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 Mi primera mañana en "Lafarge i Associats" fue caótica. Entre reunión y reunión mi mentor, un aburrido abogado de unos 38 años especializado en Derecho Mercantil, intentó explicarme el funcionamiento interno de la firma, aunque sin demasiado éxito. Era obvio que a punto de llegar las vacaciones de agosto, los empelados del bufete querían solventar todos sus asuntos pendientes.

Afortunadamente estuve bien acompañado gran parte de la mañana. Valeria, la secretaria de mi mentor, hizo todo lo que estuvo en su mano para darme a conocer las interioridades de la empresa. Valeria debía tener unos 26 años, morena y de piel oscura, con unos rasgos mexicanos poderosamente atractivos. De lo poco que trascendió de su vida durante nuestra conversación, pude saber que Valeria era originaria de Puebla, México.

A la hora de comer, Ángel y yo nos encontramos en un restaurante del L’Illa Diagonal.

- ¿Qué tal el primer día? –Me preguntó mi nuevo compañero.

- Ufff... pues si exceptuamos que he conocido una secretaria muy simpática y realmente atractiva, el resto ha ido bastante mal. El abogado que me han adjudicado como mentor ha estado toda la mañana ocupado. ¿Y a ti qué tal te ha ido?

- Bueno, comparado con lo tuyo, supongo que bien. Mi mentor está especializado en Derecho Civil, ha estado toda la mañana conmigo y ha sido realmente amable. Aunque tengo la cabeza a punto de estallar, desde que me ha dicho "hola" al verme, no ha dejado de hablar en toda la mañana. De hecho, creo que aún debe seguir hablando, diría que ni si quiera me ha escuchado cuando le he dicho que iba a comer... jejeje.

- Vaya, un hombre de conversación fácil –dije con una sonrisa-. Bueno, a ver si esta tarde mejoran las cosas...

- Eso espero, pero bueno, cambiemos de tema. ¿Ya tienes algo planeado para estas vacaciones?

- Pues tengo ganas de irme de Barcelona, pero aún no sé ni adónde ni con quién. No he tenido demasiado tiempo para pensar en ello últimamente.

- ¿No te vas con tu novia?

- No tengo novia... bueno, creo que no tengo novia.

- ¿Crees que no?

- Pues no estoy muy seguro. Hace unos días empecé a salir con una chica, Natalia, pero discutimos durante un breve viaje a Deltebre, y desde entonces no sé en que punto se encuentra exactamente nuestra relación.

- Vaya, pues lo siento... ¿tan grave fue la discusión?

- Digamos que me comporté bastante mal con ella...

- ¿Infidelidad?

- ¿Qué? –Pregunté algo descolocado por la pregunta.

- Que si te liaste con otra...

Dudé por unos instantes, no supe muy bien que contestar. Técnicamente no le había sido infiel a Natalia porque me tiré a sus amigos justo después de la discusión.

- No, no... ese no fue el motivo de la discusión. Digamos que en el tema sexo vamos a velocidades distintas.

- Vaya –dijo Ángel con una mueca de desaprobación- no me gustan nada los prejuicios en el sexo. ¿Qué necesidad hay de limitar un placer como ese?

- Pues ninguna supongo. Pero bueno, muchas facetas de nuestra vida limitan nuestra sexualidad, por ejemplo una pareja estable ¿no?

- Bueno, en mi caso sí. Es cierto que una relación estable limita en cierta manera tu sexualidad, pero en este caso es una limitación voluntaria, no responde a una carga moral, a miedos o a inseguridades. Aunque personalmente creo que la fidelidad no es una opción sencilla... especialmente si trabajas al lado de chicos como tú... jejeje.

the life of anotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora