Madisson.
No podía creer lo que acaba de decirme Patrick.
Camine por todo el lugar en busca de Ryan, no lo encontré por ningún lado.
Fui en busca de mis amigos.
-Vámonos. - Dije con un hilo de voz sin mirarlos a los ojos.
-¿Y Ryan? ¿Que pasó? - Preguntó Leslie.
-Al parecer encontró una mujer para divertirse hoy en Panamá. - Lágrimas amenazaban en salir de mis ojos.
No lo haré, no lloraré.
-¿Que? - Habló esta vez Lenin y pude ver como sus ojos se llenaban de rabia.
-Lo esperaré en el hotel, en algún momento deberá llegar, no quiero buscarlo para no ver una escena ya causa de ello acabe en la cárcel por arrancar el cráneo de una plástica. - Suspire y camine fuera de ahí.
Me despedí de Patrick el cual hoy dormirá acompañado, al paracer.
Igual que Ryan.
Su instinto de mujeriego se activo hoy, precisamente uno de los días más felices de mi vida.
Llegué al hotel, subí a la habitación, pedí servicio a la habitación un vino para brindar por mi misma y fui a el balcón.
El cielo estaba estrellado, la luna me acompaña, una copa de vino de uva también me acompaña. La soledad es mi mayor compañía ahora mismo.
-Maldito Ryan... - Susurre mientras tomaba un trago de la copa y las lágrimas que contenía en mis ojos se deslizaban por mis mejillas como si de un río se tratara.
¿Por qué algunos hombres son así?
Marque el número de mi novio y me mandaba al buzón de voz.
-Contesta el maldito teléfono jodido mujeriego. Soy una estúpida, ¿por qué mierda me enamore del que más odie en mi vida?, Ryan si no apareces en media hora juro que te mataré a golpes. - Seguía susurrando mientras tomaba esta vez desde la botella de vino.
Miles de escenarios pasaban por mi cabeza, todas las formas y maneras en que Ryan me podría estar siendo infiel. Cada vez que pensaba en ello más lágrimas derramaba y mi corazón cada vez se rompía aún más.
Odio la forma en que me enamoré de tí.
Terminé emborrachandome con tres botellas de vino y durmiendo en la alfombra de la habitación.
Ryan.
Abrí mis ojos y un gran maldito dolor de cabeza me atacó en el momento que desperté.
Mierda, tomé demasiado ayer y no recuerdo nada.
Me senté en la ¿cama? que estaba, mire a mi alrededor y no reconocí el lugar, observe el piso y ropa femenina estaba esparcida por este, yo estaba con solo mi bóxer puesto, mire a mi lado y....
¡Santísima virgen de las malditas fresas que tanto odio!
Una chica estaba desnuda a mi lado, no sabía quién era, solo estaba seguro de algo.
La he cargado con Madisson.
Me puse de pie de inmediato, busque ni celular y tenía dos llamadas perdidas de Madisson.
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¡Oye! ¡Eres hermosa, mí hermosa!.
Teen FictionAmbos practican un mismo deporte, los une una misma pasión. Son tan diferentes el uno del otro. . ¡Oye! ¡Eres hermosa, mí hermosa!.