Capitulo 23: "Hare que te cures, lo haré".

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-Crei que te perdía- Estaba en la habitación de Arthuro, con el y mi padre hablando.

-Hermana descuida, no moriré, lo juro- Se le veía cansado, ¿Pero cómo? Si lleva horas durmiendo, por fin regresaron los chistes. -Creo que alguien está cuidándome, alejándome del mal- Merlín, no pude evitar pensar en el.

Era cierto que Merlín siempre lo protegía y lo cuidaba, también era cierto que no tenemos idea de que era eso que le dió Caius a mi hermano, creo que tendré que agradecerles después.

-Tal vez tengas razón, en tu largo viaje para convertirte en rey, necesitas un ángel guardián- Hablo después de mucho mi padre. -Le informaré a la corte que su príncipe vive- Y sin más salió.

-Gracias- Mire a Arthuro.

-¿Por qué?- Le pregunté.

-Por creer en mí, por estar siempre conmigo, gracias hermana.

-Basta, me harás llorar- Dije en modo de broma. -Bueno, dejaré que descanses, aunque dormiste casi todo el día, que flojo eres.

-Que graciosa- Me levanté y estuve a punto de salir, pero me detuvo. -¡Amira!.

-¿Mm? Dime.

-Agradece a George de mi parte por favor- Asentí con la cabeza y salí.

Sentí un gran alivio de que Arthuro se encontrará bien, los sirvientes estarían al pendiente de el, ahora sí iría a descansar, pero primero, debo hablar con el.

Fui hasta su habitación y me anunciaron, después entre, el me recibió con una sonrisa. Hice una reverencia para mostrar mi gratitud.

-Gracias George- Retome mi postura y le sonreí. -Arthuro también agradece, sabemos que no tenías que regresar a Camelot, que tenías cosas que hacer en tu reino, pero aún así lo hiciste gracias.

-Te has de haber dado cuenta que volví por ti, no quería dejarte sola en un momento como ese- Se acercó, tomó mis manos entre las suyas y las beso. -Siempre estaré para ti.

Agradecí y le di un beso en la mejilla.

-Descansa.

Me fuí de ahí y continue con mi camino, entre a mi habitación y justo cuando me senté entro Astrid.

-Mi lady, la busca el sirviente de el príncipe Arthuro.

-Dile que pase As, y puedes retirarte, fue un día largo para todos.

-Si, alteza- Hizo una reverencia y salió.

Merlín al entrar se apresuró a ir donde estaba yo y sin más me abrazó.

-Disculpame- Dijo sin separarse ni un centímetro de mi.

-¿Eh? ¿De qué hablas Merlín?- Por fin se separó y me miró a los ojos, pude ver dolor en su rostro.

-Bueno, debió ser un momento difícil para tí, y yo no estuve ahí contigo.

-¡Oh! Así que es eso- Tome su mejilla y la acaricie, quería que estuviera tranquilo, después de todo yo se que el hizo algo por Arthuro. -Descuida, tú siempre estás cuidando de nosotros, sé que de alguna u otra manera estabas ayudando a Caius, y de no ser por eso Arthuro no estaría aquí, así que gracias.

Merlín sonrió, me acerque a el y lo bese, el siguió con el beso.

Creo que después de todo lo que pasó con Arthuro no me dió tiempo de pensar en todo lo que estaba pasando en mi vida. Como en mis sentimientos por Merlín y mi compromiso con George (Aunque aún no oficial). Pero con este beso solo logré confirmar una cosa, amo a Merlín, así se atraviesen en el camino un millón de hombres a los que aprecié Merlín siempre será el único para mí, así tenga un compromiso con George y lo quiera, Merlín será siempre el dueño de mi corazón.

Al separarnos Merlín me dijo que debía descansar, y creo que tenía razón, aún no me recuperaba del todo del estrés, es más creo que me siento incluso peor. Merlín se quedó un rato mientras que quedaba dormida, su presencia era muy relajante para mi, cuando estaba con el sentía que tenía todo, y entonces por fin caí en los brazos de Morfeo.

Escucho voces a mi alrededor, me siento mal, siento mi cuerpo muy pesado, abro lentamente mis ojos, veo una pequeña luz entrando por la ventana, ya es de día.

-Mi lady, ¿Cómo se siente?.

-Muy mal- Me costaba trabajo hablar. -¿Qué me pasó?.

-No lo sé, cuando vine para despertarla se encontraba mal, ya llame a alguien para que vaya por el médico de la corte.

-Astrid, tengo frío, no me siento bien.

Caius llegó junto con Merlín.

-¿Que tiene mi lady?.

-Yo... no lo sé- Me sentía muy mal, estaba temblando, tenía miedo, no sabía cómo se sentía. -Merlin.

-Aquí estoy Amira, tranquila- Merlín se acercó y tomo mi mano.

-No te vallas.

-Nunca.

Caius me comenzó a revisar.

-¿Qué está pasando?- Preguntó Merlín, veía la angustia en sus ojos.

-Esta muy enferma.

-¡Haga algo!- Merlín le estaba casi gritando a Caius.

-Si pudiera.

-¡Por favor Caius!- Merlín parecía querer llorar, pero nunca dejo de sostener mi mano.

-No es una enfermedad ordinaria.

-Esto no puede pasar.

-¿A quién viste en la isla?- ¿De que hablan?.

-Ofrecí mi vida, no la de ella- No entiendo nada.

-Merlin, desearía poder hacer algo.

-Hare que te cures, lo haré- Me dijo antes de salir de la habitación.

La princesa de CamelotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora