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- ¿Chupártela? –Mis palabras fueron sólo un susurro. La idea me paralizó.

- Sí, eso he dicho... verás como te gusta.

- No sé... no... no estoy seguro.

- Vamos Juan... vienes hasta aquí buscando nuevas formas de divertirte ¿y te vas a cortar ahora?

El tono de David fue de reto, pero también de cierta exigencia. Desde que me enrollé con Toni aquella noche, nunca se me había vuelto a pasar por la cabeza chupársela a otro tío. Pero había llegado muy lejos aquella noche, David me gustaba y no podía echarme para atrás en el último momento. Si lo hacía, quizás no le volvería a ver.

¿Sí? –Volvió a preguntar David al ver que yo no decía nada.- Seguro que la chupas muy bien.

No fui capaz de articular palabra. Simplemente asentí con la cabeza. La situación se hizo muy incómoda para mí, pero no perdía nada por probarlo. Además, partiría con la ventaja de saber más o menos lo que sentiría él.

David sonrió de nuevo, pero no fue una sonrisa de complicidad, más bien era una sonrisa triunfal. Sin duda no conocía a David en absoluto. Esa noche no dejó de sorprenderme. Sin más empezó a desabrocharse los pantalones. Tiró de ellos dejando a la vista un ajustado slip de Versace. Bajo la tela se marcaba centímetro a centímetro la polla que instantes antes había acariciado. Nunca he creído tener la polla pequeña, pero la David superó mis expectativas. Tirando del elástico del slip David liberó su polla. Entonces me bloqueé, allí tenía aquel pedazo de pollón erecto y palpitante por la excitación que yo le había producido, pero no me atrevía a empezar. David me acarició el pelo y suavemente me atrajo hacía su miembro. Todo él olía a Angel de Thierry Mugler. Hubiese vendido mi alma al diablo por detener aquel instante y lograr que sucediera todo más despacio. Seguía bloqueado.

- David. –Dijo una voz a nuestra espalda mientras yo me incorporaba de inmediato, como despertando de un sueño.

David no hizo nada para disimular la situación, simplemente ladeó su cabeza y contestó:

- ¿Qué ocurre ahora Max?

- El portero me ha avisado, Mónica ha llegado ya, te está esperando abajo.

Max parecía formar parte del personal del local aunque no era un camarero ni un segurata, o por lo menos no lo parecía. Aunque eso no era lo que más me importaba en ese momento.

- ¿Quién es Mónica? –Pregunté yo sin poder evitarlo.

- Mi novia. Lo siento Juan pero vamos a tener que continuar con esto en otro momento.

- ¿Tienes novia? –Pregunté yo sorprendido... enfadado.

- Claro, y tú también si no recuerdo mal. –Dijo él con una sonrisa, mientras terminaba de acomodar su ropa.

- ¿Y entonces que estábamos haciendo? –La rabia empezaba a tomar el control de mis palabras.

- Nos estábamos divirtiendo Juan. ¿No querías divertirte? –Respondió David borrando la amabilidad de su gesto y adoptando una actitud muy seria.

No contesté, no supe que decir. Estaba realmente abrumado por todo aquello. Me sorprendí a mí mismo pidiendo explicaciones a David. ¿Qué estaba haciendo?

- Nos vemos en el gimnasio Juan. Diviértete, estás en tu casa.

Y diciendo eso David salió del reservado. Tuve que volver a sentarme en aquel sofá para recuperar un poco la conciencia.

Aunque hubiese querido, ayer por la noche no hubiese podido hacer nada más. Así que volví al coche y me fui para casa. Pero David volvió a dejarme con un calentón impresionante. Estoy seguro de que he vuelto a soñar con él.

the life of anotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora