Esperanza estaba suturando su herida con guantes estériles puestos bajo la atenta mirada de YoonGi, que escuchaba lo que la joven explicaba a grandes rasgos. Debían irse de allí lo antes posible hacia Fénix, en donde Marco haría firmar un contrato de confidencialidad al muchacho, que había llegado al lugar equivocado en el momento equivocado.
El peli blanco estuvo con el ceño fruncido todo el rato; no podía alejar la mirada de la herida que la muchacha estaba vendando luego de limpiarla. Era asqueroso pero interesante a la vez, y tenía ganas de hacer más preguntas, pero no sabía por dónde empezar. Estaba tan confundido, y asustado, pero al mismo tiempo, las cosas parecían tener más sentido: la actitud de Esperanza, el desaparecer en las reuniones que hacían, su sorprendente atletismo y fuerza, las cicatrices que el chico había visto más de una vez y que se había negado a preguntar su origen; incluso la cicatriz de Emer tuvo un significado más coherente que un accidente en ese "internado para adolescentes problemáticos" que resultó ser una agencia de logística encargada de salvar alterados, enseñarles a usar sus poderes y darle la oportunidad de hacer el mundo mejor ayudando a otros, sin importar si eran humanos ordinarios o no.
-Vamos, nos están esperando. - Dijo la morena, que se había cambiado la camiseta y se había puesto un abrigo luego de volver a meter su espada en el tatuaje de su brazo.
No muy lejos del muchacho, se había formado una extraña nebulosa, que había tomado forma hasta dejar ver detrás una borrosa estancia en colores apagados, distintas gamas de gris con blanco. YoonGi se puso de pie nervioso y siguió a su amiga a través de la extraña aparición, quedando sorprendido de lo que había detrás. La casa de Esperanza ya no estaba, había sido reemplazada por una amplia habitación muy iluminada, llena de cubículos de trabajo, escritorios en el medio, con numerosas pantallas en frente, encendidas, mostrando imágenes que el muchacho no entendió.
-Mejor que cierres la boca o te entrarán moscas. - la familiar voz de Jae le llegó a los oídos, provocando que se gire aún más sorprendido.
-Me siento ligeramente celoso de que ella supiera y yo no. - comentó el peli blanco a Kibō, que parecía aliviada de escucharlo hablar.
-Soy su mejor amiga, como si pudiera ocultarme algo a mí. - Jae estaba cruzada de brazos contra un escritorio, y quien no la conocía, diría que estaba relajada, pero Min notó la tensión en sus hombros al posar sus ojos sobre su mejor amiga.
Kibō estaba callada, mirando hacia otro lado muy pensativa, hasta que escuchó la puerta principal, mirando por sobre su hombro. Fue una fracción de segundo la que le tomó sacar su espada de su tatuaje nuevamente y apuntar el filo sobre el rostro del hombre que la había atacado, que ahora estaba con las manos atadas detrás de su espalda y era escoltado por dos agentes. YoonGi como un acto reflejo estiró su brazo por delante de Jae con el ceño fruncido, la muchacha coreana se había parado derecha sobre sus pies, observando lo que Cabrera planeaba hacer.
Marco entonces caminó despreocupado hasta su menor, a quien hizo bajar su arma con la mano sobre la hoja. YoonGi lo reconoció como amigo de Esperanza, que parecía un león enjaulado caminando de un lado a otro detrás de su jefe, que estaba dando instrucciones a sus agentes en un tono autoritario y tranquilo.
-Dijo que su mensaje era de Spy, Marco, de Spy, ambos sabemos de quién está hablando...
-Hemos hablado sobre esto, Flint está muerto, Esperanza. - Rose venía caminando presurosa, con un muchacho rosa detrás, a quien Min identificó como Valentín.
-Muchos otros han usado su nombre para sembrar la desconfianza, lo hemos vivido antes. - el albino se cruzó de brazos.
-Entonces deberíamos matarlo. - Esperanza lanzó una mirada venenosa hacia el sujeto. - Casi mata a YoonGi, se merece estar tres metros bajo tierra...
-Basta. - Emer llegó desde Dios sabía dónde, seguida del resto del escuadrón. - No quiero volver a escucharte hablar sobre matar gente...
-ni siquiera deberían considerarlo persona. - replicó su amiga molesta. - ¿Soy la única que ve el peligro real que representan estas sabandijas inmundas?
-Claro que lo sabemos pero...
-Maldita sea, Marco, si no quieren que vaya matando gente, deberías hacer mejor tu trabajo.
Esperanza estaba realmente enojada, pero Marco era consciente de que no era por eso realmente, sino porque la situación se le escapaba de la manos, y ya no sabía cómo manejar sus propias mentiras para proteger a la gente que quería. Simplemente dejó ir a la muchacha, que caminó enojada hasta la sala que compartía con sus compañeros y se encerró dando un golpe a la pared antes de entrar. La puerta se cerró tras ella, provocando una cadena de suspiros por el lugar.
YoonGi dedicó un mirada tranquilizadora de Jae y caminó hacia la sala respirando hondo varias veces. La puerta corrediza automática se abrió en el momento que el muchacho estuvo cerca, dejando el camino libre hacia el interior de una colorida habitación, con algunos sillones y el piso cubierto con gomaespuma de colores, un saco de boxeo en una esquina, algunas armas en las paredes, una heladera cerca de una mesa.
Min divisó la figura de Esperanza en el balcón, doblada sobre sí misma sobre la baranda, mirando al exterior. Más de cerca, notó el ceño fruncido de la chica, y las lágrimas que trataba de reprimir a toda costa. El peliblanco pensó que podía decir en ese momento, sabiendo lo que sabía, habiendo escuchado lo que escuchó, pero nada le llegó, simplemente pudo pasar una mano sobre la espalda de la chica.
-Lo siento, no quise que me veas actuar de esa forma...
-Hace menos de una hora y media te apuñaló un sujeto loco en nombre del asesino de tus amigos, yo también estaría alterado.
Kibō bajó la mirada, pensativa.
-Yoongs - Ella nunca le decía así, a menos que el asunto sea realmente serio. - me siento tan avergonzada, he hecho tantas cosas de las que no estoy orgullosa, y ya no se si pueda soportarlo más. ¿Cómo miraré a JiMin a los ojos sabiendo que habría asesinado a ese hombre sin plantearme mucho el asunto? No puedo hacerlo...
-Pero tampoco puedes alejarte de él. - YoonGi sintió su corazón romperse al escuchar el sollozo de parte de su amiga. - Mira, no se que se siente estar en tu lugar, pero supongo que es una mierda, y entiendo por qué haces lo que haces, entiendo tu lucha, pero mi consejo sería hablar primero, y como último recurso, las espadas. ¿no creés que sería mejor?
No obtuvo respuesta.
-Bueno, eso y decirle a JiMin la verdad...
-No puedo hacer eso, él... No, no volvería a verme de la misma manera...
-¿crees que si le mientes no lo descubrirá? En mi opinión es mejor que lo escuche de tu boca a que lo sepa por terceros.
-No lo haré todavía, debo encontrar el momento justo, las palabras justas... No es tan fácil.
-No lo es, no, pero armar una tapadera tampoco.YoonGi se bajó de la camioneta de Esperanza, medio dando un portazo. La morena rodó los ojos bajando de la misma manera. Mientras el peliblanco se encaminaba para entrar a su casa, JiMin volvía con una bolsa de las compras por la acera. En cuanto Esperanza le sonrió acercándose, sintió que se quería arrancar el corazón.
-Lamento no llamarte luego de ir a ensayar...
-No importa. - JiMin mantenía sus manos alejadas de la joven, que sostenía las mangas de su sudadera. - ¿Te encontraste con YoonGi?
-Sí, fue una mera casualidad. - Kibō rió un poco dirigiendo una mirada a su mejor amigo, que estaba mirando a la pareja desde la puerta.
-¿Por mera casualidad estuvieron en tu casa y fingieron que no había nadie cuando estuve allí hacer un rato? - inquirió el muchacho con la mirada herida.
Vió a su novia muy pálida de repente, pestañeando repetidas veces, pero no fue ella quien habló, sino Min.
-No seas idiota, quería hacerte una sorpresa y llegaste justo cuando la estábamos preparando, no había tiempo de ocultar nada. - YoonGi sonrió divertido. - Eres experto en llegar en momentos inoportunos.
Esperanza estaba muy sorprendida de que su amigo la estuviera cubriendo en su mentira, y no pudo dejar de sentirse culpable, no solo de mentir en sí, sino por meter a YoonGi en medio de todo ese caos. Miró a JiMin esperando que no creyera lo que su amigo decía, pero lo encontró todo avergonzado mirando hacia otro lado.
-No te sientas mal, siguen siendo una sorpresa si no sabes qué es. - Agregó Kibō tirando de las mangas de la sudadera del chico nuevamente.
-Lo siento, me siento un idiota. - Park se cubrió el rostro con ambas manos.
YoonGi asintió hacia la morena en cuanto tuvo su atención y entró a la casa despreocupado. Esperanza sabía que estaba metida en un gran lío con su mayor y que debería hablar con JiMin pronto; no soportaba el hecho de que Min le estuviera mintiendo a su familia por ella.
Se abrazó a su novio pensativa, tratando de que no se sienta tonto por un error que ni siquiera cometió, realmente ocultaba algo grande de él. Pero Park no pareció notar en lo más mínimo la culpa de la joven cuando la invitó a caminar al parque que habían ido en su primera cita.
La morena caminó con él hablando de cualquier cosa, hasta que se toparon con la banca en la que se sentaron esa primera vez. Ambos tomaron asiento mirando la noche; no era tan tarde, por lo que había algunas personas caminando cerca, quizá conversando o paseando a sus mascotas. La realidad era que no estaban en un parque realmente conocido, por lo que podían estar tranquilos sin que nadie los estuviera molestando. La morena entonces se sentó recta mirando a JiMin y al árbol detrás; se levantó viendo que nadie se diera cuenta, tomó una piedra del camino y se acercó hasta la corteza.
JiMin la observó tallar sus iniciales sobre la madera con un corazón al lado. En cuanto la chica se volvió a sentar junto a él, ambos miraron la escritura en silencio.
-Casi me siento un adolescente. - Comentó JiMin, provocando la risa de la morena. - Hagamos un trato. Éste será nuestro lugar a partir de ahora, siempre que queramos escapar o simplemente pasar el rato, vendremos aquí.
-Trato hecho. - dijo la morena extendiendo la mano del chico con una sonrisa.
Ambos se fueron junto hacia la salida del parque, caminaron hasta la casa del muchacho nuevamente, teniendo todo el tiempo del mundo para disfrutar de la caminata, el silencio, la presencia del otro. Esperanza tenía que admitir que le gustaba aquello, casi parecía que era una adulta joven normal paseando con su pareja, pero la realidad era que luego de eso debía irse a una misión, así que por más que quiso quedarse con él cuando la invitó a cenar con los demás, se negó. Se permitió besarlo cuantas veces quiso antes de irse, recordando al muchacho, cuánto lo quería. Condujo hasta la base de fénix nuevamente, se puso su traje como siempre hacía, se colgó las espadas en la cadera y aguardó por los demás arriba del vehículo.
Después de todo, era su deber.
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Kibō --> Park Jimin.(En Edición)
Science-FictionSinopsis: - ¿Confías en mí? -Con mi vida. Jimin observó a la joven frente a él y se preguntó qué más había detrás de esa sonrisa y ojos cargados de culpabilidad. Esperanza, una chica que vive una adolescencia común y corriente, se encuentra repe...