VEINTISIETE

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Caminaba extraño.
Él lo sabía y le daba pena andar así por los pasillos, parecía a punto de caer de no ser por las paredes que lo sostenían como podían. Se sentía fatal y deshecho. Las ganas de llorar bajo aquel árbol que lo había acompañado desde que entró a la universidad lo estaban atormentando, pero debía aguantarse porque tenía recibir inglés y como le iba pésimo en esa materia pues debía esforzarse el doble.

Suspiró y jadeo de dolor cuando dobló en una esquina y su brazo derecho topó con la pared. Ya no aguantaba el ardor en sus piernas, abdomen, pecho, espalda y brazos; nada visible para que no sospechara nadie.
Cerró los ojos y maldijo por lo bajo, el no era de decir malas expresiones pero ¡puta madre! ¡le dolía todo!

Estaba tan ensimismado en controlar lo entumecido que aún se resentía su anatomía de la golpiza que le dió ese pedazo de escoria, que no se dio cuenta del chico que estaba a punto hablarle.

-Taehyung... ¿estás bien?- pregunto el beta de cabello castaño sosteniendo a su mayor, Yugyeom estaba preocupado por el alfa pues no se veía nada bien.

-S-si...- murmuró ahogando un quejido de dolor al estirar su brazo derecho sobre el cuello del beta.

Yugyeom frunció el ceño y decidido comenzó a caminar hacia la enfermería. Desgraciadamente los alfas tenían más fuerza que los betas, bueno, no siempre era de esa manera, pero este caso era el común, así que iban a paso de tortuga embarazada.

Por suerte, Yuggie descubrió que el lugar que necesitaba con urgencia no estaba lejos y llegaron después de algunos eternos minutos.
El beta no pregunto nada, solamente espero a que la enfermera que ayudaba ahí lo revisara; ambos quedaron impactados al ver las heridas y hematomas que habían regados por toda la caja torácica del joven alfa. Este solo cerró los ojos para contener la lágrimas de frustración que querían salir... ah se sentía del asco.

-Tengo que avisarle alguno de sus familiares, Taehyung-ah- dijo la señorita tratando de permanecer serena y no gruñir ante la vista que el menor le daba.

Como omega, esposa y madre de dos cachorros, se sentía muy posesiva y el hecho de Taehyung emanara aún un aura de cachorro empeoraba su instinto.
Suspiró y se fijó en el rostro alterado y nervioso de Kim.

-N-no es necesario... por favor no diga nada a nadie...- el lobo de la omega chilló preocupado y ella solo volvió a suspirar. La enfermera se encargaría de cuidar en ese momento al joven alfa.

Todo esto bajo la atenta, curiosa y sería mirada de Yugyeom.

-Esta bien... solo déjame ir por algunos analgésicos para aliviar el dolor y unas pomadas para esos raspones- dijo la señorita de cabello rubio. Se volteó y le dijo al beta que lo cuidara y procurador que Taehyung no se levantará.

Este asintió y se acercó junto a la camilla en donde estaba el de cabello negro. Le observó a los ojos y Tae no pudo sostenerle la mirada. Realmente se sentía avergonzado y mal con sí mismo.

-¿Aviso a Hoseok hyung de esto?- murmuró la pregunta el castaño, causando que Tae le voltearan a ver de golpe y negara alterado.
Lo entendió y antes de volver a hablar alguien le interrumpió.

-No es necesario que nadie me avise nada, Yugyeom- ambos voltearon topándose con el ceño fruncido del omega de Tae- ¿podrías dejarnos solos por favor?

El beta se lo pensó, pero al ver como las manos del omega se volvían puños supo que, o se iba por las buenas o el peli-rojo se encargaba de sacarlo el mismo y no de la manera amistosa.
Después de todo Jung no era conocido por repetir dos veces las cosas. Le dio una última mirada a Taehyung quien veía algo temeroso a su mayor y salió de ahí.

Mr. Pervert |BTS| •Vhope• [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora