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Han pasado unos días desde la ruptura con Ana y en este tiempo las cosas han cambiado bastante. Al día siguiente a nuestra conversación, el tema de la ruptura era de dominio público. Los padres de Ana llamaron a mi madre para preguntar por lo sucedido, incluso quisieron hablar conmigo, algo a lo que yo me negué en redondo. No estaba dispuesto a que terceras personas se entrometieran en el asunto.

Las reacciones en mi entono más próximo no se hicieron esperar. Mi madre me interrogó sobre lo sucedido, insistió en que fuese lo que fuese seguramente podíamos arreglarlo. Incluso se ofreció a hacer de mediadora. Mi hermano estuvo también en esa línea. Me dijo que el final se veía venir desde hacía días y me apoyó en la decisión, aunque no estuvo nada de acuerdo en la brusquedad con la que planteé la ruptura.

Mis amigos no se pronunciaron en un principio, pero cuando Ana difundió el motivo de la ruptura, mi supuesta infidelidad con otra chica, todos cerraron filas entorno a mi ex novia. En pocas palabras me dieron la espalda. Era de esperar, y la verdad es que no me importó. Prefería que la gente pensase que era un cabrón por liarme con otra, a que mis encuentros con Toni y Javier saliesen a la luz.

Toni me mandó un SMS para darme su apoyo por mi decisión. Le respondí diciéndole que no se confundiese, que mi ruptura con Ana no tenía nada que ver con nuestros encuentros. Jesús me llamó para echarme un bronca monumental por mi manera de romper con Ana. Me dijo también que como Ruth y ella eran amigas, quizás estaríamos un tiempo sin vernos, pero cuando las cosas se calmasen todo volvería a la normalidad. Excusas. Ni si quiera me había agradecido lo que hice por su reconciliación. Pedro no dio señales de vida, supongo que bien amaestrado por Raquel. Emma me invitó a comer, intentó sacarme todo lo que quería saber y terminó por decirme que le había hecho mucho daño a Ana y que ahora mi ex necesitaría el apoyo de todos sus amigos. Excusas. De Iván no tuve noticias, aunque las dos veces que lo vi con Ana en la facultad me dejaron muy clara cual era su postura. Buitre, majestuosa ave carroñera.

No les reproché nada. Ante esa situación había que posicionarse y mi ex novia parecía haberlo dejado claro: o con ella o contra ella. Ana era la víctima y yo el verdugo. Mis amigos decidieron dar su apoyo a Ana y esperar que las aguas se calmasen para reestablecer su relación conmigo. Pero en todo hay excepciones, y esta vez Jordi se desmarcó del resto. Su apoyo fue fundamental para que no me hundiera en los reproches de mis otros "amigos". El sábado me llamó mientras estaba en casa preparando el temario de un examen parcial.

- Oye tío, te llamo para invitarte a una pequeña fiesta en casa de un amigo.

- Uff... no estoy de humor Jordi. -Dije yo sinceramente.

- Por eso Juan, te vendrá bien salir un poco. Joder, que sólo has roto con ella, que no la has matado y enterrado en la cuneta de una carretera comarcal. Deja ya de atormentarte. Tus motivos tendrías.

- Ya, pero nadie lo entiende...

- Juan, tienes que dejar de lamentarte, el tiempo pone las cosas en su sitio. Cuando Ana esté más animada todo volverá a la normalidad. En este momento es lógico que vuestros amigos en común le den su apoyo.

- Eso espero... y bien, ¿dónde es la fiesta? –Dije yo pensando que quizás me vendría bien salir un poco.

- Así me gusta Juan. La fiesta es en el ático de un amigo. De Rafa, no sé si le recuerdas, ha venido a alguna cena con el grupo. Tiene una tienda de cómics, juegos de rol y este tipo de cosas en el centro de Barcelona.

- Pues sí, me suena el nombre. Está bien, iré. ¿A qué hora te pasó a buscar?

- A ver... ¿a las diez te va bien?

- Perfecto Jordi, nos vemos a las diez. –Contesté yo.

- Juan eres cojonudo. Te veo luego.

Después de la llamada decidí hacer una pausa y bajé a la cocina para beber algo. El resto de la tarde fue realmente aburrida. Ni una llamada de mis amigos. Mi hermano que había salido con unos amigos no llegó hasta la hora de cenar. Mi madre volvió de la compra a las ocho, y los tres cenamos juntos en la cocina. Después Carlos se marchó otra vez. Sobre las nueve y cuarto me fui yo.

the life of anotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora