Esperanza estaba estirándose en la cama mientras trataba de abrir los ojos de una vez por todas. La semana por festividades estaba en curso, tenían planeado ir a la academia para aprovechar el gimnasio y jugar un partido de básquet con sus amigos, pero no tenía energía para nada. O al menos eso creía hasta el tono de llamada personalizado de JiMin empezó a retumbar por toda la habitación.
Comenzó a saltar en la cama haciendo ruidos raros. Cuando contestó, estaba tranquila, respirando profundamente.
-¿Que opinas de ir a desayunar conmigo hoy? - preguntó el muchacho al otro lado de la línea.
-Opino que sería la mejor idea desde el invento de los tacos mexicanos. - Esperanza se sintió desfallecer al escuchar la risa de JiMin.
-¿Pasó por ti a las nueve? - aventuró el joven.
-Tranquilo, dime dónde quieres ir, y allí estaré. -Kibō ya estaba abriendo la ducha y se dirigía a elegir su ropa, que aún estaba dentro de las cajas y maletas.
-Perfecto, te veré en Mr. Beagle, ambos sabemos que tienen el mejor café. - Esperanza sonrió al escuchar aquellas palabras.
-Te veré allá.
-A las nueve.
-Ni un minuto menos.
La llamada se terminó y Esperanza no tardó en hablar en el grupo que tenía con Jae, Rose y Emer, contando la noticia sobre el desayuno, a lo que Jae mandó audios gritando y sus compañeras, que estaban en el piso de abajo ordenando, subieron corriendo las escaleras.
Entre todo el cotilleo, Esperanza se baño como rayo mientras se probaba la ropa que sus amigas le elegían, mientras la coreana miraba todo desde la videollamada que habían comenzado.
-¿Enserio dijo que Mr. Beagle tenía el mejor café? Se nota que te quiere - bromeó Jae haciendo referencia a la cafetería donde Kibō iba a trabajar luego de las fiestas.
-Nada me queda bien, me rindo. - Esperanza agarró un pantalón negro, sus zapatillas del mismo color, una remera básica y el suéter amarillo que compartía con Mark.
Corrió al baño terminando de vestirse y se cepilló el largo cabello, un poco de cubre ojeras bajo los ojos, y estaba lista. Se rió de los comentarios de camionero de sus mejores amigas y abrazó a las presentes, avisando a Jae que si faltaba al partido de ese día, la iba a crucificar. Tiro besos como loca mientras bajaba las escaleras poniéndose su abrigo y la bufanda. Fue Chris quien la frenó en su camino señalando un portal abierto.
-Es a unas calles, así llegas a horario. - dijo el castaño. - Los gritos fueron suficientes para saber hasta tu grupo sanguíneo. - Musitó el castaño al ver que la chica iba a preguntar cómo sabía a dónde iba. Esperanza lo abrazó dando saltos contenta, sabiendo que se hacía el frívolo pero que por dentro estaba gritando como el pastelito con caramelo que era.
JiMin estaba sentado en una mesa de la cafetería mirando el jazmín que había comprado para Esperanza, meditando si le gustaría o si sería alérgica a las flores. ¿Qué posibilidad había de provocar un ataque anafiláctico a la chica que le gustaba? Se pasó la mano por el rostro impaciente, y sintió que se iba a desmayar cuando escuchó las campanas de la puerta dando paso a la joven. Estaba riéndose debido a que el dueño estaba haciéndole algún chiste, pero JiMin no podía pensar en otra cosa que no fuera en lo nervioso que estaba por tenerla cerca. Se rascó el cuello algo inquieto en cuanto se dió cuenta de que Esperanza lo estaba buscando con la mirada. La sonrisa de la morena lo obligó a ponerse de pie como un resorte, aún sabiendo que no estaba cerca de su lugar, y en cuanto estuvo junto a él, el moreno la saludó con una reverencia algo nerviosa.
-¡Qué bonita! ¿te regalaron un jazmín? - inquirió la joven mirando la flor en cuanto tomó asiento, tenía una mirada divertida en cuanto JiMin la miró con incomprensión.
Era un idiota, se había olvidado que tenía la flor. Se dió algunos golpes mentales.
-No, es para ti.
-¿vienes incluído con la flor, no es así? - inquirió Kibō, que parecía estar divirtiéndose mucho de poner incómodo al muchacho frente a ella. - Adorable. - musitó la morena sintiendo la dulce fragancia de la flor.
Ambos pidieron café, con tres pastelitos de membrillo, casi como un acto reflejo. JiMin se apoyó un poco en la mesa para hablar bajo.
-¿Supiste lo que pasó hace unos días?
-¿Qué pasó hace unos días?- replicó Esperanza imitando el tono misterioso del joven.
-Tres estudiantes de la academia murieron en una explosión, creí que eran amigos tuyos; los ví hablando el día de pre apertura. - El moreno parecía meditar sobre lo ocurrido mientras hablaba.
-No eran mis amigos para ser exactos, nos odian, bueno, odiaban. Rivalidades de cuando estábamos en ese instituto para niños problemáticos, nada tan extravagante. - Esperanza se dió cuenta que estaba por despotricar sobre el trío del terror, pero era mejor no dar lugar a testimonios que la pusieran en un aprieto. - ¿por qué mejor no hablamos de otra cosa? La muerte me pone los pelos de punta.
Mentira.
-Lo lamento, creí que eran amigos y que podrías estar triste. - Park estaba nuevamente nervioso, la risa de Kibō lo tensó unos segundos, hasta que la vio sosteniendo un bombón.
El café estaba sobre la mesa, y junto a la comida, había dos bombones, uno para cada uno. Justo como cuando habían llegado a Argentina y ella había preparado café para ellos, pensó JiMin con una sonrisa.
-¿Qué harás en año nuevo? - aventuró el moreno.
-Pensamos asistir a la fiesta de la academia, ya sabes, todos van a ir. - La chica bebió del café, frunciendo el ceño cuando la infusión caliente le quemó la garganta. - En realidad no festejo nada, pero este año parece no ser convencional para mí.
-¿No te gustan las fiestas? Pero hay regalos por todo lados y comida, por sobre todo. - Kibō no pudo evitar sonreír ante las palabras de JiMin, que podía ser la causa de una diabetes al ser tan dulce.
-Creo que dejaron de gustarme cuando tenía diez, quizá porque ya no hay suficiente comida, sí debe ser eso. - Soltó la morena provocando la risa del chico frente a ella, que tenía una miga de hojaldre en la comisura de la boca.
La joven limpió la cara del muchacho con una servilleta y este se sonrojó avergonzado, mientras se cubría un poco el rostro mientras reía. A Esperanza le pareció escuchar las risas de algún que otro consumidor aledaño a ellos; nerviosa y sintiéndose algo a la deriva, acercó su café junto al de JiMin, acercándose por los asientos acolchonados del reservado. El muchacho estaba sonriendo todavía mientras bebía café, pero se ahogó, provocando la risa de su compañera, que había hecho de todo, menos ayudarlo, porque su risa había hecho reír al ahogado, que casi no podía respirar.
Para cuando JiMin podía respirar y se reía al mínimo, habían comenzado a conversar en voz baja, de temas variados, desde los estudios, hasta el trabajo de lo chicos, que iban a sacar otro álbum además del especial japonés de hacía un tiempo. Esperanza no perdió tiempo en ofrecer salir a caminar un poco, por lo que el coreano pagó la cuenta sin dejarla siquiera protestar y salieron al parque más cercano.
Esperanza compró comida para aves en el primer puesto que vio y arrastró al chico hasta un grupo que circulaba en busca de comida. JiMin estaba algo reacio a alimentar a las aves, mientras que Kibō parecía más que entusiasmada.
-¿JiMin, donde te gustaría vivir en un futuro? - inquirió la morena dejando que un pajarito pequeño coma de su mano.
El muchacho pensó unos momentos sobre su respuesta.
-Busan, para estar cerca de mis raíces... o Japón, no lo sé. ¿Y tú? - replicó el muchacho tomando asiento en una banca, observando lo que la joven hacía.
-Creo que no tiene que ver el lugar, sino quienes estén allí. Podría decirte una ciudad o un país, pero creo que viviré donde la persona que amo, viva. - La morena se encogió de hombros alimentando otra ave.
-¿Tienes un tipo ideal para salir? - inquirió Park mirando el cielo unos momentos.
-Alguien que pueda comprenderme y aceptarme como soy, lo demás es algo que descubrir, nunca salí con alguien como para decir "como este o este". - Esperanza se acercó al muchacho, tomando asiento junto a él. - ¿JungKook no es tu tipo ideal?
-Si, realmente. - JiMin miró a la chica que se había empezado a reír divertida.
-Esmeralda ya te robó la conquista. - bromeó mientras lo codeaba, provocando la risa de él también.
A lo lejos se escuchaba una canción, una que Esperanza conocía muy bien. Había empezado emocionarse junto al chico, que le preguntó por qué la emoción.
-Es la canción más linda en la historia.
-Dime que dice. - pidió el muchacho apoyando su mejilla en un puño cerrado. Al ver las mejillas enrojecidas de la chica no pudo evitar sonreír.
-habla sobre amor. - sonrió Esperanza mientras escuchaba la letra.
Es la hora de comenzar
El ayer es un simple recuerdo, que se desliza sin parar
desde esta eternidad
la experiencia de vivir, y el coraje que se impregna en mi alma
Iré corriendo a toda marcha, hasta llegar a donde estás.
-Te sonará cliché, pero siempre quise que ésta canción suene en el momento que encuentre a la persona destinada para mi.- la chica sonrió. - Curioso, parece una obra de marionetas que cuenta la historia de la película, en donde una chica y un chico cambian de cuerpo, intercambiando vidas, y se terminan enamorando... deberíamos verla. - sentenció la morena, provocando que JiMin se sobresaltara.
Es la hora de comenzar
El ayer es un simple recuerdo, que se desliza sin parar
desde esta eternidad
la experiencia de vivir, y el coraje que se impregna en mi alma
Iré corriendo a toda marcha, hasta llegar a donde estás.
-No puedo negarme, picaste mi curiosidad.
-Es algo súper común en películas de amor, no exageres.
-No fue el tema, sino cómo lo has contado. Si se enamoran, ¿Por qué suenas tan triste?
-Tendrás que verla para saber, Chim Chim. - musitó la morena con una sonrisa.
Penumbras del mañana y ayer, no importa cuántas veces busqué en emerger
Crecemos, Soñamos y Amamos también, en un lugar sin tiempo ni final.
-No dormiré hasta entonces.
Ambos rieron mientras a lo lejos escuchaban el final de la canción y cómo la gente se emocionaba.
Cada segundo, que marca el reloj es tan eterno como un tic toc
Sólo espero por siempre pasar la vida y la eternidad en éste mismo lugar...
Ambos se pusieron de pie caminando con tranquilidad, no hubo necesidad de palabras entre ambos, como si una mirada fuese suficiente. Esperanza entrelazó su brazo con el de JiMin, yendo camino hacia la Academia, en donde sus amigos aguardaban listos para un partido de baloncesto. Los comentarios al verlos llegar juntos no faltaron, pero ambos decidieron no darle tanto crédito, simplemente compartiendo el momento, regalándose alguna que otra mirada estando en equipos distintos, un chiste secreto.
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Kibō --> Park Jimin.(En Edición)
Science FictionSinopsis: - ¿Confías en mí? -Con mi vida. Jimin observó a la joven frente a él y se preguntó qué más había detrás de esa sonrisa y ojos cargados de culpabilidad. Esperanza, una chica que vive una adolescencia común y corriente, se encuentra repe...