CAPÍTULO 30: Vida normal

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Esperanza estaba siendo arrastrada por los pasillos de la base de Fenix semi inconsciente, por lo que no tuvo tiempo de reponerse siquiera. El avión había aterrizado de milagro, pero había ido en piloto automático la mayoría del tiempo. El escuadrón Sombra persiguió a los médicos, que desesperados, trataban de poner a la chica en condiciones.
Kibō simplemente se sumió en su propio cansancio, quedando completamente inconsciente. Sus amigos se sentaron a esperar fuera, sintiendo que repetían lo mismo otra vez. Carlos era quien se quedaba mirando por la ventana, los demás solo aguardaban por noticias. Marco entonces se hizo presente con el té de hierbas para la muchacha, en quien él creía mucho.
Poco después salió el grupo médico informando que podían verla, pero que no la atosiguen con cosas que no eran necesarias. En cardumen, la familia entró medio entre gritos y festejos, lo que provocó la sonrisa de la morena, que los recibió con un brazo y una pierna enyesada. Carlos tomó un bolígrafo y firmó allí por donde quiso, dejando dibujos y mensajes lindos para su tía. Poco después, pasadas las horas, YoonGi llegó de visita, encontrando a todos durmiendo esparcidos por la sala, a Carlos durmiendo entre los brazos de Esperanza, que miraba en dirección a la ventana totalmente callada.
El muchacho tomó asiento en el borde de la cama y sonrió a su amiga de manera cansada. Había estado todo el día ensayando, a pesar de que habían llegado hacía poco de los conciertos en Japón. La morena entonces se concentró en disfrutar de las anécdotas de Min, que terminó por ser obligado a dormir un poco. Esperanza dejó la camilla y se levantó arrastrando el suero con las hierbas curativas, los yesos habían sido reemplazados por simples férula gracias a las hierbas curativas; se paseó tarareando por la base,hasta que llegó a donde buscaba, que era la sala privada del escuadrón. Entró con tranquilidad y apretó un código en el panel de la pared para activar el modo incógnito y que no hubiese registro de su uso de la computadora central de la sala. Conectó la memoria y comenzó a revisar lo que había conseguido.
Estaba ocupada en tratar de desencriptar unos archivos, que no escuchó cuando Rose abrió la puerta, pero al verla la bruja se detuvo, prestando atención a lo que su amiga hacía. Reconoció un solo nombre de las carpetas que se encontraban abiertas: ''c''. Entró en pánico, pero no pudo hacer más que irse cuando vio a su amiga levantarse. Si le decía a Marco, cabía la posibilidad que el escuadrón se viera afectado, y si no lo hacía, dejaría a su amiga enterarse de tantas verdades sola. En ambas situaciones, Esperanza la terminaría odiando por no haber sido sincera con ella.
Rose se acercó a su cubículo a buscar sus cosas y se fue a su habitación, donde su novio la esperaba leyendo un libro. Se sentó en la cama y le dijo a Valentín que debía buscar a Marco para hablar sobre el mes de sanción a su amiga. Se sentía mal de mentirle al joven, pero necesitaba que no la busquen, y que si lo hacía, al menos le diera más tiempo.
Salió rápida de la habitación hacia su oficina, donde la esperaban todas sus cosas de magia. En ésta preparó todos los ingredientes que necesitaba y comenzó a hacerlos arder dentro de una urna de humo. La tapó cuando estuvo lista su magia y se fue hacia la sala del escuadrón. Encontró a Esperanza aun leyendo, y dejó la urna humeante en el suelo, cerrando la puerta con cuidado. Solo deseaba que funcione o podría irse todo al demonio.
Kibō entonces encontró un expediente con el nombre de su padre, por lo que lo abrió con el ceño fruncido. Le sorprendió que fuera adjuntado con varios archivos más, desde una bitácora de viajes, hasta una serie registros de mensajes. Abrió cada cosa en cada pantalla de la computadora y leyó todo con tranquilidad. Eran mensajes de un tal ''C'' hacia Marco pasando información sobre los planes del enemigo y algunas cosas extrañas, como el hecho de que parecía ser el padre de Torres. Se alejó hasta fechas más recientes sobre las entradas de comunicación y encontró la últimas entradas, de hacía algunas semanas. Informaba sobre una visita programada a la casa de Marco. Se movió hasta otra pantalla sin darle importancia y leyó la bitácora de viajes con atención, los últimos movimientos eran en Argentina, excepto por el próximo, que sería a Corea.
Esperanza se preguntó qué tenía que ver todo eso con su padre, por lo que volvió a la pantalla principal confundida. La foto y nombre de su padre brillaban delante de ella, la vista le escocía mucho como para ver bien la fotografía, pero aún cansada, leyó el expediente. Había todo un reporte de misiones, poderes reconocidos pero confidenciales. No entendía nada.
Abrió el apartado del calendario más resumido y leyó por encima las fechas hasta unas vacaciones en específico. Esperanza las recordaba porque habían sido una época escolar en la que su padre había estado en casa varios días seguidos, la llevaba a la escuela. Al menos las fechas coincidían en eso, pero no podrían ser realmente de su padre, porque el viaje de vacaciones había sido durante el receso de estudios en verano y habían viajado a Japón. Se estrujó la cabeza pensativa y entonces buscó para la fecha donde había sido el viaje a Japón, estaba leyendo la pantalla cuando se sintió repentinamente muy mareada. Se recostó en la silla respirando con fuerza y decidió que debía volver a descansar o podría retrasar aún más su curación.
Imprimió todo lo que le pareció relevante, incluso algunos mensajes entre C y Marco. Juntó todo en una carpeta y abrió su casillero, dejando todo allí, incluída la memoria, la cual había extraído para luego borrar toda la actividad en la computadora. Guardó su llave en su bolsillo y se preparó para salir, solo para encontrarse con una urna humeante. La tomó con el ceño fruncido y salió en busca de Rose para preguntarle si la había olvidado en la sala del escuadrón. Se la encontró en su habitación embutida en su pijama.
-Creo que olvidaste esto en la sala. - La morena le extendió la urna que había dejado de humear.
-Oh, en realidad era un hechizo que preparé para tí, uno de relajación, debo haberlo olvidado hoy temprano. - Rose tomó la urna y la dejó a un lado. - El plan era que esté en tu habitación del ala médica para que te ayude a dormir, me dijo Marco que llevas sin dormir desde que volviste.
-De todas formas funcionó, estuve en la sala y creo que eso me dio mucho sueño. - Esperanza rió.
-¿Qué hacías allí, de todas formas?
-Fui por una chocolatada, ya sabes, un bocadillo nocturno. - La morena se sintió culpable de mentirle a Rose, pero no podía contarle nada de lo que había leído hasta no estar segura. A nadie podía.
-entiendo, en fin, ve a descansar antes de que pase el efecto del hechizo, corre.
Ambas se despidieron inquietas. Cabrera se preguntó si su amiga sabía que había estado mintiendo, mientras que Rose esperaba que el conjuro hubiese hecho efecto lo suficientemente rápido como para que Esperanza no metiera mano en el panal de las abejas.


Kibō --> Park Jimin.(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora