VI

792 107 4
                                    

  "Gracias a tí,  Jeong"

Jimin:

Me sentí tan cómodo en aquel momento junto a ella.  Luego de aquel abrazo Jeongyeon me preguntó la razón por la cual estaba llorando, extrañamente para mí, pude abrirme con ella y contarle todo lo que había pasado esa noche, ella no dejó de prestarme atención en ningún momento,  aquello me hizo sentir realmente comprendido.

--- Es así desde que mamá se fué, me desprecia, no me habla, solo me grita, me golpea.
¿Sabés?, él suele decir que yo nunca debí haber nacido, que soy solo un problema, y aveces creo que tiene razón--- solté algunas lágrimas luego de decir aquello, pero estas fueron rápidamente retiradas de mis ojos por los pulgares de Jeongyeon.

---Tú no eres ningún problema Jimin, no debes creerte eso jamás, ya no puedes estar así,  no podemos dejar que esto siga,  tenemos que hacer algo--- pude notar sus ojos cristalizados.

Mucha gente jamás logrará entender que es lo que pasa, y mucho menos que se siente,  acabar con aquello no era algo simple,  tenía miedo de lo que puediese pasar,  no quería acabar peor,  por eso preferí callar.

---¿Tenemos?

---Claro que sí, no te dejaré solo en esto, Jimin yo te quiero ayudar.

----Gracias Jeongyeon---expresé en un tono casi inaudible,  pues sabía que sus intenciones no eran malas.

Todo era tan extraño, era realmente la primera vez que podía contarle aquello a alguien, que me golpeaban no era un secreto para la escuela, ya que todos los días entraba a ese lugar con un golpe nuevo, sin embargo para ellos eso era motivo de burlas, nadie nunca se puso a pensar en como yo me sentía, hasta que ella llegó.

---¡Wow!--- exclamó mientras me observaba fingiendo sorpresa.

---¿Qué ocurre?--- cuestioné luego de aquello.

---¡Me estás agradeciendo!---- respondió divertida---- esto es un hecho único para este planeta.---- soltó una leve risa después provocando de esa manera que yo también lo hiciera.

Luego de aquella charla nos quedamos un rato más en aquel parque hablando de temas al azar. Cuando notamos que ya era lo bastante tarde, que mi padre en cualquier momento llegaría a casa, Jeongyeon me acompañó hasta llegar allí, asegurándose de que estuviera bien.

---Nos vemos mañana Jimin--- luego de aquella despedida me volvió a abrazar--- Estará todo bien, no te preocupes--- habló suavemente en mí oído.

---- Gracias, hasta mañana Jeongyeon, cuídate.

Esa noche en particular fué diferente a todas las demás, no tenía esa sensación de vacío en mí, me sentía felíz. Me estaba encariñando con ella.

Jeongyeon :

Estaba realmente felíz en ese momento. Había podido acercarme a Jimin, lo había logrado, eramos amigos.  Aquel chico era realmente encantador, nunca podré entender que es lo que pasaba en la cabeza de las personas para tratarlo tan mal, él no se lo merecía.

Después de despedirnos regresé al hanok, esa noche no pude pegar un ojo en ningún momento, necesitaba estar en la escuela con él.


 

                    
A la mañana siguiente me había alistado lo más rápido que pude y salí corriendo de casa para llegar temprano al instituto.  No se me hacía tarde ni nada, es más, iba a horario, pero quería verlo.

Al llegar pude notar, otra vez, las miradas desagradables en mí, no me importaban, no les haría caso, nada puede arruinarme este día.

---Me adentré a mi salón cuando lo ví sentado en su pupitre, estaba con sus audífonos puestos mirando hacia la ventana, como siempre, aunque aquella vez algo había cambiado, una sonrisa se hallaba en su rostro.

---Hola--- me acerqué a él quitando uno de sus auriculares para luego sentarme en mi lugar--- ¿cómo te sientes hoy?

---Bien, gracias a tí Jeong--- eso era muy nuevo, él sonreía, su sonrisa era tan hermosa, tan amplia que sus ojos se volvían líneas rectas, realmente adorable.

Jimin era una persona tan única, bajo ese escudo de chico frío y grosero se escondía alguien realmente increble, una persona que tenía mucho miedo de ser lastimada, que le hacía tanta falta sonreír y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

En ese instante fué cuando me propuse mantener esa alegría en él lo más que pudiese, ya que me encantaba verlo felíz y me encantaba más saber que yo era la causante de aquello.

Seres Guardianes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora