CAPITULO VII

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¿Qué soy?

––Hel, nuestra familia a sido cazadora de hombres lobo desde hace siglos, la cadena aún no se rompe y ahora el siguiente eslabón eres tu–– relata su padre.

Helen se pone de pie incrédula ––Alto, esto es...

––Nuevo, imposible de creer, pero es cierto–– añade su madre.

––Jamás entraste al sótano ¿Verdad?–– pregunta su padre, Helen sólo puede asentir ––. Bueno, es porque ahí escondemos nuestro armamento.

––Es hora de que lo conozcas–– dice su madre, tanto marido como mujer, se ponen de pie.

La familia camina hasta la puerta del sótano, su padre saca una llave roja del bolsillo de sus jeans y quita el seguro de la puerta. Esta se abre y rápidamente las escaleras metálicas se iluminan con luces LED.

Helen intercambia una mirada con sus padres, quienes sólo esperan a que su hija comience a bajar las escaleras.

Suspira y lo hace, comienza a bajar lento, tomando aire en un escalón y dejándolo ir en otro. Sus padres la siguen.

Las escaleras al fin acaban, una habitación repleta de casilleros para armas se deja ver. Hay una amplia mesa metálica con chalecos antibalas, un estante con otros materiales como dagas, arcos, ballestas, flechas, lentes infrarrojo entre muchas cosas más que Helen no logró distinguir.

––¿Esto es real?–– murmura más para ella misma que para los otros presentes.

––Los cazadores surgieron pocos años después de que la maldición de la licantropia se extendiera. Los antiguos cazadores asesinaban a quien portara la maldición, sea niño, joven o anciano, siendo inocente o no. La paz al fin llegó a los pueblos y ciudades desde la aparición de los cazadores. Aún existen millones de hombres lobo, es por eso que aún nos necesitan.

––¿La plata es lo que los mata?–– pregunta Helen en una especie de trance, aún trata de asimilarlo todo, aún trata de absorber toda la información recibida.

Su padre suspira ––Ese es un mito. La plata les hace daño, si, pero no es capaz de matarlos con más facilidad como se dice.

––¿Entonces?.

––Existen plantas, venenosas para ellos, nuestras armas se forjan con acero y algún tipo de planta venenosa–– se encoje de hombros.

––Hay diferentes tipos de hombres lobo, ¿Cómo los distingues?.

––Esa es una excelente pregunta. Los betas y los omega pueden ser de cualquier color, sin embargo, un omega no tiene un color definido para sus ojos, los ojos de un beta brillan en un amarillo o dorado.

––¿Qué hay de los Alfa?.

––Un Alfa auténtico es blanco, tanto como la nieve y sus ojos resplandecen con intensidad en un color azul. Un Alfa cegado por la maldad es negro, como la oscuridad, sus ojos brillan con un color rojo, sin embargo, ninguno brilla tanto como los ojos de un Alfa auténtico. Un alfa puro.

Helen da pasos lentos mientras lleva sus manos a su cabello y lo aprieta. Toma asiento en una fría silla metálica y coloca sus codos en sus piernas, ocultando su rostro entre su cabello que cae a sus costados.

––Cariño, no queremos que te sientas mal por esto...

Levanta la cabeza y los mira con los ojos llenos de lágrimas, completamente rojos.

Sus padres aprietan el agarré de sus manos pensando en si lo que hicieron, fue en el tiempo correcto.

––Solo necesito pensar esto–– dice y se pone de pie ––. Solo necesito tiempo–– concluye y sube las escaleras con prisa.

Alfa: El gran lobo blanco© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora