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Sin lugar a dudas la fiesta podía empezar. "Todo mi amor" de Paulina Rubio sonaba cuando Natalia y yo entramos en el comedor. Mientras nos servíamos una copa miré detenidamente a mi alrededor, nuestros invitados parecían estar divirtiéndose. A pesar de la mezcla de estilos, el ambiente no desmerecía en absoluto. En contra de lo que había imaginado, no se habían formado grupos cerrados de conocidos o amigos. Sergio estaba hablando con Marc y Damián. Sentadas en el sofá, Alba y Emma cuchicheaban inspeccionando al personal. Raquel y Pedro charlaban con una de las parejas que había invitado Sergio. Volví a posar la vista en mi copa, pero a pesar de todo aquel buen rollo había un detalle que había pasado por alto. Levanté de nuevo la vista. En un rincón del comedor, cerca del despacho, Carlos le hablaba al oído a Ana y parecía estar contándole algo muy gracioso porque ella no dejaba de reír. Una descarga de cierta envidia me sacudió.

- ¿Estás bien? –me preguntó Natalia.

- ¿Eh? Sí, sí... estoy bien.

- ¿Es ella?

- Sí, es Ana, mi ex novia, y... está con Carlos.

- ¿Quién es Carlos?

- Mi hermano.

- Creía que Ana había salido de tu vida.

- Yo también lo creía... –en ese momento Carlos fue a la cocina y liberó a Ana-. ¿Me disculpas un segundo? Ahora vuelvo –le dije a Natalia.

Antes de que Natalia pudiese responderme, yo caminaba en dirección a Ana. Nuestras miradas se cruzaron. Ana apartó su mirada y emprendió una sutil huída en dirección a Raquel y Pedro. La intercepté.

- Hola –dije con una sonrisa.

- Hola.

- Me alegro de verte.

- No puedo decir lo mismo, estoy aquí por...

- ¿Carlos? –interrumpí yo.

- Eso es –dijo con cara de pocos amigos.

- Veo que os lleváis muy bien. ¿Ya has comprobado cuál de los dos folla mejor? –dije arrastrado por una repentina descarga de celos.

- No voy a responder a tus ataques. Ni siquiera tú sabes lo que quieres, pero afortunadamente yo ya no tengo nada que ver en tu vida –respondió Ana con frialdad.

- Lo siento, no quería ser tan brusco, simplemente me gustaría que supieses que puedes contar conmigo para lo que necesites. Podemos ser amigos... –dije consciente de la estupidez que acababa de decir.

- Juan, tú y yo por no ser no somos ni enemigos. Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de mí, es fácil, te lo aseguro... yo ya me he olvidado de ti. Ni siquiera me he molestado en odiarte como te dije, la indiferencia es mucho más sana. Te deseo lo mejor, y ahora si me disculpas...

Ana se reunió con Raquel, que parecía haber estado atenta a nuestra conversación y me lanzó una fulminante mirada. A pesar de que me dolía ese acercamiento entre Carlos y Ana, me alegré al verla animada, al saber que no me guardaba rencor. Lo que no encajé tan bien fue esa indiferencia, ¿tan poco valía para Ana?

Cuando empezaba a recuperarme de aquella conversación, otro detalle llamó mi atención. Toni estaba sentado junto a Humberto en uno de los sofás. Mi amigo parecía estar bromeando con aquella especie de perra caliente estridentemente vestida y teñida. Cuando Toni se levantó la camiseta dejando a la vista sus poderosos abdominales y la manaza de Humberto se posó sobre ellos comprobando su firmeza, una descarga asco me removió el estómago. No pude contenerme y me acerqué a ellos.

- Toni ¿tienes un momento? necesito que me ayudes en la cocina –mentí yo.

- Claro –respondió con una sonrisa- enseguida vuelvo Humberto.

the life of anotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora