CAPÍTULO 29: ''Para tí...''

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Hola, JiMinnie, soy yo, Esperanza. Sé que si estás leyendo estas palabras, YoonGi se encargó de darte la carta que dejé en escritorio en Fénix; lo que también conlleva a que el chip que instalaron en brazo, dejó de transmitir la señal de mis signos vitales en correcto funcionamiento.
Seguramente te estés preguntando de qué hablo, si en realidad estoy loca. Probablemente lo estoy, ¿quien intenta explicar algo así por una mísera carta? Lamentablemente, aunque planeaba contarte toda la verdad al volver, no logre lo que me habían encargado.
Tengo miedo de viajar, de hacer ésta misión, pero es deber, no puedo simplemente ignorarlo.
Una vez finalices de leer, o ahora mismo, ve con YoonGi, él te ayudará a llegar a oficina privada en Fenix. computadora tiene todos los archivos que necesitas leer para saber qué está pasando y de qué te hablo, además de que dejé en claro que los únicos apoderados de mis informes de misión serían mis compañeros de escuadrón, mi madre y tu. Se que es difícil de entender, pero por favor ve.
Lamento tanto todo ésto, Chim, creí que tendría más tiempo contigo y familia, que podría continuar con linaje y que haría que sensei se sienta orgulloso de mí. Pero solo ve lo que sucedió, probablemente termines en el velorio de un féretro vacío preguntándote qué demonios sucede y por qué no te dije nada de ésto antes. Jamás había deseado hacer nada por mí, no me importaba si en una misión moría, incluso aunque madre aún estuviera viva, porque creí que le haría un favor al desaparecer; pero luego te conocí. Todas las cosas que había creído que eran correctas, las cambiaste, entonces pasé a enamorarme de ti, de la verdadera persona que eres, no solo la estrella famosa, no necesitas la fama para ser increíble y perfecto, ya lo eres.
Es una realidad que sabía que enamorarme solo traería sufrimiento a la vida de la otra persona, pero fui tan egoísta, querido, que me sumergí en tu amor y en tu ternura. Me perdí por ti, y te agradezco por hacer de corta vida, una maravilla. Espero que algún día logre perdonarme a mí misma por dejarte solo, por causarte tanto dolor. Te estoy viendo ahora, estás durmiendo mientras yo termino de escribir esta carta, que es lo más cobarde que podría haber hecho en vida. Debes seguir con tu vida, JiMin, sigue con tu carrera, canta, baila o haz otra cosa, no importa, mientras sepas que eso es lo que quieres hacer por el resto de tu vida y que te hará sentir pleno. padre solía decirnos que vivamos hasta que seamos insoportablemente felices, y eso es lo que quiero para ti.
Si algún Dios tiene misericordia de mí y me permite volver a nacer, espero que sea como una persona buena y libre de estar contigo, espero encontrarte en otra vida, Park JiMin, poder vivir contigo, tener gatos y casarnos, o no hacer nada de eso y solo tener tu amistad, porque tu vida entrelazada con la mía, ya es suficiente regalo.
Te amo, aunque quizá
tu, ya no lo hagas.
Esperanza Cabrera.

La perfumada y firmada carta se encontraba entonces, entre las manos de Min YoonGi, que estaba leyendo su propia carta, que no solo se despedía en caso de que la joven no vuelva, sino que le pedía un favor, y eso era que Park JiMin visite su oficina, donde lo esperaba toda la verdad. Desde audios, videos y papeles, hasta fotos de la morena en la Isla.
Kibō estaba entonces sentada en un árbol, vigilando la base de Tierra del Fuego, en la que entraban y salían uniformados enemigos. La joven se encontraba aguardando por la oportunidad de entrar, ya habían pasado algunos días en los que estaba vigilando el lugar, sus soldados a cargo ya se estaban poniendo impacientes ante sus extraños métodos para misiones. Algunos la creían seriamente mal de la cabeza, y aunque ninguno lo había dicho, ella lo sabía.
Triste de estar tan lejos de casa, se miró el brazo donde estaba el chip médico que transmitía sus signos vitales, quería llorar, gritar, matar a alguien, todo junto en una sola persona. Suspiró dentro de su bufanda mientras miraba nuevamente hacia el frente, pero el llamado del comandante debajo, la hizo bajar de un salto. Aterrizó sobre sus pies prolijamente y camino siendo seguida por el hombre, que le llevaba dos cabezas y tenía una voz gruesa al hablar. Cuando la morena estuvo frente a su campamento escuchó las conversaciones de los soldados, de unos más especialmente, que hablaban sobre sus hijos pequeños, en volver a casa para verlos.
Esperanza sonrió un poco, todo señalaba que la misión llegaría a término sin muertos.
Pero se equivocó.
-Tenemos una brecha, señora, hay que aprovecharla. - Decía el comandante ya dentro de la tienda de acampada.
-Debemos esperar un poco más, señor Collins, podría ser peligroso, no sabemos nada sobre éste lugar. Cambiaron todo desde la última vez que vine y creo que no tengo que recordarle lo imprudente que fui al aprovechar una de esas brechas.
-Sí, señora. - Collins asintió guardando silencio, pero entonces las luces de la alarma del perímetro del campamento se encendieron.
Esperanza frunció el ceño gruñendo mientras se sacaba la ropa de abrigo y salía solo con su traje y sus espadas, afuera. Avisó que seguro era otro siervo, así que los soldados la siguieron con las armas con silenciador, listos para la caza de la cena por los siguientes días. Kibō iba en la delantera, por lo que fue la primera en notar lo extraño del ambiente. Levantó una mano como toda señal de detenerse y aguardó unos momentos.
-Usen la maleza como refugio unos momentos, algo no está bien. - Esperanza entonces empezó a escalar por los árboles y trepó hasta casi las copas, observando el terreno desde arriba.
Frunció el ceño al ver a sus hombres vigías pasear por el campo hacia el campamento. Rodó los ojos y bajó de un salto nuevamente al suelo. El ruido llamó la atención de todos, que fueron algo temerosos hacia la fuente del ruido. Al verla, sus soldados soltaron las armas resoplando.
-No fue el ciervo, fueron ellos dos. - La morena se acercó a los vigías, que se avergonzaron bajando la cabeza. - Tengan más cuidado la próxima vez, caballeros.
Cabrera escuchó la afirmativa de sus hombres y mientras volvían todo hasta el campamento, pasó algo que realmente ella no se esperaba y el suelo tembló debajo de sus pies, seguido de una explosión, que los arrojó a todos por los aires, dejando a la morena sobre los restos de unos árboles con el brazo derecho con una fractura expuesta, la pierna en un ángulo extraño. El chip en su brazo se desestabilizó, cayendo de su lugar al suelo, donde se perdió entre los pastos.

Kibō --> Park Jimin.(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora