Esperanza se despertó con el ruido de la puerta. Se apoyó en lo codo mirando la madera de la entrada con el ceño fruncido y los ojos medio cerrados del sueño. Era su día libre y quien se estuviese atreviendo a interrumpir su momento sagrado al dormir, la pagaría muy caro.
-¡Largo, Esmeralda! - gritó tirando su peluche más cercano contra la puerta.
-Soy Mark, salame mal cortado, abre la puerta. - Pidió el chico rodando los ojos apoyado en el umbral. Su hermana estaba apoyada contra la puerta de su departamento cruzada de brazos.
Esperanza abrió y miró mal a los hermanos levantando el dedo de en medio a cada uno.
-Mas les vale que sea bueno. - La morena dejó abierto, sabiendo que los Ritoski la iban a seguir en su camino hasta la cocina.
-Desapareció otro alterado. - Esmeralda provocó que su amiga se atragantara con su té. - A plena luz del día.
Mark dejó una tableta sobre la mesa con las grabaciones de seguridad de una estación de subte en Buenos Aires.
-Se supone que renunciamos, ¿recuerdan? - La morena observó la pantalla a pesar de sus palabras mientras se secaba con un repasador de la cocina la piel húmeda por el té. - No entiendo, ¿qué estoy viendo?
-Nada, ese es el tema. - Mark se sentó frustrado. - El alterado - continuó el rubio señalando la pantalla. - Está allí, y luego no, es como si se esfumara en el aire.
Esperanza se dio un masaje en las sienes.
-¿Ambos desaparecidos tiene algo en común?
-Hasta donde sabemos, no. - Mark se encogió de hombros.
-Quizá sí. - Esmeralda se acercó a la pantalla donde cerró el video y abrió los expedientes de ambos desaparecidos. - Sus escuadrones y color de rango son el mismo.
Las palabras de la rubia fueron suficientes para llamar la atención de los otros dos en la habitación. Esperanza corrió a llamar a Marco, que cuando contestó acababa de enterarse de la desaparición del nuevo alterado. Le había cuestionado a la morena el cómo se había enterado y por qué estaba investigando si ya no trabajaba para él, a lo que la chica contestó con groserías para callarlo de una vez en su eterno intento de fingir ser el ofendido en la discusión. Luego que estar en espera por al menos cuarenta minutos, Marco volvió a la llamada.
-Hay seguridad de encubierto en las casas y empleos del escuadrón Serpiente nivel azul. ¿Alguna otra información, soldados? - inquirió suspirando.
-Y así es como vuelves con el rabo entre las patas. - Esperanza estaba bailando frente al espejo que iba desde una punta a la otra en la casa. - Tienes suerte de que seamos élite y no necesitemos niñeras. - musitó la chica mirando el teléfono burlona.
Marco soltó una palabrota y cortó la comunicación.
-Te dije que iba a disculparse. - Cabrera palmeó la espalda de la rubia, que la estaba mirando con reprimenda por poner nervioso al director de Fénix, más de lo que ya lo estaba. - Ahora largo de mi casa, los dos, quiero seguir durmiendo.
El timbre sonó provocando un sollozo en la morena cuando se acercó a abrir. Se encontró con su madre en el pasillo, con comida en una mano y la casa plástica donde transportaba a Yiu junto con un bolso, donde seguro estaban todas las cosas del animal. Había olvidado por completo que la mujer iría a su casa para llevar a la mascota, de la cual Esperanza se haría cargo en adelante. La abrazó con una sonrisa tratando de ocultar el dolor de no poder volver a dormir y la dejó pasar recibiendo al animal en brazos. Dejó a la gata salir de la jaula; caminó unos pasos y se detuvo frente al espejo, en donde jugó con su reflejo por un rato. Rodando los ojos, Esperanza se acercó para desempacar las cosas y colocar los platos de Yiu en su lugar junto a un peluche que usaba de cama.
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Kibō --> Park Jimin.(En Edición)
Ficção CientíficaSinopsis: - ¿Confías en mí? -Con mi vida. Jimin observó a la joven frente a él y se preguntó qué más había detrás de esa sonrisa y ojos cargados de culpabilidad. Esperanza, una chica que vive una adolescencia común y corriente, se encuentra repe...