a su trabajo, ya que lo disfruta más que permanecer en casa.

––¿Crees que este enferma?–– al fin dice Hazel.

Helen permanece con el ceño fruncido, intentando ver al interior de la cocina, pero no consigue nada.

––No lo se, ella jamás faltaría y nunca antes la había visto enferma.

Ambas vuelven a echar un vistazo a la puerta de la cocina, esperando que de alguna manera la señora salga, sin embargo se llevan una decepción, cuando la puerta no se abre.

––Seguro mañana viene–– dice Helen y toma una bandeja con su porción de comida del día.

Hazel permanece viendo la puerta, pensando en este extraño y complicado día que apenas a comenzado.

Helen codea levemente a su amiga haciéndola salir de sus pensamientos. Hazel parpadea rápido y luego toma su bandeja con la comida correspondiente.