Capítulo 11: Como en los viejos tiempos.

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-Bienvenidos a Camelot, mi buen amigo- Mi padre saludo con mucha energía al rey Guillermo de Cambridge. -Te presento a mis hijos, el príncipe Arthuro y la princesa Amira.

Nuestros invitados de la realeza nos saludaron a ambos, pero, al saludar al príncipe George y ver sus ojos,  su sonrisa. Algo vino a mi mente. El pareció notarlo y me guiñó el ojo.

Todos nos fuimos al comedor, estaban Morgana, mi hermano, nuestros invitados, mi padre, y claro entre los sirvientes Merlín, a quien no podía sostenerle mucho la mirada, Merlín se veía incluso peor que yo.

-Príncipe George, ¿Cuáles son sus pasatiempos favoritos?. A Arthuro le gusta mucho la cacería, quizá puedan ir a cazar algún día juntos- Dijo mi padre para después beber de su copa.

-Bueno, mi especialidad es el arco y las flechas. Y por supuesto, el día que Arthuro guste, sería un placer- Arthuro le dedicó una cordial sonrisa.

-¿El arco? ¡Magnifico! Amira es la mejor en Camelot, nadie es mejor que ella en todo el reino, una vez una chica dijo ser mejor que ella, y la reto, por supuesto Amira aceptó y gano, claro la chica se fue destrozada.

-Y ahí se acabo todo- Hable evitando que mi padre siguiera. -La chica era magnifica, fue algo muy cerrado, creo que si se pone a practicar la próxima ella puede ser quien gané.

Mi padre me miro rojo de ira, mi hermano sonrió orgulloso y los tres invitados sonrieron con dulzura.

El festín concluyó, estaba realmente agotada, la mayoría se fue a sus habitaciones, pero yo, yo tenía algo que hacer, algo que afirmar. "Es muy peligroso que vayas sola por el bosque a altas horas de la noche" recordé las palabras de mi padre. Pero si no me equivocaba no estaría sola. Llegue al prado, a mi parecer estaba desierto. Bien, me había equivocado, era extraño, porque estaba un 99% segura de que era el. En fin, ahora si estoy sola, y si es peligroso.

-Sabia que estarías aquí- La voz me sobresalto e hizo que diera un paso para atrás y pisará el vestido, haciendo que perdiera el equilibrio y me fuera para atrás. Lastima que no es un cuento de hadas y no hubo quien me sujetara en sus brazos, dando como resultado el fuerte golpe contra el suelo. -Lo siento mucho, no fue mi intención, dejame ayudarte- Me tendió una mano para ayudar a levantarme, pero vi mi oportunidad. Tire de ella hasta lograr tirarlo, pero no fue una gran idea, porque cayó sobre mi, hay que agradecer que no cayó completamente, de haber sido así me hubiera aplastado.

-Creo que no fue buena idea.

Ambos reímos, se levanto y luego me ayudo a hacer lo mismo.

-Nunca me dijiste que eras un príncipe.

-Y tu nunca me dijiste que eras una princesa.

-Touche.

Nos sentamos en un tronco que estaba cerca de ahí.

-Como fuimos a re encontrarnos, una vez veniste al bosque como cada tarde, y de la nada, ya no venias. Me preocupe bastante- Miré sus ojos y pude ver que decía la verdad, lo que provoco un leve sonrojo en mis mejillas.

-Un día entraron al castillo enemigos de mi padre e intentaron matar a Arthuro, desde entonces mi padre no nos deja salir, sin escolta y a altas horas.

-Eso lo explica todo, lo que no explica es el motivo por el que estas aquí, en este preciso momento, a altas horas y sin escolta.

-Sabia que eras tu- Le di a George mi sonrisa mas sincera. -Si me equivocaba, probablemente, estaría en apuros, pero no me equivoque. Lo cual estoy realmente agradecida.

-Era lo más lindo del mundo- Le miré extrañada, al no saber a que se refería. -Venir aquí, vernos sin decir nada, pero un solo momento de tranquilidad. No se si era el único al que le pasaba, pero me servía para para distraerme un poco.

-A mi me pasaba algo similar, de alguna forma me sentía segura contigo, desde esa ves que me caí con esas ramas, y tu me cuidaste, si no estaba con Arthuro, quería estar contigo. Eras un gran amigo- Mire hacia arriba recordando lo que había pasado, el como nos habíamos conocido.

-¿Era? ¿Escuchaste eso? Pues fue el sonido de mi corazón rompiéndose.

No pude evitar reír un poco.

-Eras y sigues siendo un exagerado, así que supongo y espero que sigamos siendo amigos.

-Pues, si las cosas siguen así seremos más que amigos- Al escuchar eso mi cuerpo se tensó y el se acomodo en su lugar. Ninguno dijo más, había una atmósfera tensa.

-Creo que debemos irnos, es demasiado tarde y mañana será un día muy largo.

-Si, claro- Nos levantamos, y comenzamos a caminar, el se coloco a mi lado mientras nos dirigimos al castillo.

Vaya si mi padre nos ve entrar al castillo juntos, no se, quizá sacaría arco iris por la boca, o algo parecido, sé que mi padre esta haciendo todo lo posible por qué George y yo pasemos mucho tiempo juntos. Pero yo en realidad, quería abrazar a Merlín, estar con el, decirle que todo estaba bien, que no me iría a ningún lado, pero no solo le estaría mintiendo a el, me estaría mintiendo a mi misma. Desde la cena no lo he visto, supongo que Arthuro lo tiene ocupado.

-¡Hey! Amira- La voz de George se abrió paso entre mis pensamientos.

-Dime- Le miré, sin darme cuenta estábamos en la entrada del castillo.

-Mañana, me preguntaba si tu...- Mejoro su postura, diría que esta algo nervioso. -¿Te gustaría practicar arco conmigo? Pasar la tarde juntos, como en los viejos tiempos. Claro si es que no tienes deberes.

Cuando iba a aceptar mis ojos se posaron en unos ojos azules que habían del otro lado del pasillo. Merlín.

-Yo…

-¡Muchachos!- Me sobre salte al sentir una mano en mi hombro y oír esa voz. -Hija, mande a un sirviente a darte un recado y me han dicho que no te encontrabas, valla sorpresa que me llevé al verlos juntos. Claro, no me opongo a que estén juntos, pero procura avisar- Y si, justo como lo había predicho mi padre no podía ocultar su felicidad. -Por cierto, el campo esta libre mañana, que descansen.

Mi padre se fue, me quedé ahí parada, busque de nuevo la mirada de Merlín, pero no la ví por ningún lado.

Amo a Merlín, pero tengo un deber con mi reino.

-Me encantaría estar contigo mañana.

La princesa de CamelotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora