13

10 4 8
                                    

Yo seguía mudo, con la mirada clavada en la oscuridad. Las palabras que acababa de pronunciar Javier se desplomaron sobre mí como si fueran rocas. Su actitud me sorprendió tanto que me hizo enmudecer de repente.

- Vaya, parece que te he sorprendido. ¿Esperabas que fuese un niño bueno?

- No esperaba nada de ti, simplemente no imaginaba que fueses tan duro con tus amigos. –Le reproché yo.

- ¿Amigos? Toni no es mi amigo, sólo hemos follado unas cuantas veces, no me molan los tíos que se cuelgan con tanta facilidad. Sólo busco sexo, me apetece vivir intensamente... disfrutar de la vida sin compromisos.

- Me parece perfecto, pero no creo que para ello necesites avasallar así a la gente. No sé de dónde has sacado todo lo que has dicho, pero estás muy equivocado. –Mentí yo con el deseo de que aquella conversación acabara de la mejor forma posible.

- ¿Que de dónde lo he sacado? Lo he supuesto, es más que evidente que Toni está colgado de ti... sólo hay que verlo, ha insistido varias veces en que viniese con vosotros a Salou... el imbécil cree que podrá darte celos.

A pesar de que Toni y yo habíamos tenido nuestras diferencias no podía aceptar que alguien hablase de él de esa manera. Al fin y al cabo, Toni era amigo mío y Javier sólo un capullo que no tenía ni puta idea de lo que es la vida.

- No vuelvas a hablar de Toni de esa forma. –Dije yo con una voz serena y firme... en un tono más de exigencia que de petición.

- Vaya... me sorprendes si te compadeces de Toni. Di lo que quieras, haz lo que quieras, pero te aseguro que antes de que volvamos a Barcelona, lograré lo que me propongo contigo.

Tras decir eso Javier, que estaba sentado a mi lado, deslizó su mano sobre mi pierna dejándome completamente inmóvil ante tan inesperado movimiento. Sus dedos rozaron mi paquete provocando una descarga que endureció completamente mi polla.

- No lo olvides, siempre consigo lo que quiero.

Javier se levantó y volvió a entrar en la casa dejándome allí sentado. En aquel momento sentía una mezcla de excitación y temor, excitado por la perspectiva de montármelo con aquel atractivo chico de 19 años, atemorizado por que toda esa mentira fuera a escaparse de mis manos. Demasiadas medias verdades, demasiadas mentiras en tan pocos meses. Las dudas a cerca de mi sexualidad continuaban cubriendo de oscuridad mi vida. Allí sentado, mirando hacia la profundidad de una noche sin luna, con un aire extremadamente fresco erizándome la piel, empecé a preguntarme si el problema no estaba en mis sentimientos, si no en la manera de vivirlos. No sabía hacia dónde me llevarían tantas mentiras, pero no era capaz de concebir otra forma de vivir mi recién mutada sexualidad.

A la mañana siguiente me desperté después de haber dormido todo lo que necesitaba. Al final Javier cambió de idea después de ver mi reacción y acabé durmiendo con Jordi e Iván. Me vestí y bajé a desayunar.

Al parecer el olor a tostadas me había hecho despertar, porque al entrar en el comedor mis amigos estaban empezando a desayunar.

- Vaya Juan, no hay nada como encontrárselo todo hecho... ¿eh? –Dijo Pedro en tono de burlón.

- Joder, podríais haberme despertado.

- Tranquilo Juan, no eran necesarios tantos voluntarios. Ya ayudarás a preparar la comida. –Dijo Ruth en un tono especialmente atento conmigo.

Por la mañana el sol no nos acompañó en Salou, algo bastante lógico a estas alturas del año. Pero Pedro y yo nos enfundamos en los trajes y aprovechamos el mal tiempo y la mala mar para hacer un poco de surf. Eso sí, sin demasiado éxito.

the life of anotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora