Al día siguiente, el rinoceronte se había despertado acariciando las sábanas en las que había dormido durante casi un año con Ramsés. Suspiraba tras recordar aquellos momentos significativos y valiosos que para ellos eran inolvidables. No obstante, sus sentimientos estaban entremezclados cuando sentía una profunda melancolía tras recordar aquellos instantes que había vivido y compartido con él pero a la vez tenía una gran decepción por haber encontrando al que creía el hombre de su vida con otro, teniendo sexo en la ducha e intentando dar explicaciones sin dejar que lo hiciera. Durante la mañana, recibía muchas llamadas de Ramsés y mensajes de "Lo siento", "perdóname, por favor", "Hablemos, amor. Deja que te explique lo que pasó" que el rinoceronte veía con rabia, hasta que en una de ellas se le dio por responder.
—¿Qué es lo que quieres, Ramsés? —preguntaba con enojo el paquidermo mientras se encontraba realizando los balances del mes, frente a su computadora y comiendo un poco de pizza con jugo de frutos rojos—Entiende que ya no quiero verte más.
—Por favor, Uli... necesito hablar contigo. Las cosas no son como piensas —dijo Ramsés durante aquella llamada.
—¿Ah no? ¿Entonces qué? ¿Fue mi imaginación acaso? —decía el rinoceronte con tono irónico— Lo que hiciste no tiene perdón.
—Ulises, se que lo que hice no tiene perdón pero por favor sólo te pido que me escuches... —decía Ramsés del otro lado estando en cualquier parte menos en su casa, aquella casa donde había vivido los momentos más felices con su pareja.
—No quiero ni escucharte, ni verte ni mucho menos perdonarte. No eres más que un traidor, un cretino y un desgraciado —decía el paquidermo mediante insultos directos al tigre como dagas afiladas.
—Hice mal en acostarme con Oriano y sé que la cagué muy feo contigo pero de verdad quisiera que hablemos... Las cosas no son como tú piensas—insistía Ramsés durante la llamada esperando que el rinoceronte pudiera darle la oportunidad de explicarle todo— Uli, eres todo lo que tengo en esta vida, estoy dispuesto a lo que sea para recuperar tu amor y que este malentendido se arregle...
—Lo siento, Ramsés. Ya he pasado por esto en más de una ocasión y no estoy dispuesto a que mi corazón siga siendo lastimado. Mejor me quedo solo que mal acompañado y por favor no me vuelvas a llamar —dijo el rinoceronte colgando aquella llamada llorando después por todo lo expresado, tirando la pizza a medio comer a la caneca y derramando lo que le quedaba de su jugo en el lavado.
Ulises se sentía decepcionado de Ramsés y pensó que después de aquella traición que el tigre le dio, como si fuese una puñalada directa al corazón, lo mejor era quedarse solo. Las llamadas de Ramsés eran constantes con el pasar de los días pero poco a poco iban siendo menos frecuentes debido a que Ulises no las respondía, hasta que llegó el momento en el que el tigre dejó de llamarlo y puso fin a su insistencia.
—¿Dónde está el tío Ramsés, papi? —preguntaba inocentemente el pequeño Eduardo buscando al felino por lo largo y ancho de toda la casa— No lo veo por ningún lado.
—¡Etá jugando a estonderse! —dijo inocentemente Misael mientras miraba a su padre— ¿Verdad papi?
—Bueno... eh... la verdad es que su tío hace algunas semanas se fue de la casa y hasta el momento no ha vuelto. Posiblemente, está con su pareja y quizás no lo veamos por mucho tiempo —respondía el padre desviando la mirada de los chicos para evitar sentirse mal tras haberles mentido.
—Quiero ver al tío Ramsés, papi... él es muy divertido, por favor llévanos a verlo —dijo el pequeño Eduardo con sus ojos ilusionados esperando la respuesta de su padre y agarrado de su pierna izquierda.
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Confesión [Furry Bara] [Terminada]
RomanceEsta historia trata sobre Ulises Moya de una manera en la que cada capítulo es una parte de su vida. Para el rinoceronte, nada había sido fácil desde la perspectiva de ser aceptado y respetado por su condición sexual. Desde el día que confesó su hom...