En ese momento, un rayo de apatía cruzó las miradas de Ulises y de Oriano al tener a Ramsés al frente. La sangre hervía en cada uno de los animales ante mirada tétrica que había puesto el tigre quien se encontraba en medio de ellos.
—Hola, Ramsés. —dijo Oriano sin dejar de observar a Ulises y su mirada encolerizada para luego dirigir su vista hacia Ramsés.
—Hola, Oriano. Días sin verte. —respondió el tigre quien sentía como una brisa helada recorría su pelaje.
—Sí, desde la última vez que tuvimos...
—Lo sé, no hace falta que especifiques más detalles. —contestó el tigre deteniendo las palabras de Oriano al darse cuenta que la única intención era revivir la discordia que habían tenido tiempo atrás.
—¿Ramsés podemos continuar con nuestro paseo? —preguntó Ulises sin dirigirse siquiera a la pantera.
—Claro que sí, Oriano debo seguir caminando así que espero que estés bien. —dijo Ramsés quien era sostenido de la mano derecha por Ulises, siendo alejado de aquel lugar.
—Después de verte, seguro que lo estaré. —dijo la pantera mientras la pareja se alejaba.
Ramsés pensó que lo mejor sería ir hacia algunos de los locales comerciales que estaban cerca de las calles, buscando uno bueno para que a Ulises se le pasara la incomodidad de haberse encontrado con Oriano y también porque sentía algo de hambre.
—No sabes como me causa rabia esa pantera. —dijo el paquidermo después de que ambos entraran a una venta de comidas, pidiendo un par de empanadas y unas sodas.
Ulises empuñó sus manos y contuvo la rabia que sentía al respirar pesadamente, contando hasta tres para calmarse y no hacer ningún acto que fuera imprudente y a la vez estúpido en aquel lugar.
—Amor, estás muy alterado. Cálmate, por favor. —le aconsejaba el tigre luego de recibir sus pedidos.
—No sé como pretendes que me calme... sabes que no me agrada tener a Oriano cerca tuyo.
—Sólo me ha saludado, no ha pasado nada más. Así como estás, pensaba que le dirías algo o lo empujarías como lo hiciste aquella vez en la piscina. —dijo Ramsés pidiendo algo de comer.
—Créeme que estuve a punto de partirle su mandarina en gajos pero pude controlarme porque no soy puto como él. Siempre su único objetivo es llamar la atención y hacerme sentir así de impotente al estar cerca de ti. —le comentaba el paquidermo.
—¿Impotente o celoso? —preguntó el tigre comiendo su empanada.
—Ambas vainas. —respondió seriamente el paquidermo.
— Oriano sabe engatuzar a los hombres pero yo no pienso caer en su juego nuevamente. Podrás notar que lo traté como un amigo más y no como aquel tipo que cumplió sus fantasías sexuales tiempo atrás. —dijo el tigre tomando las manos del rinoceronte.
—Así es como me gusta que seas y por eso es que decidí perdonarte. Pero me da cierto temor el verlo cerca de ti. —dijo Ulises preocupado sin siquiera tocar sus alimentos.
—Reconozco que tuve la culpa de todo y que la embarré al estar con él, casi nos cuesta el precio de echar nuestra relación por la borda pero me alegro de que me dieras una nueva oportunidad, Uli.
—Has reconocido tu error y eso es algo muy bueno de tu parte. Yo me esforzaré de igual manera en que todo entre nosotros vaya así de bien como ahora, a pesar de que existan baches tenlo por seguro que no vamos a caer en ellos. —dijo el paquidermo besando los labios del tigre para luego dirigirse hasta su casa después de haber recorrido un buen trecho juntos.
—Lo que va a caer es tu empanada directo a mi estómago si no te la comes. —dijo el tigre sonriente notando como Ulises comenzaba a morder su empanada y a beber su soda.
—No, ni creas. El que esté preocupado no significa que no tenga hambre. —dijo Ulises siendo observado por Ramsés y luego riendo con él.
Aquel plan que tuvo el tigre había funcionado y pudo mejorar el estado de ánimo de Ulises. Sin embargo, ninguno de los dos sabía que Oriano los había seguido y se encontraba muy cerca de ellos. La pantera tras lo que escuchó, comenzó a idear un plan para vengarse de Ulises tras lo sucedido en la piscina y también para atraer sexualmente a Ramsés como diera lugar.
—Nos volvemos a encontrar de nuevo, ¿no es así Ramsés? —le preguntó Oriano cuando vio al tigre salir de una tienda de ropa, vistiendo una camisa de franjas azules, jeans blancos y unos lentes de sol.
—Sí... eso veo. —le respondió el tigre a la pantera luego de un cruce de miradas, echando unos pasos hacia atrás.
—¿Te pasa algo? —preguntó la pantera vistiendo una camisa deportiva de color amarillo y short azul claro con zapatos deportivos blancos ante lo que vio— Andas con una actitud esquiva.
—No me pasa nada, es sólo que debo mantener cierta distancia contigo. —le respondió Ramsés.
—No veo el por qué... pero bueno... ¿puedo saber qué estabas comprando? —preguntó con sutileza Oriano.
—No creo que sea de tu incumbencia. —respondió el tigre con tono seco y directo.
—No seas tan grosero conmigo, antes no eras así. Además, recuerda que te brindé mi ayuda con tu hermana y esa no es la manera de tratar a alguien solidario contigo.
—¿Solidario, eh? No me digas. —dijo el tigre con tono irónico— Yo te agradecí mi ayuda hace mucho, además no esperaba que quisieras tener sexo conmigo como agradecimiento.
—Tenía que recordar viejos momentos contigo y puedo decir que valió la pena. —sostuvo Oriano mirando sensualmente a Ramsés.
—Oriano, por favor déjame solo. Si Ulises me ve contigo, seguramente pensará que aún te busco.
—Tú no me buscas, el destino nos encontró que es diferente. —dijo Oriano intentando tomar por el brazo a Ramsés pero el tigre de una sacudida lo retiró.
—¡Ni te atrevas, carajo! —exclamó el tigre con enojo y marchó hacia su casa.
La mirada de Oriano cambió de seductora a indescriptible y extraña cuando Ramsés lo rechazó. Se llevó su mano derecha hacia su rostro y lo frotaba en señal de impaciencia al darse cuenta que el comienzo de su plan no era lo que esperaba. Sin embargo, a pesar del rechazo él no se detendría ni tampoco se daría por vencido tan fácilmente.
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Confesión [Furry Bara] [Terminada]
RomanceEsta historia trata sobre Ulises Moya de una manera en la que cada capítulo es una parte de su vida. Para el rinoceronte, nada había sido fácil desde la perspectiva de ser aceptado y respetado por su condición sexual. Desde el día que confesó su hom...