Alfa: El gran lobo blanco©

CAPITULO XXI

Sin control

Antes de siquiera abrir la puerta, los agudizados sentidos de Hazel perciben todo lo que enfrentará al entrar a su casa. Su nariz percibe enojo, tristeza y preocupación, mientras que sus oídos escuchan la charla o pelea de sus padres.

––Haley, tranquilizate, contestó tu llamada y dijo que está bien–– pronuncia él padre de Hazel con tranquilidad, manteniendo sus emociones estables y tratando de contagiar esa calma a su desesperada y preocupada esposa, sin embargo no logra conseguirlo.

La señora Lewis va de un lado a otro con una prenda de color negro en la mano, la aprieta con fuerza mientras murmura palabras imperceptibles, tanto para su esposo, como para Hazel.

––¿¡Cómo puedo estar tranquila!? ¿¡Acaso no vez la gravedad del asunto!?–– exclama con mucha más furia impregnada en cada parte de su ser.

Antes de que él señor Rohees conteste a las preguntas de su esposa, la puerta se abre lento y Hazel ingresa a la casa después. Rápidamente su madre va a su lado y se para firmemente frente a ella con las manos en la espalda.

Él padre de Hazel inmediatamente se levanta de su asiento y la mira en completo silencio. Hazel baja la mirada y suspira. Sabe que le espera una larga discusión, donde seguro habrá un corazón roto o incluso más.

––Lo siento, se que debí venir a casa en cuanto salí de la escuela pero...

––Basta–– pide su madre con calma, una calma que le cuesta tanto mantener justo ahora ––. No sigas mintiendo.

Levanta la mirada con brusquedad y frunce el ceño. Sus latidos se aceleran rápidamente y su mente comienza a realizar ideas sobre los posibles secretos que su madre a descubierto. ¿Y si sabe que es una mujer loba? ¿Y si ella también tiene que huir como lo hizo Layla?.

Sin duda alguna para Layla fue muy difícil huir de su casa y olvidarse por completo de su familia, pero, ¿Cómo lo tomará Hazel?. Ella apenas es una niña a la cual le falta mucho por aprender, además, Hazel no a tenido una vida muy activa. Sus días se han basado en estar sola en casa para ver películas, leer libros y estudiar, ¿Que tan preparada puede estar para enfrentar la vida si solo a hecho esas tres cosas?.

Apenas hace dos meses que se enteró de lo que realmente es y apenas puede usar sus sentidos para su beneficio. Haz el aún no está preparada para enfrentarse a la vida sola, ni a una vida normal, ni a una sobrenatural.

––Yo...–– dice con dificultad, pensando en sus siguientes palabras, pero antes de poder completar una oración, su madre habla.

––¿Me quieres explicar que es lo que está pasando contigo?.

––No está pasando nada–– dice con rapidez, tratando de ocultar su nerviosismo.

Su madre suspira con frustración y lleva sus manos al frente. Hazel baja la mirada una vez más, pero esta vez su corazón parece detenerse al ver lo que su madre tiene entre las manos. El vestido que uso en la fiesta de Helen, el vestido con una gran mancha de su sangre a causa del enfrentamiento con el Alfa desconocido.

––Es tu sangre–– afirma su madre entre dientes.

––No–– se limita a decir.

Hazel no es buena mintiendo, nunca lo a sido, pero antes no había razones que lo necesitarán con urgencia, no hasta hace unos meses en que se sumergió en un mundo oscuro lleno de decepciones, dolor, miedo y sobre todo mentiras.

––¿Que es lo que pasó en esa fiesta?.

––Te lo dije–– se encoje de hombros ––. Alexander tuvo un accidente.