Kibō --> Park Jimin.(En Edición)

CAPÍTULO 13: Ausencia pt 1

 Emer aguardaba a que Marco llegue al departamento de Esperanza. La rubia estaba comiéndose las uñas por los nervios de la espera; su amiga había desaparecido y su jefe se estaba tomando demasiado tiempo en aparecer. Cuando el cabello color chocolate apareció por la puerta, pensó el arrojarle el jarro que tenía cerca por ser tan idiota, pero no lo hizo, solo se cruzó de brazos aguardando información por  parte de Torres, que solo la miró confundido.

-¿Qué te pasa? - preguntó levantando una ceja. - ¿chupaste un gajo de limón esta mañana?

-¿Dónde está? - Chris se tronó los dedos inquieto mientras Mark le dedicaba miradas, precavido.

-¿Quien? - Marco se cruzó de brazos sentándose en el sillón.

-Corta el rollo, sabemos que le diste una misión para que pudiese irse. - Emer ya estaba de pie. - Dinos donde enviaste a Esperanza.

  El castaño sabía que seguir haciendo el idiota solo ponía en riesgo la posibilidad de futuros hijos con su bella novia, Astrid.

-Tierra del Fuego, sigue una pista en la base de allí. - Los tres dotados de la sala soltaron ruidos de frustración y  desaprobación al hombre sentado en la sala. - Ella me pidió una misión larga, que la mantenga alejada un tiempo…

-No tenemos ‘’un tiempo’’, dentro de un mes viajaremos a Corea y hay cosas que debemos arreglar luego de que se nos volviera a poner entre los elegidos. - Esmeralda estaba teniendo una crisis, su hermano lo notó.

-Esperanza está avisada que debe volver dentro de dos meses y medio a Buenos aires, no creo que quiera ir a Corea, Emer. - Marco entró en terreno peligroso, pero no se dio cuenta hasta que vio la sorpresa en los ojos de su agente. - Y esa mirada significa que ni siquiera sabías que no quería viajar, entiendo.

-Queremos los datos de esa misión lo antes posible, iremos por ella, es hora de otra intervención de grupo. - Mark se estaba poniendo de pie, pero la firme mano de Chris lo detuvo.

-No se han puesto a pensar en lo que Esperanza quiere. - Sentenció el castaño. - Quizá no sea muy habladora en lo que respecta a sus sentimientos, pero se nota que todo el asunto la afectó; no solo el hecho de sus ídolos creen que es una oportunista, sino que sus compañeras, en quienes confiaba, la traicionaron para poder sacarlas del equipo y poner a alguien más. Yo creo que es suficiente para necesitar desaparecer un tiempo.

-No la conoces Chris, no sabes de lo que hablas…

-Mi hermana me contó lo necesario. - Musitó interrumpiendo a Emer. - Como sus mejores amigos deberían plantearse darle espacio. No sabes lo que opinará, o cuánto tiempo va a necesitar…

-La última vez fueron dos años. - Mark sonó con la voz quebrada al hablar, por lo que se aclaró la garganta poniéndose de pie molesto.

-Repito, no saben cómo será esta vez. Necesita tiempo para pensar, podemos ocuparnos de todo, si regresa antes, viajará con nosotros, si lo hace después, tendrá un lugar estable donde quedarse y podrán darle amor para subirle el ánimo. - Chris era la voz de la sabiduría para su equipo, todos sabían eso, por lo que nadie tuvo nada más que decir.

  Había sido claro, dejar en paz a Kibō era más sano que asfixiarla con intervenciones como si tuviese una adicción; cada quien se tomaba el tiempo que necesitaba para sanar ciertas heridas, y Esperanza tenía más de las que podía contar, no solo físicas, sino psicológicas. Cualquiera que la conociera lo suficiente sabría eso. Rose no la conocía, pero Tadashi sí, y no paraba de pedirle por favor que la llame por teléfono para hacerla recapacitar de tan estúpida idea, pero la castaña se negaba a hacerlo, no porque no le interesaba qué le pasaba a su compañera de escuadrón, sino porque respetaba su decisión. El fantasma, como tantas otras veces, se desapareció al no conseguir lo que quería, dejando a una castaña confundida trabajando en la base de Buenos Aires.