CAPÍTULO 4: ¿Prohibido recordar?

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Esperanza se acercó al teléfono cuando esté sonó, con una taza de café en las manos. Después de casi un mes de pasar tiempo con Tadashi y demostrarle a su madre que podía ser responsable respecto a su vida, aquel sábado sería su día de descanso, o al menos iba a intentar serlo.

-Residencia Cabrera. - dijo la morena bebiendo un sorbo de la taza.

-Buenos días, estoy buscando a Esperanza Cabrera, ¿Está en casa? - la voz era femenina, algo aguda y educada.

-Ella habla.

-Me comunico para informarle que el señor Tadashi Iwa ha ingresado a urgencias hace unos momentos, dijo que era el número de contacto en caso de que haya una emergencia. - A Esperanza le hubiese gustado nunca escuchar aquellas palabras. Tragó pesado antes de responder.

-Estaré en camino lo antes posible.

 La mujer al otro lado de la línea no comentó nada más y cortó la llamada satisfecha de haber entregado el mensaje. Mientras tanto, Esperanza se apoyó contra la mesa sin poder evitar que un recuerdo con Tadashi apareciera ante sus ojos: él riendo al verla tendida en el suelo luego de una lección, golpeado una de sus piernas con el bastón aún en la mano. Ese día le había dicho que debía dejar de demostrar cuando adolorida estaba al oponente. Se frotó los ojos sin querer dejar ir las lágrimas que habían asomado por sus ojos y deseó, que aquellos pensamientos de sus antepasados reemplazarán su dolor al perder a su maestro, pero nada ocurrió.

 Preparó su bolso y le mando un mensaje a su madre con dedos rápido mientras esperaba el colectivo que la llevaría al hospital al que sabía que asistía Tadashi para atenderse. En cuanto ella había aceptado su futuro y sus habilidades, el hombre había empezado a debilitarse notablemente mientras que ella solo se hacía más fuerte ante el inminente ocaso del Sensei. Sabía que no debía sentirse afligida por aquello, que estaba avisada hacía mucho tiempo que aquello llegaría a suceder tarde o temprano, pero la idea le parecía tan lejana, que realmente deseó que fuera mentira.

Se subió, pago el boleto y se quedó de pie aunque había asientos vacíos. Desde donde estaba, podía ver a cada persona que pasaba y la rodeaba, dejando que se sienta segura sobre sus pies. El celular vibró sacándola de cualquier otro pensamiento, su madre simplemente había afirmado que iría hasta el hospital de inmediato, a lo que su hija no contestó, pero agradeció enormemente. Sabía que su madre estaba dolida por su partida, pero Clarissa también era consciente de lo que representa para Esperanza la muerte de Tadashi, incluso aunque no comprendiera al cien por cien el lazo que los unió desde el primer momento.

La morena se permitió observar a una niña que jugaba con su madre en los asientos de adelante dando saltos embutida en un pequeño vestido floreado. Unos rizos chocolate le caían por los hombros mientras con sus delegados brazos tocaba el rostro de su madre con curiosidad y diversión. No supo qué fue exactamente lo que la hizo retirar la vista de aquella escena, pero le dolió el pecho en angustia. Quizá se empezaba a retractar de alejarse de su madre, que además de eso, era su mejor amiga en el mundo.

 Cuando bajó del transporte recibió un mensaje de sus amigas, preguntando qué haría el lunes antes de viajar a lo que ellas creían era un internado para chicos y chicas. Tecleo una rápida respuesta al resguardo del sol y continuó caminando. Era pleno enero, por lo que el cabello se le pegó al cuello para cuando estuvo frente a la puerta del hospital. Entró saludando al guardia de seguridad, que la reconoció de haber acompañado a Tadashi otra veces, le regaló una sonrisa de cortesía y continuó con su camino dentro de la institución, donde rápidamente se acercó a la secretaria, a quien le preguntó por su Sensei.

 Una vez se vio caminando por el pasillo por el que llegaría a la habitación de Iwa, algo en su pecho se hizo pesado como una roca. Golpeó levemente la puerta hasta que escuchó la voz de alguien conocido dentro. Abrió y asomó la cabeza, encontrándose con Marco sentado de un lado de la cama con un vaso de café en la mano, lo que la llevó a preguntarse si había dormido algo la noche anterior debido a las pronunciadas bolsas que se habían formado debajo de sus ojos. Lo saludó con un asentimiento y al encontrarse con los ojos abiertos de Tadashi, hizo una reverencia inmediatamente. Se sentó en otra silla junto al anciano en la camilla mientras lo observaba en total silencio, el cual cortó al dirigirse a Marco.

Kibō --> Park Jimin.(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora