Capitulo 19: Saldre contigo.

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Las cosas en Camelot estaban "tranquilas". Los padres de George regresaron a su reino mientras estábamos en Ialdor, pero George se quedó en Camelot.

Hablando de Ialdor, cuando regresamos fuí regañada por mi padre, y no cualquiera, una de la que no me iba a olvidar, pero que tampoco me guste recordar; estuvo hablando (más bien gritando) por horas, diciéndome que tenía que ser mucho más responsable y que quería que arreglará las cosas con George.

Más citas con el príncipe de Georgia no ha habido, creo que se sintió mal por no haber ido a esa cita con el, pero si haber ido de "cacería", que más tarde, claro, se enteró de que fuí a Ialdor con Merlín.

Ahora mismo me dirijo hacia sus aposentos, esperando hablar con el, disculparme. Su sirvienta me anuncio y cuando ella salió entre.

-Hola George- Saludé con una sonrisa.

-Amira, que grata sorpresa- Y me devolvió la sonrisa.

-Primero que nada quería disculparme, por haber hecho planes contigo y haber faltado a lo dicho.

-Tranquila, está todo bien- Dijo caminando para quedar en frente de mi. -Siempre podemos dejarlo para otro día, no te libraras tan fácil de mi.

Esas palabras, fueron exactamente las mismas palabras que me dijo Merlín cuando regresamos a Camelot. ¿Pero que significa? ¿Qué significa que ambos me lo hallan dicho? ¿La hora de partir y hacer mi vida en Georgia se acerca por fin?.

-Claro- Solté un risa, más que nada nerviosa.

Tocaron en la habitación de George, era su sirvienta.

-Princesa, el príncipe Arthuro ha regresado y solicitan su presencia- Dijo haciendo una reverencia y hablando de lo más amable.

-Gracias, voy en un instante- La sirvienta hizo otra reverencia y salió. -Bueno, creo que se me necesita, me tengo que ir.

-Claro, ¿Nos vemos más tarde?.

-Por supuesto- Dije con una opresión en mi pecho, cada vez que quedaba con George no podía evitar sentir que estaba defraudando a Merlín, y no solo a él, sino también a mí misma. Porque al final de todo quiero a George, pero como a mi amigo.

-La criatura que describen tiene todas las características de la bestia aulladora- Dijo Caius, ya estábamos todos en la junta.

Por lo que entendí, Arthuro, Merlín y algunos caballeros, estaban de caza y encontraron una bestia que no habían visto jamás.

-De seguro es un mito- Le respondió Arthuro.

-Según los viejos libros la aparición de la bestia aulladora se supone que es un presagio de grandes levantamientos.

-Caius- Mi padre no quería saber acerca de presagios, ya que es sinónimo de magia y hechicería. -Estos son cuentos de viejas.

-Pero sea lo que sea está causando pánico- Decidí intervenir. -El pueblo teme que entre a la ciudad- Antes de venir hacía acá escuché a unas sirvientas hablar sobre lo que había ocurrido.

-Entonces hay que matarla- Dijo mi padre. -Reune a la guardia, salgan al amanecer- Dijo mirando a Arthuro.

Con las órdenes del rey todos salimos de ahí, seguí a Arthuro y a Merlín, cuando estuvimos solos lo llame.

-Arthuro- El se giró a mirarme.

-Dime.

-Te ruego no ignores lo que dijo Caius.

Arthuro no dijo nada y continuo con su camino, Merlín solo me sonrió y camino a lado de el. Yo por otra parte me fuí a seguir con mis deberes.

Estaba cansada, después de nuestra escapada a Ialdor mi padre decidió que sería bueno mantenerme ocupada con muchos documentos, ensayos, etc. Así que apenas he podido respirar, a Arthuro solo lo veo en reuniones, no salgo si quiera de mi habitación.

-Señorita, el príncipe George la busca.

-Dejalo que entre, gracias As- Termine lo que estaba escribiendo para poner atención a George. -Estoy exhausta- Deje por fin la pluma.

-Entonces llegue en un buen momento- Se acercó al escritorio. -Necesitas un merecido descanso ¿No crees?.

-Claro, dicelo a esas pilas de papeles que tengo ahí- Señale las torres de papeles que habían, si, ya había hecho algunos, pero parecía no acabar.

-Bueno, puedo ayudarte si gustas- Esa propuesta me sorprendió, claro que me gustaría una mano, pero… ¿Qué clase de princesa sería si dejará cosas del pueblo en otras manos, cuándo son cosas que se me confiaron?.

-Me encantaría aceptar tu ayuda, sin embargo, son cosas de mi pueblo, debo hacerme cargo personalmente- George sonrió, no sé porque pero lo hizo. -Pero gracias por la oferta.

-Eso habla bien de ti Amira, te importa más tu pueblo que tú misma, es digno de admirar, no eres la siguiente en la línea de sucesión, pero te preocupas por Camelot como si lo fueras.

-Si bueno, es mi hogar.

-Ahora entiendo a la gente- Lo mire inquisitiva. -Si, estuve caminando por la aldea más cercana, varios campesinos admiran a los hermanos Pendragon- Y se encogió de hombros.

-¿Quiénes seran esos hermanos Pendragon?.

Ambos reímos.

-Bueno, solo quería ver si querías pasar un tiempo con un antiguo amigo, pero creo que estás muy ocupada, te dejo. Con permiso- Dió media vuelta para retirar

-Espera- Dije evitando que siguiera caminando y volteara a mirarme.

-¿Qué sucede?- Me miró extrañado.

-Saldre contigo.

La princesa de CamelotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora