Capítulo Cinco.

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Había llegado la hora de irme a mi casa. Esperaba que el auto de papá se estacionara frente a mi pero jamás apareció, sabía que esto iba a suceder siempre se olvidan de que tienen una hija. Decidí caminar a dirección a mi casa.

El camino era largo unos tres kilómetros tal ves, habían demasiados árboles que me impedían ver todo el camino.

Veía casas por todos lados pero no encontré nunca la mía, llevaba dos horas ya de camino y al parecer estaba totalmente perdida.

Un ruido detrás de mi hizo que me sobresaltara, no lo puedo creer.... Era él, ahora me sigue. Me escondí detrás de un arbusto para atrapar lo cuando se acerque a mi.

- Já. Con qué me estas siguiendo - lo señale con el dedo índice.

- ¿Qué te sucede, bruja? Yo voy a mi casa y este es el camino que tomo.

Demonios, que idiota eres Alisson.

- Me pudiste haber hablado para irnos juntos - le reclamé nerviosa.

- Yo no me junto con raras.

Reí. Que estúpido.

- Solo ayúdame a encontrar mi casa, estoy perdida.

- Esta bien, solo porque aquí viven los más drogadictos de la ciudad.

Eso no me lo tuvo que decir dos veces, ya estaba agarrada de su brazo con miedo a que me pasara algo. Él me miro sorprendido.

- Suelta me.- me dijo serio.

Upss.
Lo solté, no quería problemas.
Le di mi dirección y comenzó a reír, no se por qué, pero lo hizo y con muchas ganas.

- ¿De qué te ríes? - le pregunté.

- ¿Ahora no me puedo reír o qué?

Que muchacho tan problemático.

- Solo fue una pregunta - gire los ojos, mientras jugaba con mis dedos... Estaba nerviosa.

- ¿Te sucede algo?

- Hmm, no ¿por qué?

- Creo que tienes un problema serio con tus manos- dijo con sarcasmo.

¡Aléjate de mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora