CAPITULO XXVI

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Él, el enemigo

Hazel salió de su casa y emprendió su camino hacia el lugar acordado. Mientras caminaba no dejaba de pensar y luchar consigo misma en seguir adelante, o dar media vuelta y volver a su casa. El miedo la amenaza, al igual que el coraje y el instinto de mantener a todos protegidos. No importa cuanto luche por combatir esa voz en su mente que le dice: "Se una buena líder y mantenlos fuera de peligro, es tu deber", no la abandona. Mientras más intenta silenciarla, esta se hace más fuerte y más constante.

A unos metros antes de llegar a su destino, el ruido proveniente de la fuerte corriente de agua del río llega a sus oídos. Con nervios invadiendo cada parte de su cuerpo, sigue caminando hasta estar frente al río. El ruido que la corriente genera es mucho más fuerte ahí, impidiendole escuchar algo más que la fuerza del agua.

Aunque su sentido del oído parece inútil, su olfato aún puede percibir el olor de un lobo, pero no cualquier lobo, si no uno con quien ya tuvo contacto antes. Se gira lento y observa al animal peludo caminar hacia ella de forma intimidante mientras gruñe. Su iris parece cubierto por sangre, su pelaje parece ser la misma oscuridad, sus enormes colmillos se muestran amenazantes hacia la joven. Sin previo aviso, detiene su andar a sólo un metro de ella. Su nariz suelta una fuerte exhalación que eriza toda su piel.

Aunque el miedo ya a tomado el control, permanece firme ante la bestia sin mostrar debilidad, sin mostrarse vulnerable. Los fuertes gruñidos se detiene de forma abrupta y sus colmillos se esconden bajo su enorme hocico. Él intimidante lobo comienza a retorcerse mientras el pelaje oscuro desaparece. Luego de unos segundos el cuerpo animal cubierto de pelo negro, ahora es reemplazado por el de un hombre musculoso totalmente desnudo, con ojos color miel.

Frunce el ceño y clava su mirada en el rostro del hombre. Este tiene impregnada una sonrisa irónica y malvada, sus ojos a pesar de ser de un color claro, no muestran más que oscuridad y maldad pura.

––¿Como... ?–– tartamudea ante la sorpresa.

Su maestro comienza a caminar hacia una pequeña arboleda, de esta, saca un par de prendas. De forma desvergonzada y tomando todo su tiempo, se viste. Nuevamente mira a la chica, quien parece no poder hacer más que verlo, pues su mente aún no logra asimilar que la persona responsable de los últimos desastres, sea su maestro de matemáticas.

––Verás Hazel... –– comienza a decir mientras camina sin sentido alguno ––. Todos tenemos metas diferentes.

––Es un monstruo–– reclama frunciendo el ceño, sintiendo que el coraje es ahora; quien se apodera de su cuerpo.

Rueda los ojos ––No estoy tan viejo como para que me llames de "Usted"–– aclara su garganta ––. Hazel eres especial al igual que yo... pero nos posee un deseo diferente.

––¿Que quieres?.

––Lo que yo quiero y siempre e querido es poder.

Se cruza de brazos ––¿Y cómo crees que yo puedo ayudarte?.

Se detiene y la mira con una sonrisa maliciosa en el rostro. Con pasos lentos se acerca a la joven, quien retrocede temerosa hasta que la orilla del río la obliga a detenerse. Sin embargo, él hombre no lo hace, no hasta que la distancia que lo separa de la joven son apenas unos centímetros. Toma el rostro delicado de la joven con una mano y acerca el suyo a su oído.

––Eres una lobita llena de poder y sorpresas... Hazel–– susurra su nombre ––. Te quiero a ti, quiero lo que tu interior posee.

Se aleja con brusquedad, haciendo que Hazel se balancee para no caer a las rudas aguas del río. Ahora no ve nada más que repulsión emanando del cuerpo varonil, que se aleja dándole la espalda.

Alfa: El gran lobo blanco© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora