Capítulo XVII

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Al día siguiente, Ulises se había levantado muy temprano y mientras seguía acostado dirigió su mirada hacia el rostro de Ramsés. El rinoceronte sonrió ante aquella expresión de tranquilidad que el tigre tenía y acarició sus mejillas.

Se ve tan hermoso, me encanta despertar junto a él —pensó Ulises al ver a Ramsés, levantándose para preparar todo antes de irse a su rutina laboral.

El rinoceronte se dirigió lentamente hacia el baño y enjuagó su cara. Luego, tomó una toalla para secarse cuando se asustó tras no haber notado la presencia de Ramsés.

—¡Ahhh! ¡Me asustaste! —exclamó Ulises al verse sorprendido por la inesperada presencia del rayado.

  —Perdón, amor. No quise asustarte, es sólo que la alarma de mi teléfono ha sonado y debo prepararme también para ir a trabajar —dijo Ramsés quien estaba bajo el marco de la puerta del baño con su toalla azul enrollada.

—También voy a bañarme, pero si gustas podemos ducharnos juntos —dijo Ulises con una mirada dulce, dando un paso hacia la siguiente baldosa, para quedar bajo la ducha y con Ramsés entrando allí, ambos hombres se acomodaron adentro de la misma.

—Gracias por compartir la ducha conmigo —dijo Ramsés mientras sentía el agua caer por su pelaje cuando el rinoceronte giró el grifo, enjuagando su rostro y pasando las manos por todo su cuerpo después.

—No seas tan formal, no es la primera vez que nos duchamos juntos —dijo el rinoceronte quien enjabonaba su cabello con un champú de manzanilla que esparcía su aroma en aquel lugar— Además, hace días no compartíamos un espacio como estos.

—Sabes como soy y como me gusta comportarme. Educado por fuera pero salvaje por dentro —sonrió Ramsés para luego girar un poco la cabeza de Ulises y besarlo apasionadamente en sus masculinos labios.

—Mmmhhh... sí, justo como me gusta que seas —dijo Ulises mediante una completa y notoria risilla— No puedo quejarme de la manera como me tratas.

—Jeje, no sabes como extrañaba estar así de juntos. La verdad es que dos semanas sin verte para mí son una eternidad. —dijo Ramsés mientras enjabonaba la húmeda espalda del paquidermo, sintiendo cada gota recorrer su peludo cuerpo hasta empaparlo por completo y con una sensación de frescura.

Ambos hombres compartían mimos y caricias bajo la ducha mientras frotaban cada parte de sus cuerpos, hasta que llegó el momento de salir cuando finalmente estaban completamente limpios y secos.

—Espero que tengas un buen día en el trabajo, tigre mío —dijo Ulises tras haberse alistado, vistiendo una camisa blanca de listas azules, un pantalón negro y mocasines del mismo color.

—Estando tú conmigo cada día es maravilloso —dijo el tigre con una espléndida sonrisa que iluminaba toda la habitación, vistiendo una chaqueta de color azul encima de una camisa blanca y una corbata roja, pantalón negro y zapatos negros de cuero.

Cuando terminaron aquellas muestras de afecto, cada uno se dirigió hacia su trabajo. Sin embargo, Ulises sentía de que había olvidado algo muy importante al tocar el bolsillo izquierdo de su uniforme de trabajo, respecto a una información que tenía guardada en una memoria USB pero que se había quedado en casa y debía presentar. Su jefe, al enterarse de lo sucedido lo llamó a su despacho. Aquello preocupaba mucho al paquidermo puesto que su jefe le había pedido antes de irse a su capacitación que le presentara lo encomendado al regresar, pero no pudo evitar enojarse tras el descuido del paquidermo.

—¿Olvidaste el informe, Ulises? ¡Lo necesito para esta tarde inmediatamente! —exclamó el oso con seriedad, dando un severo puñetazo a su escritorio— ¡Es de vital importancia ese informe y de allí depende tu trabajo! —advertía el empleador con tono amenazante.

Confesión [Furry Bara] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora