El escuadrón sombra estaba tomando sus armas en la sala que compartían en Fénix, era el segundo día de vigilancia nocturna, por lo que con cara de querer dormir cinco días, salieron en la camioneta a hacer la patrulla.
Esperanza atravesó un portal hasta el techo de un restaurante y comenzó a vigilar con el pañuelo sobre la cara, dejando solo sus ojos a la vista. La noche estaba fría, tranquila, en su oído escuchaba los informes de situación de sus compañeros y otros escuadrones diseminados por Corea del Sur. Marco los mantenía al tanto de la situación de los países aledaños, y todos aquellos en los que había una base de Fénix. Esperanza vio sorprendida cómo se acercaban por el medio de la calle, sus tres compañeros indeseados. El algoritmo tenía razón, el laboratorio de la calle contigua era un objetivo, ya estaba por hablar al comunicador cuando la característica risa de Seok Jin le llegó desde la calle. Maldijo mirando por el borde del techo, observando como su amigo salía tomado del brazo de NamJoon, que obviamente habían cenado en el restaurante. Kibō se pasó la mano por la cara rogando que ambos estuvieran muy perdidos en su mundo como para notar que sus tres compañeros estaban vestidos como en películas de acción.
En cuanto ambos coreanos llegaron a la esquina, la morena bajó de un salto a la calle, usando las sombras para llegar a la esquina, cuidando no ser vista. Tenía una espada en la mano, mientras que la otra seguía en su funda. Habló al comunicador observando al enemigo.
-Tengo a la calva y sus compinches en la mira, necesito apoyo en mí ubicación, posible riesgo civil. - informó observando la puerta del restaurante; aún había gente dentro.
-Espera por nosotros, K, no hagas nada. - Rose era la única que le decía así, o sombra 3, era una chica aplicada a los títulos.
-Okay, Brujita. - soltó la morena, escuchando la risa de Valentín. Casi podía imaginarse a Rose rodando los ojos con una sonrisa pequeña.
Podría haber seguido bromeando con su amiga, sino fuera porque sintió algo enterrándose en su rostro. Trató de gritar mientras se doblaba sobre su cuerpo por el dolor. En cuanto sacó el disco de plata lo arrojó a un lado irritada, mirando hacia los lados, solo para encontrarse con la bruja calva sonriendo como maniática.
-Diviértete, chica samurái. - dijo mirando hacia la calle.
Esperanza le siguió la mirada, abriendo los ojos, con la mandíbula casi por el suelo. Sacó su otra espada de la funda preocupada por la gente del restaurante, quienes se asomaban curiosos. La morena empezó a gritar al comunicador, mientras aguardaba a que toda la multitud de personas que se acercaba por la calle, atacara. Pero no paso, quedando desconcertada.
Cuando miró detrás de su espalda, Rose estaba acercándose, inquietando a la multitud. La hechicera observó aquello, ordenando a su amiga que se haga a un lado, a lo que la morena obedeció. Esmeralda llegaba por detrás totalmente de cristal, pasando por la puerta del restaurante, donde se detuvo a bajar la persiana metálica para proteger un poco a los civiles. Mark llegó por la vereda de enfrente, por la que Esperanza esperaba por órdenes, seguido de Chris, que cubría la retaguardia.
La chica calva estaba evidentemente molesta por la presencia de Rose, que se acercó a su persona con las manos sujetas en la espalda.
-Hola, Clarice. - saludó la castaña, que podría haber diferenciado a su hermana a leguas de distancia, y que la única razón de no haberla enfrentado, era porque estaban en la academia llena de gente inocente.
-Hola hermanita. - dijo esta algo nerviosa, observando la puerta del laboratorio y a su ejército.
-No esperes que te ayuden, sabes mejor que nadie el control que tengo sobre las energías demoníacas. Algunos cuerpos con ellas dentro, no es un gran problema.
El escuadrón estaba compartiendo miradas de "¿Que vergas está pasando aquí sargento García?" Mientras aguardaban al próximo movimiento.
-No vas a quitarme esto, me merezco morar en esta tierra tanto como tú. - replicó su hermana cuando Rose dio un paso al frente. - Y no intentes desterrarme, porque llamarme por mi nombre humano no servirá. Ahora tendrás que sufrir mí irá quieras o no.
Clarice se encendió a sí misma en llamas azules, mirando a su hermana furiosa, mientras que la castaña hacia lo propio, lanzándose sobre ella, siendo esa toda la señal que necesito el ejército demoníaco para atacar al resto de escuadrón sombra, y este mismo para defenderse. Carlos llegó en su forma humana, en socorro de su nueva familia, informando que la única manera de destruir al ejército era con algo consagrado. Esperanza tuvo un momento de claridad y corrió hasta un hidrante en la calle sentándose junto a él, y buscando en el bolsillo de su traje el crucifijo que su padre le había regalado. Le gritó a Carlos que iba a bendecir el agua, pero que si no funcionaba, iban a necesitar un plan b, el cual el niño ya estaba planeando. Valentín estaba listo para dirigir el agua sobre el ejército parado cerca de Esperanza, que usó toda la fe que tenía y las enseñanzas de su padre, para volver agua común, en agua bendita. Cuando se alejó luego de hacer el rezo, Valentín hizo que el hidrante explote por la presión del agua al salir, haciendo caer el flujo cristalino sobre el ejército, que gritó furioso, despidiendo volutas de humo en cuanto el líquido tocó su piel. Entonces Carlos avisó que ya podían atacar, por lo que Esmeralda, con dos varas de cristal reluciente, comenzó de repartir golpes y cortes, al igual que su hermano, que sus distintos dobles estaban peleando en conjunto con Chris, que abría y cerraba portales a diestra y siniestra.
Rose había hecho que su hermana pierda el equilibrio y cayera al suelo, justo en el momento que Nash y Ray salían del laboratorio. La peliazul abrió los ojos de par en par, repentinamente preocupada y enojada. La castaña gritó a Valentín que moje el cuerpo de Clarice, mientras con una mano estirada y magia, arrastraba a Nash hasta su mano, con lo que hizo presión sobre el cuello de la chica.
-Dime su nombre, se que lo sabes. - ordenó la hechicera, viendo cómo Ray amenazaba con quemarla, lo cual no pasó, debido a que Valentín ya se había anticipado, empapando al otro joven.
-Deimos... mátala de una vez... - rogó Nash a Clarice, mientras se ahogaba. La sonrisa que se formó en los labios de la castaña no tuvo nombre mientras volteaba a mirar a su hermana, que se retorcía en el suelo.
Rose meditó unos momentos qué hacer entonces, encerrar a Nash y a Ray significaba perder a Valentín, matarlos demostraba egoísmo, así como estaba salvando a muchas personas de sufrir ante ellos, debido a que no había manera de retenerlos, ya lo habían comprobado. Clarice notó esa duda en sus ojos y comenzó a reír entre quejidos de dolor.
-Hazlo, ¿Qué más te da? - inquirió el demonio en el suelo. - La hé visto matar a sangre fría a inocentes, tus preciados humanos te fallaron, hermanita, y si no la matas, les fallarás a todos los demás... ¡HAZLO, MALDITA COBARDE!
Rose soltó un grito de molestia, al momento de terminar de romper el cuello de la peliazul, que cayó como peso muerto en el suelo a sus pies. Ray sollozó muy desde el fondo de su garganta, con dolor y odio, ante la muchacha que alguna vez había salido con él, y que quizá la había querido, aunque sea un poco. En cuanto se abalanzó contra ella, ardiendo, Valentín rompió dos hidrantes más, rociandolos sobre el chico, que había empezado a moverse y evadir el agua, hasta que inevitablemente lo dejaron en el suelo, completamente débil, ahogándose en su propia miseria.
El albino se acercó con su pistola, que solo usaba de respaldo, y le apuntó en la cabeza a Ray. Rose había comenzado a decirle que no lo haga, cuando el disparo la hizo dar un salto en su lugar. El de piel rosa ni siquiera había dudado, y la castaña estaba segura de que no era la única sorprendida, el resto del escuadrón miraba a la pareja compartir miradas, de arrepentimiento, pero que luego se transformaban en seguridad, sabiendo que habían salvado vidas. Kibō lo había dicho, Rose lo recordó entonces, que ellos estaban allí para tomar las decisiones difíciles para que otros no tengan que hacerlo.
Tragándose las ganas de llorar, se giró a encarar a su hermana, que también parecía sorprendida por la fortaleza del joven. Había empezado a reírse hasta que su hermana la obligó a mirarla con un ágil movimiento de muñeca.
-Tu turno...
-No me puedes desterrar, este cuerpo me pertenece, es mi derecho de nacimiento y tú no...
-Ahí está tu más grave error, Deimos, yo soy Rose, domadora de demonios y ama de los muertos, y te destierro de esta tierra para siempre. - La hechicera hizo arder dibujos arcaicos debajo del envase que hacía de cuerpo para su hermana, que intentó escapar, pero podía sentir como su fin se acercaba lentamente.
Rogó por clemencia, juró ser buena, rectificar sus pecados, dejarlos vivir su vida en paz, dejarse monitorear; pero nada de eso sirvió para que su hermana le perdone la vida, aparentando la mano en un puño y condenando a su alma perdida, a morar por el resto de la eternidad, en el infierno.
El cuerpo marioneta explotó, en un montón de icor y porquerías. Kibō usó sus espadas para cortar lo que le salpicó, Emer estaba cubierta con su piel de diamante, Mark hizo que sus clones los cubra a él y a Chris, y Carlos al ser cambiaformas, simplemente se corrió del lugar de trayectoria. Rose había protegido su propio cuerpo y el de Valentín (que estaba de pie junto a ella) con un campo de fuerza. El muchacho la abrazó por la espalda al ver que la joven perdía la fuerza en las piernas y le susurró palabras de ánimo mientras la ayudaba a sentarse.
Marco habló al comunicador, lo que le sacó un grito a Kibō, que entre demonios y gente prendida fuego o muerta, estaba realmente sugestionada. El director de Fénix llegó poco después con todo un escuadrón de limpieza, aclarando a la policía que llegó al lugar por quejas de vecinos y denuncias de peatones, que era un caso de seguridad privada, que preparaban una escena de una película importante y que enseguida iban a limpiar y pagar si había algún daño extra.
-¿Enserio? ¿Película de acción? Que derroche de mis habilidades. - Se quejó Esperanza con el pañuelo sobre la cara mientras subía a la camioneta que los llevaría hasta Fénix. - Estaba pensando que necesito un modulador de voz inalámbrico, haría este trabajo más entretenido. - ironizó la morena el hecho de que realmente necesitaba cuidar su identidad.
Emer volvió a su forma original sentada en los asientos de atrás, totalmente exhausta. Rose y Valentín estaban sentados uno al lado del otro tomados de las manos con cara de culpa, Kibō lo notó mirando por el espejo retrovisor lista para conducir. Carlos se sentó en el asiento del copiloto, mientras que Mark y Chris estaban hablando en el fondo de la camioneta, muy juntos y muy callados.
-Si siguen con esas caras de entierro, me levanto de aquí y los vuelvo brochetas. - dijo Esperanza, muy molesta mirando a la hechicera y al chico rosa.
-Kibō... - Rose iba a hablar, pero fue callada por la morena arrancando la camioneta y conduciendo como alma que se lleva el diablo. Decidió no continuar al ver su ceño fruncido.
Una vez estuvieron todos en la base, bajaron de la camioneta, se quitaron los trajes, se dieron una ducha y se pusieron ropa común. Cada uno escribió su informe de la misión y Chris abrió un portal que lo dirigió con Esperanza, Esmeralda y Mark, hacía su departamento. Las cajas de la mudanza estaban todavía dando vueltas por la sala, a lo que la morena no perdió tiempo en reprocharse mientras subía las escaleras al segundo piso donde estaba su habitación. Emer no paraba de pedirle que se calle mientras también subía riéndose de las caras que ponía su amiga, que tenía mucho sueño y poca energía. Cómo buena hermana mayor que era, la ayudó a ponerse el pijama, le cepillo el cabello y la tapó con las mantas. Dejo un beso en su coronilla, sin esperarse que la morena la abrace, para decirle que la quería mucho.
Esmeralda sonrió saliendo de la habitación y cerrando la puerta detrás de ella. Llamó por teléfono a Rose en cuanto entró a su propio cuarto, buscando su pijama y la ropa para el día siguiente. La castaña contestó al otro lado de la línea.
-¿Sucedió algo? - inquirió la castaña que sonaba distraída.
-Quería preguntarte cómo estás. - La rusa terminó de cepillarse los dientes mientras escuchaba lo que su amiga le decía: Valentín dormía mientras que ella no podía pegar un ojo y daba vueltas por su habitación, pensando en lo que había pasado ese día.
-... Le dije a Esperanza que estaba bien antes de que se vaya para que pueda dormir tranquila, luego me dijo que me creía porque nunca le había mentido, me hace sentir culpable...
-Por mentirle de que te sientes bien, no estás haciendo nada malo, puedes decirle que estás triste mañana. - Emer suspiró, recostandose en la cama. - intenta dormir, bruja del 71, nos vemos mañana.
Emer colgó.
Rose miró la pantalla del teléfono por unos segundos.
-Ojalá eso fuera lo único en lo que hé mentido. - murmuró bajando la cabeza.
-¿Que otra mentira has dicho? - la voz de Camila le llegó a los oídos sorprendiendola. - Habla, Rose, ¿Que otra mentira le has dicho a Kibō?
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Kibō --> Park Jimin.(En Edición)
Science FictionSinopsis: - ¿Confías en mí? -Con mi vida. Jimin observó a la joven frente a él y se preguntó qué más había detrás de esa sonrisa y ojos cargados de culpabilidad. Esperanza, una chica que vive una adolescencia común y corriente, se encuentra repe...