Capítulo XXII

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El día laboral transcurría lentamente y tanto Ulises como su jefe estaban a la expectativa de que la actitud de Oriano cambiara con el pasar de los días. Pronto, aquel día tan agitado terminó para alivio del paquidermo.

—¿Cómo te fue hoy, amor? —le preguntó Ramsés mientras realizaba un crucigrama sentado en el sofá.

—Me fue muy bien, aunque no vas a creer a quien tengo como nuevo compañero de trabajo. —dijo el rinoceronte quien colocaba su portafolios en uno de las sillas y se sentaba al lado del felino.

—A Oriano. —dijo seriamente Ramsés quien observaba el rostro sorprendido de Ulises.

—¡¿Cómo lo supiste?! —exclamó el rinoceronte sorprendido ante la inmediata respuesta del felino.

—Jacobo, su hermano y mi mejor amigo, llamó hoy y estuvimos hablando durante buena parte del día. Él me comentó el nombre de la empresa en la que trabajaría Oriano y deduje de inmediato que sería en el lugar donde tú trabajas. —respondió el tigre mientras seguía resolviendo su crucigrama.

—La verdad es que no fue una grata noticia para mí, Ram. —suspiraba el rinoceronte mientras rascaba su ceja izquierda.

—Ya sé que no debido a lo sucedido anteriormente. Jacobo también lamentó el que me despidieran de mi trabajo. —respondió el felino guardando el crucigrama en el cuaderno donde estaba apoyado para dirigir su atención hacia el paquidermo— Además, fue él quien me comentó que su padre lo encontró teniendo relaciones sexuales con uno de los empleados del banco y tomó las represalias correspondientes a su indebido comportamiento. Ahora, más que nunca estoy arrepentido por haberme acostado con él para ayudar a mi hermana...

—No me hables más acerca de eso, cada vez que lo recuerdo me causa rabia. No estoy contento de que esté donde yo trabajo, no me llevo bien con él. Su manera de seducir a los hombres para acostarse con ellos casi acaba nuestra relación. —decía Ulises quien sentía un enorme enojo como si hirviera por dentro y estuviera a punto de estallar.

—Ojalá que cambie y se de cuenta de que el placer no lo es todo. —dijo Ramsés mientras estiraba sus brazos y piernas.

—Aunque la mona se vista de seda, mona se queda Ramsés. —afirmaba el rinoceronte mientras tomaba algunas frutas de la mesa para comerlas— ¿Crees que Oriano dejará de ser una pantera que sólo le interesa follar con todo lo que se mueva? —preguntó el paquidermo frotando sus ojos.

—No lo sé, Uli. Sin embargo, tienes mucha razón al estar enojado por su causa al ser alguien que no es grato para ti y teniéndolo en tu entorno de trabajo da mucho que pensar. —respondió el tigre notando que Ulises tenía hambre— Veo que tienes hambre, por favor vamos a la mesa y te serviré de cenar unos ricos espárragos enrollados con crema de leche y queso parmesano. 

—Eso suena exquisito. —dijo el rinoceronte para dirigirse hacia la cocina y cenar tras un largo día en su trabajo.

Ulises comía rápidamente debido al hambre que tenía mientras que Ramsés lo miraba sorprendido. No obstante, el rinoceronte interrumpió su cena para decir algo.

—Ramsés, he tenido por preguntarte algo desde hace tiempo. —comentó Ulises mientras lo miraba hacia los ojos— ¿Jacobo sabe que tenías encuentros sexuales con Oriano?

—Jacobo nos descubrió hace tiempo y estuvo varios meses sin hablarme, pero pronto arreglamos todo. Sin embargo, recuerdo que se puso histérico cuando nos vio y tuvimos que cortar el polvo, jaja. —reía el felino mientras Ulises tenía una cara irritada y de pocos amigos lo que detuvo la risa del felino.

—No le veo la gracia a eso. —dijo seriamente el rinoceronte.

—Perdón, amor. Por favor, sigue comiendo. —dijo el tigre para que Ulises no se molestara más y detuviera su cena tras lo que había comentado.

Confesión [Furry Bara] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora