CINCUENTA Y UNO

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–Mamá ¡mamá!– chilló el omega peli-rojo al ver los orbes de la alfa por fin abrirse.

Habían pasado tres días... días en los que su madre no había despertado, donde el miedo, la desesperación y la impotencia les estaba jugando una mala pasada... días en los que no sabía absolutamente nada de su alfa; Taehyung lo había bloqueado, su lobo estaba llorando por su pareja y aún se preguntaba ¿qué era lo que había pasado?... realmente no lo recordaba...

–Hoseok... ¿dónde...?– interrogó a medias Soora pues su hijo se había abalanzado para abrazarla.

Seok suspiro aliviado, a pesar de todo su mamá estaba bien...

Fuera de la habitación.

Jin se sentía extraño y Namjoon compartía su sentir...
Había algo que estaba... diferente.

Tal vez el que Taehyung haya desaparecido y que Hoseok no haya dicho nada sobre ello, aunque en esos tres día se la haya pasado llorando y gruñendo con rabia abrazado a su otra madre, eso era tal vez lo... raro.

Jungkook estaba en una de las habitaciones de arriba hablando con Yugyeom, Jackson y Zico, mientras Yoongi y Jimin junto a Taeil descansaban en el cuarto de al lado.

Todo estaba tranquilo... raramente lo estaba...

–Y ¿se siente bien, Hiera noona?– interrogó Namjoon sirviéndole una taza de té, observo de reojo como su pareja no dejaba de ver a la omega.

–Si querido, ya estoy mejor– le sonrió, a pesar de las ojeras que se marcaban en su cansado rostro. Había estado en vela, cuidando del sueño de su alfa.

Hiera y Soora habían llegado hace tres días, ambas heridas, la peli-roja más que la rubia; paso un día y la omega relato todo lo que había pasado. Ellas habían sido atacadas por brujas y mezclas, y por ello, la alfa cayó dormida por largo tiempo.

Tiempo en el que, también, Taehyung se había ido y todo se había vuelto... raramente calmado.

–Me alegra que este bien noona– sonrió Kim, tomó un sorbo de su té y prosiguió– ¿puedo hacerle una pregunta?

La rubia le observó unos momentos antes de asentir y darle paso al cuestionamiento del joven omega.

–¿Cómo llegaron aquí?– interrogó colocando una de sus manos en su vientre– quiero decir... la manada de los Jung quedaba más cerca ¿no?– tomó otro sorbo de su taza– además... ¿cómo es que sabía que Jiho hyung y Hoseok estarían aquí?

La rubia sonrió y dejo la taza en el mesón de la cocina.

–Nos acorralaron, ya se los dije, no podíamos cruzar hasta las tierras de la manada de mi esposa– bajo la mirada la rubia– y creó que te confundes con lo último... yo no sabía del paradero de mis hijos.

–Ya veo... es peculiar todo esto ¿coincidencia tal vez?– Namjoon se levantó de donde estaba para dejar la taza en el lavatrastos, pero no se giró– quiero decir... yo no sabía que la mejor omega de todo el clan Choi podía portar el tatuaje de los Shin, la manada enemiga de su pueblo– los orbes del omega cambiaron y a través del lazo Seokjin ya estaba a su lado convertido en su majestuoso lobo de pelaje gris.

La rubia llevo una de sus manos hacia su nuca ¿cómo había descubierto...? Ah si... ya lo recuerda; cuando quiso ayudarla porque había una herida detrás de su cabeza, pero ella lo detuvo antes de que viera... al parecer no había sido lo suficiente precavida.

En las habitaciones de arriba.

–¿Entonces aún no sabes porque no puedes usarlo?– suspiro Zico sintiendo algo... raro.

–No, todavía no puedo– gruño Yugyeom concentrándose, queriendo ver algo que les pudiera ayudar, sin embargo, pareciera que se había convertido en un beta común y corriente.

Jungkook se mantenía en la ventana, observando el tranquilo paisaje, alerta de cualquier cosa.
Pensando en todo y a la vez en nada.

–Mierda... la vida no nos esta favoreciendo en nada– dijo en tono decepcionado y frustrado Jackson.

Quedó en silencio todo por algunos segundos hasta que escucharon un golpe sordo, que gracias a sus sentidos más desarrollados lo pudieron percibir. Se voltearon a ver y el primero en salir fue Jihoo, seguido por Jackson dejando a los menores más atrás.

Ahora el quiebre de alguna cosa de vidrio en la planta de abajo les hizo alarmarse, los dos mayores bajaron y los menores se dirigieron a la habitación del fondo, donde Hoseok y Soora estaban.

El olor a sangre los alertó y el instinto de ambos se activo para proteger a los omegas, tanto parejas como también amigos.

Jungkook se volteo y antes de llegar al final le dijo al beta:

–Necesito que te lleves a Jimin, a Taeil y a Yoongi de aquí, ellos están embarazados y hay un bebé más, por favor... no quiero que les pase nada, tu eres el único que nos puede ayudar ahora– murmuro con pesar el alfa, pues sabía que Yugyeom era la pieza clave para poder encontrar el final de todo ese laberinto que estaban viviendo.

El beta fruncido el ceño, enviándole la mirada más significativa que pudo, transmitiéndole seguridad, jurándole al alfa que sus parejas estarían a salvo, y asintió. Se desvío al cuarto donde el delta, el niño y el omega descansaban, comenzando a despertarlos para huir lo más rápido que pudieran.
Jungkook por otro lado se apresuró a entrar a la habitación donde se supone estaban el omega y la alfa, encontrándose a un Hoseok gruñendo de dolor y a Soraa con una gran herida en el hombro. Jeon gruño al ver el estado de su amigo de la infancia y protegiéndolo se abalanzó hasta la supuesta madre del peli-rojo.

Los golpes, las mordidas, los gruñidos, los chillidos y la sangre estaban más que presente en aquella casa. Nadie daba su brazo a torcer.

La tormenta estaba cayendo sobre ellos, mientras un beta, un infante y un delta y omega preñados abandonaban aquel lugar lo más rápido posible.

Todo se estaba derrumbando...
Y el futuro cada vez más, se veía incierto...

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-Hola •w•

Me he tardado mucho lo se y no tengo más escusa que la misma, no tenia nada de inspiración para esta historia ;-;
mE pErd0nAn¿ ._.

Lxs amo mucho💗💗💗💗

Adiós😘

Mr. Pervert |BTS| •Vhope• [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora