Capítulo XXIII

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El Año Nuevo había llegado y tanto Ulises como Ramsés esperaban que los buenos deseos que habían pedido se hicieran realidad, dejando atrás todas aquellas energías negativas del año anterior y concentrándose en lo que verdaderamente importaba que era la estabilidad emocional y laboral de cada uno. Ellos sabían que para alcanzar esos logros debían estar bien consigo mismo y con los demás, por lo que decidieron mejorar las relaciones sociales con los que los rodeaban. Sin embargo, aunque para Ulises no era fácil dejar atrás los malos recuerdos, tampoco fue recio a mantenerlos y decidió alejarlos de su vida definitivamente para gozar con plenitud de las cosas buenas de la vida.

—Feliz Año Nuevo, chicos. —dijo el rinoceronte cuando volvió a su lugar de trabajo en la empresa después de una semana de vacaciones.

—Espero que hayas tenido un Fin de Año fabuloso, Ulises —le respondió Susana la coneja mientras fotocopiaba unos documentos.

—Lo tuve, Susana. Realmente fue fabuloso compartir el Fin de Año con el tigre que más amo. —dijo el paquidermo con una amplia sonrisa mientras observaba los pasillos bebiendo una taza de café. —¿Cómo estuvo el de ustedes? —preguntó.

—El mío estuvo lleno de sorpresas porque no esperaba que mi familia viniera de todas partes a pasar el Fin de Año con mis abuelos y mis padres. —respondió la coneja mientras mostraba un listado de fotos y sus compañeros la miraban sorprendidos.

—¡Wow! Vaya que tienes muchos familiares, Susana. —le comentó Ulises tras ver las fotos.

—Lo sé. A los conejos nos gusta la multiplicación, jiji. —dijo la coneja con una risita.

Después, fue el turno de responder para Jaime quien se acercó un poco más hacia ellos.

—Mi Fin de Año no fue muy bueno ya que mi hermano se accidentó borracho y sufrió una fractura en su pierna derecha. —comentaba la jirafa un poco cabizbaja.

—¿Qué fue lo que le pasó a tu hermano? —preguntaron ambos preocupados.

—Se fue a una reunión con unos amigos y quiso devolverse a casa borracho, por lo que perdió el control de la motocicleta donde iba y chocó contra un árbol al salirse de la carretera. —respondió Jaime tras recordar lo que había sucedido.

—¿Y cómo está el ahora? —preguntó el paquidermo algo asustado y preocupado.

—Está muy adolorido y, a pesar de la fractura, por fortuna no se golpeó la cabeza ya que el casco le sirvió de protección. Aunque el choque fue fuerte y no podrá caminar durante un tiempo, el médico nos comentó que se pudo haber fracturado el cuello o la cabeza debido los bruscos movimientos que hacía al conducir la moto y con la velocidad con la que iba. —le respondió la jirafa. —Y tras eso, no tuvimos fiesta sino que pasamos el Fin de Año en la Unidad de Cuidados Intensivos atentos a cualquier noticia.

—Es lamentable escuchar eso pero ojalá eso le haya servido de lección y aprenda que con la vida no se juega. —dijo Ulises mientras tocaba el hombro derecho de su amigo.

—Tú mantente tranquilo Jaime, verás que pronto tu hermano se recuperará. —le comentó Susana tocando su hombro izquierdo.

—Es verdad, Jaime. Deseamos lo mejor para la recuperación de tu hermano y que pronto esté reunido con todos ustedes. —dijo el rinoceronte cuando vio a la jirafa deprimida.

—Muchas gracias, chicos. Ustedes son los mejores amigos que alguien puede tener. —dijo la jirafa intentando animarse un poco.

Y mientras los tres hablaban, Oriano se acercó a ellos. Tanto Ulises como sus compañeros lo saludaron pero este sólo miró a Ulises con rabia y se metió directamente a su oficina. Y no era      para menos ya que los resentimientos del año anterior todavía estaban presentes en el corazón Oriano. Ulises se acercó hacia la puerta de su oficina y la pantera le abrió de inmediato con cólera.

Confesión [Furry Bara] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora