Capítulo Veintisiete.

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Elliot.

Eso había sido absurdo, solo perdí mi tiempo. Clark y Ryan caminaban hacia mi.

—¿Ya le dijiste? — me preguntó Clark.

Ryan nos miró extrañado. —¿Preguntarle qué a quíen? 

—Convencí a Elliot de invitar a Alisson al baile — dijo victorioso.

—¡Eso es fantástico! — sonrío Ryan.

—Si pero lo no lo logré — los miré — Matt llegó antes.

—¿No Matt se iba a California? — preguntó Ryan.

—Lo mismo pensé pero no, él se quedó.

—Bueno ¿Y qué? Tu eres Elliot Paterson, el chico que no se rinde hasta conseguir lo que quiere.

—Ese era el viejo yo.

Ryan rompió el silencio al morder su galleta.

—¿No has parado de comer? — me reí.

—No-oh y jamás pararé.

Clark trono los dedos —¡Ya se! 

A Clark se le había ocurrido que vayamos a la ciudad a comprar un par de trajes para el baile, no se lo que tenía en mente pero teníamos que acatar sus ordenes.

—Vamos con los demás — opinó Ryan.

Me sentía el nuevo del grupo, desde la muerte de Amy no había hablado con ninguno de los que antes fueron mis mejores amigos.

—¿Elliot? — Javier me miró sorprendido.

Todos giraron a verme sorprendidos.

—Bro, ¿Como has estado? — Cameron me abrazó.

—Bastante bien, ¿Y tu?, ¿Cómo vas con Mónica?

—Bah noticia antigua. Terminé con ella.

—Buena elección. No me caía nada bien. 

—¡Ves! Te lo dijimos — todos dijeron al unísono.

Soltó un carcajada —Lo sé, ¿A que se debe el milagro de tu visita? — dijo con sarcasmo.

—Elliot no tiene pareja para el baile — me abuchearon — Pero, nosotros haremos que vuelvas a ser el chico por el que todas caían muertas.

Bufé —Nunca fue así.

—Siempre fue así — comentó Evan.

—Por eso lo llevaremos de compras — Clark habló como chica.

—Sabiamos que eras gay, black — dijo Justin.

—Sí, y te amo.

Todos nos soltamos a reír. Extrañé todo esto, si estuviera Amy en este momento hubiera brincado de felicidad. Debe estar orgullosa de mi donde sea que este.

—¿Todos ya tienen pareja? — pregunté.

—Obviamente — dijeron al unísono. 

—La mía es una universitaria — Javier nos miró como el macho alfa.

—Pft, mexicano — Cameron rodó los ojos.

—¡Ey! Eso es racista — Javier se quejó.

Reímos. El timbre había sonado, era la salida, hora de la acción.

¡Aléjate de mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora