Capítulo X

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Ulises tenía ya tres meses y medio con Ramsés y se sentía muy afortunado con él a su lado. A todos lados salían y realizaban juntos algunas actividades como ejercitarse e ir a clubes de lectura en sus ratos libres para romper la monotonía. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que sentía una gran tristeza al no tener a sus hijos cerca y un mes de su cumpleaños.

—Hoy andas muy distraído, ¿puedo saber qué te ocurre? —le preguntaba el tigre al notar que no leía su libro.

—¿Eh? ¿Yo? —decía perdido de la pregunta el rinoceronte.

—Sí, tú. Acabas de confirmarlo. Te he notado que no lees tu libro y tienes la vista enfocada en otro lado. Me preguntaba qué te pasaba.

—No, nada... no me pasa nada —dijo el paquidermo con una sonrisa dibujada para pasar desapercibido en aquel momento.

—Hmmm... no te creo. Algo te sucede y ya lo descubriré. Sabes que te conozco desde hace mucho y no me puedes ocultar nada. 

Ulises dejó salir un suspiro largo y se levantó para sacar su billetera. Él pensó por un momento que quizás no era una buena idea que Ramsés conociera a sus hijos pero por la confianza que ya tenían, les mostró la última foto que se habían tomado en el año 2012 y antes de que la relación con su mujer se terminara.

—Pero que lindos niños, Ulises. El más grande se parece bastante a ti —dijo Ramsés al ver la foto— ¿Así que por ellos es que te estabas poniendo así, eh? 

—Sí —respondió Ulises afirmativamente.

—Ya veo... seguro los extrañas muchísimo —dijo el felino mientras seguía mirando la foto.

—Lo sé, no sé nada de ellos desde que su madre se hizo cargo a cada uno hace casi tres años. Aunque no lo creas, me ha afectado el no tener cerca a mis hijos y más sabiendo que quizás su madre los está haciendo crecer con algunas ideas equivocadas sobre las cosas —decía el padre mientras suspiraba con melancolía.

—No he tenido hijos pero comparto el sentimiento que ahora te agobia, Ulises —dijo Ramsés abrazándolo un poco para tratar de que el paquidermo se sintiera mejor. 

—Quisiera hacer algo para verlos o al menos saber de ellos. Ha pasado tanto tiempo desde que los vi por última vez que haría lo que fuera por volver a estar con ellos, aunque sea por un instante...

Ramsés se había quedado callado por un momento y pensó en todo lo que el rinoceronte había dicho, así que sin pensarlo dos veces y sin que el paquidermo lo supiera, el felino movió todas las influencias a su alcance para contactar con la esposa de Ulises. Al comienzo, la tarea para Ramsés no era nada fácil pero tampoco fue imposible, así que cuando tuvo la oportunidad de viajar hacia Moonwalks por negocios, buscó la dirección indicada y se acercó hacia donde vivía Margarita con sus dos pequeños rinocerontes.

—Buenos días —dijo Ramsés luego de tocar la puerta esperando a que le abrieran.

—Buenos días —respondió una abada blanca a la cual Ramsés vio obviamente y suponía que era Margarita por las descripciones previas que Ulises le había dado.

—Usted debe ser Margarita Burgos —dijo el tigre estirando su mano— Mucho gusto, mi nombre es Ramsés Zapatero.

—Es un gusto conocerlo, señor Ramsés. Pero... dígame, ¿cuál es el motivo de su visita? —le preguntó la abada quien estaba al tanto de cualquier situación y miraba con desconfianza a aquel hombre.

—Vine a hablar con usted —le respondió el trajeado tigre.

—Perdón pero... no lo conozco así que creo que no tenemos nada de que hablar.

Confesión [Furry Bara] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora