CAPÍTULO 16: Rose {2}

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  Rose estaba dando la lección diaria sobre hechicería a Carlos en la casa de Esperanza. Ésta última, había salido a hacer las compras con Chris y Mark estaba limpiando ambos departamentos con ayuda de Emer. El niño de pelo violeta se sentó en el suelo y se concentró mucho en hacer levitar tres velas encendidas para un simple hechizo de locación. Carlos dejó caer polvo metálico sobre el piso de la casa y pensó en Yiu, la gata gris de Esperanza.

 El animal estaba acostado panza abajo en el suelo cerca del espejo, totalmente acalorado, observando lo que estaba a su alrededor. Pero nerviosa, se sentó oliendo el polvo metálico, que se había deslizado por el piso  trazando el camino hasta ella. Mark felicitó al niño mientras lavaba los platos, regalándole su mejor sonrisa.

  La puerta del departamento de abrió de par en par, dejando entrar a la dueña de casa, que soltó las bolsas sobre el piso, apoyándose en sus rodillas.

-El… ascensor… no funciona. - comentaba la morena que comenzó a reír al ver como Chris se tiraba al suelo.

-¿Recuérdame por qué hacemos las compras un veinticuatro a la mañana? - inquirió el muchacho arrastrándose con las bolsas hasta Mark, que comenzó a guardar las cosas. Los preparativos para la cena de nochebuena estaban en marcha desde el día anterior, ya que todos irían a la casa de Tadashi, en donde había más espacio par la numerosa familia.  

   Emer se encargó de obligar a su mejor amiga a cargar la camioneta para poder llevar las cosas hasta la casa de Iwa, no le tomó mucho empezar a maldecir a la tercera vez que subió las escaleras, incluso Carlos de burlaba mientras estaba recostado en la cama con Yiu. La morena terminó de cargar todo y subió una última vez a recoger su bolso con la ropa de esa noche y para cerrar su departamento. Emer bajo como toda una reina por las escaleras, comparada con Esperanza, que obligó a Chris a abrir un portal junto a la camioneta.

   Cada uno fue subiendo a la camioneta entre risas y conversaciones de dudosa sanidad mental, ya que solo estaban riéndose de la gata tratando de morder su propia cola cuando se movía. La morena estacionó la camioneta unos momentos frente a la casa de su madre para saludar. La mujer la recibió con la cara llena de tomate y harina, de seguro cocinando para esa noche. La muchacha no puedo evitar reír mientras su madre la miraba con incomprensión, pero su hija no le dijo sobre la comida que le adornaba el rostro, se veía demasiado adorable. Emer tocó la bocina y avanzó hasta la casa de Iwa, alegando que había poco tiempo para dejar toda la casa en condiciones; la rubia quería colgar adornos y poner más luces en el patio. Kibō caminó por la cuadra con tranquilidad, y no pudo contar cuántos recuerdos le vinieron a la mente hasta llegar a la puerta de la casa: su padre jugando con ella en la calle tranquila, Tadashi caminando con ella al volver de hacer los mandados, JiMin abrazándola y diciendo que confiaba en ella con su vida. Sonrió, muy a su pesar, porque después de todo, estaba agradecida de poder recordar todo sin dolor.

  Entró y comenzó a preparar todo para el festejo de la navidad, que no era ni de cerca su momento preferido del año, pero aún así lo hacía por sus amigos y familia, que si lo disfrutaban. La morena se acercó al altar de Tadashi, dejando algunas flores frente a la foto de su maestro, y luego de hacer una reverencia y prender algunas velas acompañadas de su rezo habitual, se retiró dentro de la casa para poder darse una ducha y vestirse. Su ropa había resultado ser una mala elección, debido a que el clima había cambiado en Buenos Aires, incluso para ser Verano. Tuvo que ponerse unas medias y un suéter, pero los zapatos y la falda seguían intactos, sintiéndose algo raro, pero feliz de poder darle su propio toque a lo que usaba.

  Correteó poniendo la mesa en la parte de piso afuera de la casa, que había sido hermosamente decorada por Emer, que miraba los resultados con orgullo. La familia entera de Esperanza no tardó en llegar, seguidos del padre de Chris, que había decidido viajar para estar con su hijo; incluso Rose había llegado con su madre, abuela y primas, que traían comida y bebida para compartir. Valentín llegó, pero muchos estuvieron algunos minutos tratando de reconocerlo, debido a que su piel se veía normal, no rosada.

Kibō --> Park Jimin.(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora