Capítulo XXX

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Habían transcurrido casi tres meses desde la partida de Oriano de la empresa y las cosas mejoraban poco a poco en aquel lugar. A pesar de eso, el oso Daniel aún se sentía mal por haber tomado la decisión de despedirlo.

—¿Crees que fue la mejor decisión Jacobo? —le preguntaba el oso pardo bebiendo una taza de café.

—No sabría si con certeza fue la decisión correcta o no. —le respondió la pantera rascando su barba en forma de candado— Sin embargo, tú obraste según el desempeño de mi hermano y él mismo labró su camino hacia su despido.

—Eso es cierto...y hablando de él, ¿qué has sabido? ¿Ya encontró otro empleo más estable o algo así? —preguntaba el ojiazul con preocupación y ante la incertidumbre de saber si Oriano estaba bien o no.

—La verdad es que no hablamos mucho debido a la manera como hace tiempo me echó de su casa, así que lo que he podido saber gracias a que papá me contó es que sigue desempleado y viviendo con algún dinero que él le envía de vez en cuando. —respondió Jacobo de forma puntual para luego dar sorbos a su café.

—¿O sea que aún no ha sentado cabeza? —volvió a preguntar Daniel alzando su ceja derecha.

—Si papá sigue enviándole dinero, yo pienso que no. Y aparte de eso, me comentó que Oriano le echaba toda la culpa a Ulises de lo que le había sucedido.

—Su relación con Ulises no era para nada buena, sin embargo no creo que el rinoceronte tenga que ver en la forma de comportarse de tu hermano. —dijo Daniel luego de un largo suspiro y moviendo su cabeza de lado a lado.

—Tampoco lo creo así. Conozco a Oriano muy bien, además Ulises y Ramsés son muy buenas personas y eso es lo que mi hermano nunca ha descubierto en ellos.

Mientras Daniel y Jacobo seguían su conversación, Oriano se encontraba en un pequeño departamento con una luz tenue y sus cosas en una caja. Aparte de haberse quedado desempleado, también había perdido su casa y muchas de sus cosas. A pesar de ello, nunca quiso comentarles nada a su padre ni a su hermano.

—¡Maldita sea mi suerte! —gritaba Oriano con fuerza mientras sentía como su estómago rugía y la señal del internet de su móvil andaba intermitente— ¡Puto internet de mierda! —gritó con rabia.

Sin embargo, hubo una visita completamente inesperada quien tocó a su puerta. Para su sorpresa, Ramsés había ido a visitarlo a pesar de tantas cosas que habían pasado.

—Hola Oriano, ¿qué tal te encuentras? —le preguntó el tigre con voz serena al observar quien le abría.

—¿Es enserio Ramsés? Sabes que estoy en la mierda y pareciera que vienes a burlarte de mí. —dijo la pantera cerrando la puerta de un portazo.

—Sólo estoy preocupado por ti, es todo. Sé que hemos tenido nuestros inconvenientes y que Ulises te detesta pero no por ello yo lo hago. —respondía el tigre de manera sensata.

—¿Ah, no? ¿Y entonces a qué viniste? —dijo la pantera mientras miraba al tigre de una manera lasciva y con su cola acariciaba la nariz de Ramsés, pero el tigre le dio un enorme apretón y enroscó la cola de la pantera en su mano.

—¡Ramsés...!

—No he venido a lo que piensas, Oriano. El que me preocupe por ti no significa que me acostaré contigo. Lo que menos quiero es que mi relación con Ulises se vea perjudicada nuevamente y además he venido por algo mucho más delicado. —dijo el tigre a quien se le veía poco a poco un cambio en la tonalidad de su carácter en la que había llegado.

—Está bien...¡Suéltame...por favor...me lastimas! —exclamaba la pantera casi suplicando pero el tigre le apretaba más su cola.

—¿Lastimarte? Eso es lo que debería hacer...y el motivo de mi visita es porque he venido a pedirte una explicación a la porquería que me hiciste. —dijo el tigre sin soltar el agarre de la cola de la pantera.

—¿A cuál porquería...? ¡No sé de qué me hablas! —intentaba negar la pantera ante las afirmaciones que el tigre lanzaba pero que en el fondo sabía de qué se trataba.

—¿Ah, no? ¿Crees que jamás descubriría la verdad de todo lo que hiciste? ¡Me diste a beber un maldito brebaje para envenenarme! —exclamó Ramsés de forma precisa mirando fijamente los ojos de Oriano.

—¿De dónde sacas tales ocurrencias, Ramsés? Sabes que yo te amo...te amo como nunca nadie te ha amado y lo sabes... —decía la pantera para desviar la atención del tigre sin poder lograr salir de aquellas preguntas que lo sometían en una encrucijada.

—¡Esas son unas enormes mentiras! —dijo el tigre para luego darle una bofetada certera a la mejilla derecha de la pantera quien lo miraba con ojos llorosos mientras se acariciaba— El hechicero que habías buscado para que hiciera tu sucio trabajo lo confesó todo cuando lo atraparon con la misma treta que casi le hacen a un amigo mío. Ahora, pagará por todas las porquerías que hacía y en cuánto a ti quiero decirte que eres un miserable, un cretino y un estúpido, por eso es que siempre vives en la mierda.

¡Maldito traidor! —pensó la pantera cuando escuchó aquello— ¡Ramsés! No es lo que piensas...todo esto lo hice por amor...¿qué no entiendes?

—¡Entiende tú que yo jamás estaré contigo! ¡Entiende que jamás te voy a amar! Lo nuestro anteriormente fue una aventura de la juventud y no pasará más de ahí. Nunca imaginé que cayeras tan bajo, Oriano. —dijo el tigre para luego dar media vuelta marchando de aquel lugar.

Sin embargo, Oriano lleno de tristeza e impotencia tomó una de las jeringas con las cuales se dopaba tras los constantes altibajos emocionales que tenía y la clavó en la nuca del tigre quien rugía con fuerza pero la pantera tapaba su boca para que no se escuchara nada. Al final, Ramsés quedó inconsciente y a merced de la pantera quien había perdido por completo el control de sus emociones. Ahora Oriano se sentía en ese momento entre la espada y la pared en el cual pensaba jugarse la última carta por el amor del tigre hasta las últimas consecuencias.

Yo estaría dispuesto a hacer lo que fuera por tu amor Ramsés, cualquier cosa haría para que te fijaras en mí. —pensaba mientras dejaba al tigre al lado suyo, tomando unas sogas que había encontrado en su caja para atarlo de manos, cuello y pies para posteriormente comenzar a acariciar su cuerpo, no sin antes idear una manera de lograr sus intereses y que Ulises al fin dejara de interponerse en su camino.

Confesión [Furry Bara] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora